Series míticas: Los Protectores de Gerry Anderson
Cuando los pantalones campana hacían furor y las tonadas de Al Stewart copaban las radiofórmulas, Gran Bretaña arrasaba televisivamente con sus seriales de aventuras. El regreso de El Santo, Los profesionales, Jason King, Los Nuevos Vengadores, Los persuasores… todos estos productos mantenían al personal atado en las butacas de su salón, a base de imaginación y agradables dosis de actividad salpicadas con tramas realmente adictivas. Sobresalir en un panorama tan plagado de calidad e inventiva no era fácil, pero Gerry Anderson consiguió destacarse de sus colegas con un sello de producción propio y tocado con la varita del éxito.
El creador audiovisual ya había empezado a despuntar a finales de la década de los sesenta, aunque fue en la decena siguiente cuando obtuvo su mayor reconocimiento por parte de un público entregado, semana a semana, a sus obras de indudable talento. De entre su extenso y nada despreciable trabajo, Los protectores fue una serie que marcó sin lugar a dudas un hito en su carrera, y -por añadidura- en la historia de la tele en las islas y el Viejo Continente.
Inaugurada en 1972, la historia seguía las hazañas de un terceto de buscavidas y defensores de la justicia que descubrían los más sorprendentes casos en calidad de agentes privados. Desde Londres al resto del mundo, el norteamericano Harry Rule (Robert Vaughn, quien se incorporó tras su hit en la pequeña pantalla con El hombre de CIPOL), la italiana condesa Di Contini (Nyree Dawn Porter, conocida en esos momentos por ser una de las protagonistas de La saga de Forsithe) y el playboy francés Paul Buchet (Tony Anholt, al que los espectadores luego pudieron disfrutar en la piel del inolvidable Tony Verdeschi, de Espacio 1999) anulaban a los malos y protegían a los inocentes, con una elegancia y un bon vivant que ya querrían para sí muchos de los vip de mercadillo que pueblan las páginas de las revistas de sociedad.
La producción se prolongó hasta 1974 en episodios de media hora de duración, siempre prologados por una sintonía que aún hoy en día muchos recordarán: el Avenues and Allyways, de Tony Christie (disponible en youtube). Tirón de orejas para la industria del DVD en España, que aún no ha comercializado tan impactante obra de culto en formato tv.