Rogier van der Weyden instala en El Prado su Cristo moribundo

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Rogier van der Weyden es objeto de una de las exposiciones de la temporada, en el Museo del Prado de Madrid. La pinacoteca de la Villa y Corte reúne algunas de las obras más conocidas del artista flamenco, para completar un recorrido intenso y sorprendente.

Rogier van der Weyden ilustró una visión más humana de los episodios bíblicos
Rogier van der Weyden ilustró una visión más humana de los episodios bíblicos

La sangre en el costado era dolorosa, como ácido de pasión cayendo por el torso de un Nazareno con ansias de redimir a los hombres.

Debajo del aspa romana, la Virgen María asiste con lágrimas inconsolables al fallecimiento del ser al que más amaba en la Tierra, mientras Juan El Evangelista eleva la mirada para encontrar las pupilas inertes del rabí nacido en Belén, el hijo de Dios moldeado con cuerpo carnoso y alma celestial.

Estas tres figuras llenan con su gestualidad trágica el decorado descrito en El Calvario, una de las obras monumentales del pintor flamenco Rogier van der Weyden (Tournai, Bélgica, hacia 1399- Bruselas, 1464), la cual muestra su luminosa faz de espectrales trazos, después de cuatro asfixiantes años de restauración.

Rogier van der Weyden llegó a ser el pintor oficial de Bruselas, en 1435
Rogier van der Weyden llegó a ser el pintor oficial de Bruselas, en 1435

Una tabla emblemática e hipnotizadora que se ha convertido en el eje coyuntural de la magna exposición dedicada al artista de los misterios relativos a la agonía de Jesús, el hombre que con sus pinceles se acercó a la fisonomía vulnerable de una religión misteriosa y esquiva.

En definitiva, un laberinto de escenas sacras, que tienden sus miembros de divinas sombras en la Sala C del Edificio de Los Jerónimos, ubicada en el interior del Museo del Prado de Madrid.

ROGIER VAN DER WEYDEN CONVERSA CON LA ETERNIDAD

Hasta el próximo 28 de junio, los espectadores tendrán la ocasión de contemplar un conjunto de piezas únicas en su importancia histórica, pilares de la plástica heredada en los callejones seductores de paletas tan magistrales como las de El Bosco y Jan van Eyck.

"El Tríptico de la Crucifixión", de Rogier van der Weyden, es una obra cargada de sensibilidad y misterio
“El Tríptico de la Crucifixión”, de Rogier van der Weyden, es una obra cargada de sensibilidad y misterio

Van der Weyden era un artista meticuloso y visionario, capaz de trascender más allá de su propia época para juguetear con la tridimensionalidad, como si en el lapso entre los siglos XIV y XV hubiera posibilidades de garantizar volúmenes pictóricos nunca enunciados en los manuales del momento.

Ese universo casi mágico de esencias bíblicas envuelve la obra del hijo de cuchillero, y la sitúa en una estela que los creadores de los Países Bajos supieron experimentar con particular fuerza, muy por encima de los trabajos compuestos en otras latitudes.

Los estudiosos saben que el maestro belga adquirió la técnica profesional de la mano de Robert Campi, que llamó muy pronto la atención de las grandes casas nobiliarias de Bruselas, que viajó por Italia y que concebía el arte como una virtud prendida de las musas catedralicias.

Tales disposiciones de ánimo debieron inspirar al autor de La Madonna de Durán, mientras dotaba de colores y claroscuros a las telas desnudas en las horas somnolientas de los fríos amaneceres de Flandes. Allí, con el silencio de la paleta y el pincel, Rogier van der Weyden imaginó la singular tortura de su Cristo a punto de resucitar: tan cercano como excelso, tan quebrado como sereno.

Rogier van der Weyden logró la admiración de las casas nobiliarias más importantes entre los siglos XIV y XV
Rogier van der Weyden logró la admiración de las casas nobiliarias más importantes de Europa, entre los siglos XIV y XV

Una imaginería con destino de sepultura, que El Museo del Prado ilustra a través de famosas secuencias, como El Descendimiento, La Virgen con el Niño, La Crucifixión del retablo de Nuestra Señora de Belén de Laredo (Cantabria), El Tríptico de Miraflores, El Tríptico de los Siete Sacramentos… Y a las que acompañan en su discurso colegas gremiales como el mencionado Robert Campin, Nuno Gonçalves y Juan de Flandes.

La contemplación de las pinturas de Rogier de la Pasture da una idea clara sobre cómo el suspense de lo intangible es susceptible de afinar los acordes de un lienzo, los susurros de una tabla.

En ese universo de lo sutil, el maestro belga obtuvo los galones de los doctorados sensibles. Dignidad solo al alcance de los espíritus realmente comprometidos con la plástica: los que laboran sin restricción alguna en sus insinuaciones, ni egocentrismo de intelectualidades oscuras y vacías.

"El Calvario", de Rogier van der Weyden, es el motor principal de la muestra del Prado, ya que se ve por primera vez tras su complicada restauración
“El Calvario”, de Rogier van der Weyden, es el motor principal de la muestra del Prado, ya que se ve por primera vez tras su complicada restauración

Más información en

http://www.museodelprado.es/exposiciones/info/en-el-museo/rogier-van-der-weyden-y-los-reinos-peninsulares

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