Philip Guston revoluciona la Tate

El pintor canadiense, uno de los creadores norteamericanos más importantes de la segunda mitad del siglo XX, es objeto de una vasta retrospectiva, en la Tate Modern londinense. La amplia selección de trabajos muestran el compromiso del artista nacido en Montreal por luchar contra el racismo y los mensajes de naturaleza fascista, siempre con la fuerza que emanaban sus impactantes murales, lienzos y dibujos.

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Philip Gustom
Philip Guston fue un creador en continua evolución/ Foto: The Line, 1978. Promised gift of Musa Guston Mayer to Metropolitan Museum of Art, New York/ The Estate of Philip Guston, courtesy Hauser & Wirth/ Tate Modern

Philip Guston supo como pocos diseñar su propia trayectoria profesional, pese a estar tentado por la admiración que despertaban en las masas y en los galeristas colegas de la misma generación tan aclamados como Mark Rothko y Jackson Pollock. El talento de este pintor nacido en Montreal, Canadá, en 1913, y fallecido en Nueva York, en 1980, estuvo constantemente sujeto a las necesidades de su paleta, sin caer en los convencionalismos de integrarse en corrientes y modas aceptadas como atomizadoras por el mercado internacional. Por semejantes decisiones, sustentadas por su innegable brillantez plástica, el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros se refirió a él como uno de los creadores más importantes en la convulsa Norteamérica del siglo XX.

Cuarenta y tres años después de su muerte, la Tate Modern londinense acoge una exposición elocuente y deslumbrante sobre la imaginación de este pintor canadiense, el cual surfeó por las décadas subido con anclajes a su interminable sabia inspiradora. Un hombre que exhibió sus innegables dotes visuales para triunfar en la abstracción devastadora del expresionismo estadounidense durante sus primeros años de carrera con el caballete y el lienzo; para luego cambiar sus señas de identidad, a través de la inclusión de una figuración urbana y casi pulp, como si los tiempos del underground de finales de los sesenta le indicaran que debía modificar el rumbo de sus necesidades plásticas.

Philip Guston
Philip Guston comenzó a frecuentar el arte figurativo desde 1967/ Foto: Female Nude with Easel, 1935. Promised gift of Musa Gaston Mayer to The Metropolitan Museum of Art, New York/ The Estate of Philip Guston, courtesy Hauser & Wirth/ Tate Modern

Ese poso irreductible y expansivo de las obras de Philip Guston en las generaciones posteriores de artistas es lo que intenta enfatizar la antigua central eléctrica de la urbe del Támesis, con esta ambiciosa exhibición (la más completa sobre el arte de PhG que se celebra en Reino Unido desde hace dos décadas). Un laberinto de imágenes y secuencias, en el que el protagonismo lo ejercen sus figuras encapuchadas (seres que simbolizan la denuncia contra el racismo, la persecución y la limitación de la libertad de acción y pensamiento).

PHILIP GUSTON DOMINA LA ANTIGUA CENTRAL ELÉCTRICA CAPITALINA CON SUS MENSAJES CONTRARIOS A LA MARGINACIÓN Y AL FASCISMO

El juego constante entre las piezas ideadas por Guston y este distópico siglo XXI, en el que términos como genocidio y segregación racial vuelven a estar tristemente de moda, se antoja como una inteligente propuesta para establecer la edénica utopía que el propio artista concebía como imposible de alcanzar. Primero mediante su abstracción deudora de un sinfín de pesadillas acuciantes y reales, y luego a través de unos maniquíes perdidos en los procelosos escenarios de la desidia humana, el pintor canadiense sentó las bases de un arte oscuro y visceral. Un conjunto de secuencias que denuncian el supremacismo racial de Estados Unidos, a la vez que instala el debate en la batalla sin cuartel contra el fascismo.

Las pinceladas de Philip Guston no están lanzadas arbitrariamente sobre la superficie blanca del lienzo y de la cuartilla de papel, sino que revelan el pulso de alguien empeñado en transitar un puente que va de lo personal a lo colectivo, del humor a la tragedia, del anonimato ciudadano a las demandas políticas.

Philip Guston
Philip Guston llegó ser considerado en un plano parecido al de Modrian, Monet, Rothko y Pollock/ Foto: If this Be Not I, 1945. Mildred Lane Kemper Art Museum purchase, Kende Sale Fundation, 1945/ The Estate of Philip Guston, courtesy Hause & Wirth/ Tate Modern

Las diferentes salas que exponen las obras del creador nacido en Montreal dejan constancia del compromiso irrompible de Guston hacia la sociedad en la que le tocó vivir.

Bajo la tesis establecida, la contundencia de su mural The Struggle Against Terror o sus incursiones sorprendentes en el terreno del cómic ayudan a configurar la imaginería de este ilustre representante del simbolismo contemporáneo. Un estilo con personalidad acerada y pigmentada, que huyó de las comodidades impostadas por los movimientos aceptados como tales.

Al contemplar la muestra de la Tate Modern es posible entrever las fracturas emocionales de un mundo cada vez más enconado en los odios intestinos, y en las actitudes francotiradoras contra la aceptación de los que profesan una cultura diferente a la nuestra. Un universo, en definitiva, que adolece de una mayor comprensión humana, y que Guston enfocó con sus obras hacia la necesaria superación de las fronteras marginadoras y criminales.

Nota: La muestra dedicada a Philip Guston estará en la Tate Modern de Londres hasta el 25 de febrero de 2024.

Más información, entradas y horarios en

https://www.tate.org.uk

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