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La eléctrica musa de David Fincher, en Los hombres que no amaban a las mujeres y La red social, tiene una agenda profesional que echa humo, en cuanto a proyectos con directores de relumbrón y tronío se refiere. Mientras su nombre suena con fuerza para ser uno de los rostros en el nuevo y esperado trabajo de Spike Jonze y Charlie Kaufman; la chica a la que persiguió en 2010 el hombre de las cuchillas de Pesadilla en Elm Street está estos meses metida de lleno en el rodaje de Lawless: título de sudoroso costumbrismo que alimentará en breve la filmografía de Terrence Malick.
El realizador de Malas tierras era de los que se prodigaban menos en las pantallas que Paris Hilton en la biblioteca de su localidad, pero la próxima incorporación en club de los tipos en la setentena parece que le está insuflando inspiración cinematográfica al cerebro de El árbol de la vida; ya que, junto a la mencionada cinta que graba con Rooney Mara, este señor con sombrero a lo cowboy tiene en la nevera la intimista The Burial (nombre aún no confirmado del todo) y el existencialista documental Voyage Of Time.
La escena musical de la ciudad texana de Austin y los conflictos humanos arropados por un triángulo amoroso son los vértices de la historia coral que conforma Lawless, guion escrito por el propio Malick del que todavía se desconocen los vértices esenciales (técnica rutinaria que suele utilizar el cineasta estadounidense, a la hora de tratar cada una de sus empresas artísticas de cara a la prensa).
Pero, a falta de datos relativos al argumento y a la evolución de los personajes en él; lo que sí se puede adelantar es el reparto, que en esta ocasión concita una larga lista de rostros cotizados al alza en la escena hollywoodiense. Con la cada vez más solicitada Mara (su caracterización de Lisbeth Salander le supuso el reconocimiento de una industria a la que ya estaba llamando a las puertas con insistencia) al frente del elenco; el cuadro se completa con los no menos mediáticos Ryan Gosling (el chico de moda entre las preferencias de los mandamases de la Meca de Cine ha sido recientemente fotografiado en el set, ataviado con chupa de cuero oscura y gafas de perdonavidas), Natalie Portman, Christian Bale (quien ya colaboró con el responsable de Días del cielo en El nuevo mundo), Wes Bentley (Las cuatro plumas) y Cate Blanchett (El señor de los anillos), entre otros.
Esta tendencia a reunir a estrellas de tirón más que evidente en las taquillas planetarias ha prendido hondo en el esquema creativo del graduado en Filosofía por la Universidad de Harvard. Una característica que igualmente ha mantenido en el plantel de su anterior largometraje, The Burial; donde compartieron plano y localizaciones, entre otras celebridades, Rachel McAdams (la amnésica joven de Todos los días de mi vida), Ben Affleck (en un intento por reivindicar su faceta como actor), Michael Sheen (The Queen), Rachel Weisz (Detrás de las paredes) y el español Javier Bardem (el intérprete se metió en la piel del padre Quintana). Todos los convocados se pusieron a las órdenes de Malick para levantar el relato de un hombre y una mujer, cuyos sentimientos de entrega mutua se ven amenazados por un entorno hostil y confuso.
Incluso a la hora de plantearse un documental, el autor de la traducción a imágenes en movimiento de La delgada línea roja sigue apostando por el fetichismo que le proporciona su relación con el star system. De esta forma, la elaboración de Voyage Of Time, que versa sobre el nacimiento y futura defunción del universo, ha contado con las voces –en calidad de narradores- de los cotizados Brad Pitt y Emma Thompson. Este fresco audiovisual metamorfoseado en ensayo fue montado por el sureño nada más terminar The Burial.
Puede que a Mr. Terrence no le vaya mucho prodigarse por las alfombras rojas y regodearse en la vanidad que suele lubricar el negocio del séptimo arte; pero, a lo largo de más de tres décadas curriculares tras las cámaras, el norteamericano nunca había filmado tantas secuencias como ahora. Tal vez, el frenesí sirva para redondear una carrera -por lo menos- sin mácula y coherente, que ha conseguido mantener el interés del personal hasta este 2012.
