Paolo Sorrentino, forever young
Paolo Sorrentino trabaja para poner a punto su nueva película, tras el éxito de “La gran belleza“. Una cinta cargada de recuerdos titulada “La Giovinezza“.
Acreditar en el carné más de setenta años no es motivo para no imaginar cómo será el futuro.
Cuando la experiencia de un pasado longevo en nostalgias se une al presente tornasolado por las arrugas, los años venideros se atisban con una claridad que la bisoñez de la hidalguía es incapaz de proporcionar.
Pese al olvido del que son víctimas propicias los personajes mayores de cincuenta primaveras en el Hollywood de las pieles tersas y la pirotecnia adolescente, la industria audiovisual europea parece ser la más válida para interpretar el paso del tiempo en los hombres y las mujeres (por algo está ubicada en el Viejo Continente), una consecuencia lógica de la singladura existencial que ni las cremas reparadoras pueden evitar.
En ese terreno de reflexión constante de las emociones contemporáneas, el italiano Paolo Sorrentino se ha convertido título a título en un especialista de las conciencias cansadas, un agudo cirujano de la degradación mediática que lastra la salud de las sociedades urbanas.
La recientemente oscarizada movie La gran belleza, la triste crónica del desengaño bautizada Un lugar donde quedarse y la sátira política Il divo atestiguan el frenesí analítico que caracteriza la carrera del creador napolitano de cuarenta y cuatro tacos.
Un currículo que el transalpino aumentará en dimensiones psicológicas en cuanto finalice el rodaje de La Giovanezza (La juventud).
PAOLO SORRENTINO SE INTERNACIONALIZA
La sombra del clásico La montaña mágica, de Thomas Mann, bien podría haber inspirado este cuento vivencial del responsable de Las consecuencias del amor; el cual transcurre durante buena parte de su metraje en los márgenes de un hotel alpino.
Dentro de tan paradisiaco lugar, dos amigos cercanos a los ochenta aniversarios echan la vista atrás para poder allanar las visiones de las jornadas venideras, y para recolectar los éxitos personales y profesionales acontecidos a lo largo de su senda existencial.
La pareja de colegas la conforman un director de orquesta retirado, que responde al nombre de Fred Ballinger (Michael Caine), y un director de cine todavía en activo -aunque con serios problemas para sacar adelante su último proyecto- llamado Mick Boyle (Harvey Keitel).
Ambos son los pilares en los que sustenta este trabajo de Sorrentino, quien no ha contado en esta ocasión con su actor fetiche: el versátil y eficaz Toni Servillo.
Con un estilo que podría calificarse a priori como un cruce entre la reivindicación anciana de El cuarteto (Dustin Hoffman, 2013), los claroscuros portentosos de El director de orquesta (Andrzej Wajda, 1979), las aventuras balnearias de Ojos negros (Nikita Mikhalkov, 1987) y la esperanzadora fábula norteamericana Antes de partir (Rob Reiner, 2007); La Giovinezza (su anterior título fue In The Future) cuenta en su reparto con nombres tan laureados como el de la británica Rachel Weisz (Ágora), y los de los estadounidenses Paul Dano (12 años de esclavitud) y Jane Fonda.
Rodada entre Suiza, Italia, Inglaterra y Francia, la película supone una de las apuestas más arriesgadas a nivel financiero del realizador sureño, presupuesto cuantioso que el señor Paolo ha podido reunir con la ayuda de sus amigos Nicola Giuliano y Francesca Cina (a través de las empresas Indigo Films y Medusa).
Pero este no es el único proyecto en el que el padre cinematográfico del cínico Jep Gambardella anda metido; ya que, una vez ponga el the end a La juventud, PS entrará de lleno en su debut televisivo: una miniserie de ocho episodios titulada Il Giovane Papa, sobre el pontificado de un figurado heredero del trono de San Pedro de nacionalidad italo-americana.
Más información en http://www.imdb.com/title/tt3312830