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Priscilla, reina del desierto despliega su universo multicolor en el Nuevo Teatro Alcalá. Miguel Antelo adapta un titánico espectáculo en el que comparece parte de la banda sonora de las últimas décadas.
¿Qué es eso que circula por la M-30 procedente de un desierto australiano no identificado? ¿Es un canguro disfrazado de Tina Turner? ¿Es un platillo volante tripulado por alienígenas del planeta Drag? ¿Es una camioneta hippy surgida de una comuna sesentera con hierba en el depósito?
No, es un autobús de diez toneladas llamado Priscilla, que ha venido a Madrid a velocidad de crucero para quedarse un tiempo –desde su llegada el pasado 2 de octubre– en el Nuevo Teatro Acalá (esquina de la calle Alcalá con Jorge Juan). Un montón de canciones conocidas es su moneda de peaje, pago que los ocupantes del vehículo verán resarcido con el apoyo energético de los habitantes de la Villa y Corte.
PRISCILLA Y LAS PLATAFORMAS
En 1994, una colorista película de nacionalidad oceánica -titulada “Las aventuras de Priscilla, la reina del desierto“- arrasó en las taquillas de los cinco continentes.
El culpable del hecho fue el director Stephan Elliott, quien dio cuerpo a una vitalista historia protagonizada por tres drag queens con mucha marcha en el esqueleto.
Guy Pearce, Terence Stamp y Hugo Weaving transformaron su habitual apariencia de macho men, para vestirse con las telas de unos artistas del espectáculo que entonaban éxitos de Abba, Gloria Gaynor y Village People al ritmo de unas plataformas imposibles de calzar.
El filme obtuvo numerosos premios y millones entradas vendidas, lo que animó a sus creadores para intentar la aventura teatral: proyecto que pusieron en funcionamiento Elliott y su compañero Allan Scott.
La traslación efectuada en 1996 requirió una revisión de los temas de la banda sonora, a la que se sumaron algunos hits de gente como Madonna (Material Girl) y Cyndi Lauper (Girls Just Wanna To Have Fun), todo para dar mayor espectacularidad a los números musicales.
El rápido éxito de la empresa hizo que las representaciones saltaran del Lyric Theatre de Sydney al resto de las plazas internacionales (Londres, París, Nueva York…): una apuesta que desembarca casi veinte años después en Madrid, de la mano de SOM Produce, Nullabor Productions (Garry McQuinn, Michael Hamlyn y Allan Scott) y MGM ON STAGE.
Escoltado por un autobús robotizado y camaleónico de diez toneladas, cuarenta artistas, quinientos trajes y doscientas pelucas; el show comenzó su carrera en la Villa y Corte el pasado 2 de octubre, con la dirección de Miguel Antelo y la experiencia de Ángel Llácer. Un dúo con química profesional hasta en los tacones, el cual vierte sus inspiraciones pop sobre el trabajo del nutrido elenco, que encabezan Mariano Peña, José Luis Mosquera, Jaime Zatarain, Christian Escudero y David Muro.
No obstante, pese a que la pátina de excitación bailonga con espíritu de karaoke se sitúe por delante de los demás elementos, lo más importante del libreto original es el lado humano y afectivo que transmite el intenso relato.
Más allá de la simple identificación sexual de los personajes principales, la historia del trío drag con destino a un oasis en Alice Springs gana enteros a través de la materialización de las relaciones de estos tipos, al compás de sus sonrisas y lágrimas, de sus confesiones frente a luces tenues, de sus frustraciones y de sus sueños alentados por la huida progresiva de la levedad.
Así, Priscilla se erige como una alternativa para la existencia: un camino construido con estribillos de libertad, arqueado por los cantos rodados de los juicios propios y ajenos.
En definitiva, una utopía donde sobrevivir se convierte en la cuestión más importante… Justo como pregonó Gloria Gaynor a principios de los setenta.
Vídeo de “Priscilla, reina del desierto. El musical“, proporcionado de TicketmasterEs
Más información, entradas y horarios en http://www.priscillaelmusical.es
