Series míticas: Con ocho basta
Una familia numerosa y muchos problemas de convivencia. Tal eje argumental, que podía pertenecer tanto a La familia Partridge como a La tribu de los Brady, fue el pilar temático de una de esas series que entraron a formar parte de la cotidianeidad de los televidentes, entre 1977 y 1981. ¿Quién no recuerda a los Bradford, su partido de rugby amateur y los avatares que se traían en su inmueble ubicado en San Francisco? La cadena estadounidense ABC se apuntó un tanto sobre sus competidoras, con la emisión de los 112 episodios -distribuidos a lo largo de cinco temporadas- de los que constó Con ocho basta, a los que siguieron varios telefilmes destinados a comprobar cómo iban envejeciendo los personajes. Y así, entrega a entrega, Tom, Abby, David, Mary, Joanie, Susan, Nancy, Elizabeth, Tommy y Nicholas se ganaron por méritos propios un lugar especial en las enciclopedias de la pequeña pantalla.
SERIES PARA TEENAGERS
Todo comenzó un 15 de marzo de 1977, cuando el mencionado canal norteamericano emitió el capítulo piloto de un proyecto elaborado por el guionista William Blinn para Lorimar Production (la misma firma que había sustentado la grabación de Los Waltons). En esa primera toma de contacto con la audiencia, los responsables del serial confiaron en el tirón comercial de un actor emergente llamado Mark Hamill, quien encarnaba la parte del mayor de los vástagos, el honrado David. El rubio intérprete iba a ser uno de los protagonistas de la empresa, pero las cosas se torcieron cuando George Lucas se puso en contacto con él para que se metiera en la piel de Luke Skywalker, en La Guerra de las Galaxias; revés que para nada tumbó la idea inicial de sacar adelante las vivencias de los Bradford.
La buena acogida del estreno animó a los creadores a probar con el desarrollo de Con ocho basta, y eso que –junto a la deserción de Hamill– tuvieron que superar el fallecimiento de Diana Hyland (quien hacía de la matriarca del clan, Joan Wells Bradford) y los cambios en los rostros de Tommy (Chris English, en el episodio inaugural) y Nancy (Kimberly Beck, en la apertura). Sin embargo, tras superar los diversos avatares a los que se vieron abocados, los productores supieron dar con un reparto inolvidable, compuesto por profesionales destinados a transformarse en estrellas de la noche a la mañana. Un elenco que gozó del ansiado tirón entre el público adolescente y juvenil, espectro poblacional al que iba dirigida la serie.
La historia central, por lo demás, era de una simpleza verosímil; la cual se nutría semanalmente de los problemas habituales que cualquier familia norteamericana de clase media podía padecer en la época de la liberación sexual, los cambios internos en las relaciones consanguíneas, la aparición de las drogas y las convulsiones sociales de la era post-Vietnam. En el centro de la cadena genética se hallaba Thomas Bradford, un columnista del inventado Sacramento Register al que se le venía el mundo encima al tener que educar a sus ocho vástagos, después de la imprevista muerte de su esposa. Este personaje recayó en las manos de Dick van Patten, un secundario fogueado en títulos como Las calles de San Francisco y Vacaciones en el mar, que tuvo en el papel del periodista californiano la mejor oportunidad de su extensa carrera.
Aunque en su tarea no estaba solo, ya que los guionistas construyeron rápidamente la sustituta perfecta de la malograda Joan: una maestra de armas tomar bautizada Sandra Sue “Abby” Abbott, caracterización que le fue entregada como un regalo a Betty Buckley (quien ya había dado muestras de su talento frente a las cámaras en películas del tipo de Carrie).
LOS OCHO HIJOS
No obstante, y pese al irreemplazable trabajo de Van Patten y Buckley, fue la labor de los intérpretes que hicieron de los jóvenes Bradford la que otorgó a Eight Is Enough su enganche con los espectadores. Un grupo de rostros que tuvieron en el serial su lanzadera de promoción, aunque al final la suerte no acompañó a sus carreras mucho más allá de su participación en la producción televisiva. No obstante, es recomendable recordar quiénes eran.
David.- Grant Goodve
El sustituto de Mark Hamill en el rol de David no se resintió de la popularidad de su precedente. Goodve demostró las tablas necesarias para hacerse con el trabajo, y pronto consiguió que pocos recordaran al chaval rubio de Star Wars. Tal fue la afinidad de Grant con el papel que incluso puso voz a la sintonía original desde la tercera temporada. Una vez cancelada Con ocho basta, el intérprete nacido en Connecticut continuó paseando su físico por la pequeña pantalla, en empresas tan populares como Se ha escrito un crimen, La isla de la fantasía y Crimes Of The Post.
Mary.- Lani O’Grady
Fallecida en 2001, la astuta y coherente Mary ya había participado en numerosas series antes de recalar en Con ocho basta. Entre ellas, una de las más nombradas es El Gran Chaparral. O’Grany siguió en la profesión hasta 1990, cuando grabó Days Of Our Lives.
Joanie.- Laurie Jean Walters
La más alocada de los Bradford alcanzó el punto máximo de su fama en Con ocho basta, tras la cual sus seguidores pudieron disfrutarla en colaboraciones secundarias en Cheers, Autopista hacia el cielo y Colombo. Como apunte, resulta curioso que cuando Laurie trabajó en Eight Is Enough acreditaba un año más que Betty Buckley (treinta por veintinueve primaveras, y eso que eran supuestamente hija y madrastra).
Susan.- Susan Richardson
Richardson era la simpática Susan, quien se casó en la ficción con el jugador de béisbol Merle La Perla. Esta chica de cabellos claros y sonrisa franca llegó a Con ocho basta con un currículo que incluía participaciones en filmes como American Graffiti y Ha nacido una estrella. Al final, Richardson se retiró para dedicarse a su vida privada las veinticuatro horas al día.
Nancy.- Dianne Kaye
Dianne tenía todo para triunfar. Era la más guapa de los Bradford y poseía un buen cuerpo. Virtudes que la ayudaron para colaborar en una película de Steven Spielberg (1941). Sin embargo, la popularidad se le acabó pronto y sólo le alcanzó para meter su exuberante belleza en seriales de la catadura de Flamingo Road, Gliter y Diagnóstico: Asesinato.
Elizabeth.- Connie Needham
La singular y batalladora Elizabeth era una muchacha de larga melena y rasgos exóticos, a la que le iba más el baile que la dramaturgia. Quizá por eso, Connie no dudó en entrar en la escuela de Fama, y en dejar posteriormente su carrera como actriz por la de profesora de danza.
Tommy.- Willie Aames
Fue un galán teen de finales de los setenta y principios de los ochenta. Pero las malas elecciones le llevaron por el camino erróneo. De entre los títulos en los que se metió tras Con ocho basta sólo Paradise puede considerarse de cierta altura. Y eso que de niño había formado parte de series tan potentes como Hombre rico, hombre pobre y Los Waltons. Ya en plena madurez, Aames ha sabido reciclarse en el mundo del doblaje, y sigue intentando alimentar su sueño de triunfar en la música.
Nicholas.- Adam Rich
Tenía ocho tacos cuando participó en Con ocho basta, y el ser una estrella infantil le pasó factura al crecer. Lo último que se le conoce a Adam en televisión fue una colaboración en Los vigilantes de la playa, en 1993.
Intro de la temporada cuatro de “Con ocho basta”