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Aunque Pipilotti Rist trabaja y reside en Zürich desde hace tiempo, la arista multimedia acumulaba cerca de quince años sin exponer en la urbe de la Iglesia de San Pedro. Un período de ausencia que la creadora ha dado por finiquitado con la extensa muestra que ocupa el interior de la Kunsthaus, desde el 26 de febrero. Hasta el próximo 8 de mayo, los visitantes podrán experimentar las atmósferas envolventes de esta revolucionaria de las imágenes, dentro de un ingenioso recorrido sobre las propuestas de la helvética.
Gulliver o Alicia se sentirían a las mil maravillas en medio del universo concitado por Your Saliva Is My Diving Suit in the Ocean of Pain. Bajo este título, la Kunsthaus de Zürich esconde un bosque multicolor, películas de vídeo emulsionadas por la distorsión voluntaria e instalaciones esculpidas en el plinto de las fantasías fabuladoras.
Todo un escaparate que bien podría haber inspirado a los personajes ideados por Jonathan Swift y Lewis Carroll, y cuya mente gestora es la de la efervescente Pipilotti Rist.
Casi tres décadas contemplan el currículo de esta señora con espíritu iconoclasta, la cual se ha hecho famosa por poner a la cultura contemporánea en el banquillo de los acusados; unas veces para dictar veredicto de culpabilidad satírica, y otras para otorgar la libertad condicional a los espíritus determinados por el comportamiento colectivo. Claves que pivotan en el eje de coordenadas que tiran de la vitalista retrospectiva pensada por la Kunsthaus.
PIPILOTTI RIST REIVINDICA SUS ESCENAS URBANITAS
A punto de cumplirse los seis lustros de una de sus piezas más famosas (el vídeo I’m Not The Girl Who Misses Much, elaborado en 1986), la artista suiza ha conseguido juntar un inmenso paisaje de poéticas visuales diversas, definido por el mestizaje estilístico como norma rectora. Bien en el terreno del performance, en el de las esculturas mastodónticas, el de las pantallas psicológicas o en el de las pintadas teñidas de irónico conceptualismo; Pipilotti ha dedicado su vanguardista pulso a imaginar espacios surgidos de la nada, como construidos mediante aquelarres de colores, curvas y materiales evocadores.
Estos ingredientes, más otros de similar pelambre, conforman la extensa exhibición bautizada rotundamente bajo el lema de Your Saliva Is My Diving Suit In The Ocean Of Pain; y en la que sus organizadores han sudado gotas de Arte, para representar adecuadamente el inmenso espectro que surca la existencia profesional de la creadora de Grabs.
Un recorrido ajardinado en el que es posible toparse con célebres obras con el peso escenográfico y galerístico de Pickelporno, Spy My Oean, Even Is Over All o Worry Will Vanish Horizon (instalación inédita en Zürich). Y cuyo colofón lo pone el trabajo más reciente de la chispeante lady: el espectacular Pixelwald (Bosque de píxeles), pieza terminada en 2016. Precisamente, este enorme trabajo de naturalezas artificiales es uno de los que más llaman la atención de los espectadores, con sus 3.000 bombillas LED cambiando continuamente de color, para dar la sensación de hallarse en el interior de una selva fantasmal, en la que no desentonaría el fauno de Las crónicas de Narnia.
Inagotable y divertida, Pipilotti Rist parece crecer exponencialmente cuando ubica sus inteligentes secuencias en la ciudad en la que nació su admirado Ignaz Heim. Una city que vive con inusual pasión sus cuentos contemporáneos y su brillante figuración narrativa.
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