Manet y Degas se enfrentan en el Met

El Museo Metropolitan de Nueva York tiene previsto albergar desde el 24 de septiembre una exposición plagada de obras conocidas, en la que se muestran los diferentes aspectos del arte de Édouard Manet y Edgar Degas. Más de 150 pinturas y dibujos, creados por ambos maestros de finales del siglo XIX, ofrecerán aspectos sorprendentes respecto a los pensamientos y técnicas de estos dos outsiders de un movimiento tan mediático como el impresionista, que solía castigar las aventuras en solitario.

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Manet y Degas
Manet y Degas fueron amigos, pero también rivales en su concepción de la plástica

Manet y Degas apenas se llevaban dos años de diferencia en cuanto a sus respectivos nacimientos. Ambos pertenecían a una generación de artistas que renovó la concepción pictórica, posicionados en intensas perspectivas deconstructivas de los elementos matéricos del lienzo; sin embargo, estos genios franceses representaron dos de las escisiones silenciosas más recordadas en las vanguardias europeas de finales del siglo XIX.

El Metropolitan Museum de Nueva York se acerca a la citada y sutil rivalidad en pos de la supervivencia individualista, que protagonizaron Édouard Manet y Edgar Degas, a lo largo de sendas carreras profesionales con los pinceles. Una lucha libertaria que les llevó a recelar del envolvente movimiento impresionista, que la pareja de creadores apoyó sin reservas en el instante de su génesis.

Como si fuera un figurado ring de pigmentaciones sublimadas y sombras deudoras de abismos insondables y difuminados, el interior del Met albergará a partir del 24 de septiembre más de ciento cincuenta pinturas y dibujos de Manet y Degas, dispuestos en un singular combate de réplica y contrarréplica, sobre temas tan significativos en las obras de los dos maestros de la plástica como la contraposición entre luces y sombras; la importancia del color en las escenas representadas; los vaporosos influjos de las figuras dramatizadas en el lienzo y la lámina; o la interminable búsqueda de la esencia primigenia en el hecho de pintar.

Manet y Degas
Manet y Degas han sido objeto de estudio en diversas muestras del Museo de Orsay

Dotados con fuerte personalidad y un carácter peculiar, Édouard Manet y Edgar Degas se conocieron en el Museo del Louvre frente a un cuadro de Velázquez, el cual se esmeraban en copiar. Lo que la obra les transmitió fueron sensaciones diferentes. Mientras a Manet le sugirió una obsesión visionaria, relativa a la organización de los elementos constitutivos de la imagen; a Degas le animó a intentar aplicar y diseñar una técnica poderosa de realismo sincero y cegador.

MANET Y DEGAS ABJURARON DE LOS MECANISMOS IMPRESIONISTAS, PARA PROFUNDIZAR EN UNA VISIÓN DEL ARTE PARTICULAR E IMPERECEDERA

Además de Velázquez, tanto Manet como Degas estuvieron sometidos al influjo admirativo del trabajo de Tiziano. Los dos estudiaron a fondo al maestro renacentista de la pincelada aérea e invisible, y concibieron sus soluciones plásticas como inspiraciones determinantes, para ser aplicadas a lo que a finales del siglo XIX se había denominado “arte moderno”. Sin embargo, los caminos seguidos por esta pareja de exploradores de los pigmentos se alejaron progresivamente el uno del otro, para confluir en un sano antagonismo de perspectivas para nada excluyentes entre sí, y no exento de lazos amistosos.

Por su formación, Édouard Manet era un creador contradictorio, al que no le agradaba guardar un papel secundario en los salones que dieron alas al Impresionismo. Su capacidad para reflejar lo que observaba en sus continuos viajes o paseos por un París de trementina oleosa y grises misteriosos, o para escandalizar con su peculiar sentido del sarcasmo a lomos de un caballete, le proporcionó un éxito esquivo e hiriente, reñido con su necesidad de ser catalogado como uno de los artistas más importantes de su tiempo, lo que explica sus continuos bandazos pictóricos.

Manet y Degas
Degas se sentía más realista que perteneciente a la corriente impresionista

En cuanto a Edgar Degas, el impecable dibujante de formas (según algunos estudiosos, era mejor dibujante que pintor) no aceptaba de buena gana enrolarse en un grupo tan numeroso como el de los impresionistas (denominación que él siempre se encargó de matizar, en favor de referirse a sí mismo como un artista realista).

Degas era un creador sin márgenes limitadores, al que no le gustaba para nada la pintura callejera. Esta preferencia por el estudio chocó de lleno con la necesidad de sus compañeros impresionistas de trabajar en exteriores, y con el elemento de imprevisibilidad que alimentó las obras de colegas tan icónicos como Van Gogh, Matisse o Renoir. Los lienzos y las láminas de ED son como traslaciones inmaculadas de unas coreografías preparadas milimétricamente, para las que no dudó en echar mano de la incipiente fotografía.

Distintos en cuanto a su concepción del arte que soñaban realizar, Manet y Degas llegan al Met con la intención de romper los moldes cercenadores de la libertad artística, y enseñar que a finales del siglo XIX no todo se dirimía a través de las peleas eternas entre las luces y las sombras, sino que igualmente gozaba de un papel protagónico la vida que debe desplegar en todo momento un cuadro o un dibujo,

Nota: Manet/Degas estará en el interior del Metropolitan Museum desde el próximo 24 de septiembre, hasta el 7 de enero de 2024.

Más información, entradas y horarios en

https://www.metmuseum.org

 

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