Madeleine Albright advierte
La antigua Secretaria de Estado con Bill Clinton publica "Fascismo. Una advertencia" (Editorial Paidós): un intenso libro con carácter reflexivo, en el que la política disecciona los peligros de las nuevas ideologías fascistas en la era de la globalización.
Madeleine Albright conoce de primera mano los efectos de las teorías totalitaristas.
Nacida en Praga (La República Checa) en 1937, Marie Jana Korbelová tuvo que sufrir de niña la anexión de su país por las hordas nazis; aunque, por la condición de diplomático de su padre, la futura Secretaria de Estado de la nación de las barras y estrellas pudo refugiarse en Londres, y huir del genocidio orquestado por el Tercer Reich. Sin embargo, el regreso a su tierra a los once años (1948) le deparó la época del férreo dominio soviético. No obstante, Madeline tuvo la fortuna de escapar una vez más; en esta ocasión para llevar una vida plena en Estados Unidos.
Tales realidades impregnan cada una de las reflexiones más aceradas que se agolpan en Fascismo. Una advertencia (Editorial Paidós): una obra singular y valiente, que surgió animada por la ascensión al poder de Donald Trump (el hombre al que la autora se refiere como el “presidente más anti-democrático de la historia de USA”).
Lo primero que llama la atención a la hora de acercarse a este atractivo ensayo es el título del mismo, que desgaja su impronta en un par de temas de vital significancia. Por un lado, la primera palabra es la de Fascismo; a la que sucede la coletilla de Una advertencia, en clara sintonía con lo que ocurre en la actualidad política a nivel mundial.
El fascismo proviene, según los manuales de historia, de la conformación ideología del homónimo partido creado en Italia por Benito Mussolini; el cual tuvo su mayor período de evolución entre 1918 y 1939. Entre los puntos que Albright utiliza, para dejar claro el campo de acción de semejante forma de pensamiento, están el del menosprecio a la democracia y el de la absoluta sumisión ciudadana a un Estado todopoderoso e incuestionable. Un amplio horizonte de dominación hacia los gobernados, que Albright identifica con la acción más amplia de los totalitarismos de cualquier signo y procedencia.
En cuanto a la parte de Una advertencia, la fundadora del Albright Stonebridge Group utiliza esta apreciación para enlazar sus tesis sobre los regímenes de Hitler, Mussolini, Perón y Stalin con la actualidad; a través del protagonismo creciente en este siglo XXI de fuerzas neofascistas en lugares como Hungría, Francia, Alemania, Polonia, Italia, Austria, o Brasil.
Dentro de esta proliferación de ideología fascista que empieza a hipnotizar a la sociedad del tercer milenio, un hecho significativo parece repetir en bucle el renacimiento de las nuevas fuerzas xenófobas y proteccionistas; un acontecimiento que tiene que ver con la prolongada y devastadora crisis económica de 2009.
Los daños causados por el derrumbe bursátil y de los mercados trajeron consigo una pérdida de poder adquisitivo entre la población mundial, y contribuyó a potenciar las desigualdades entre los individuos. Un caldo de cultivo utilizado por políticos del talente discursivo de Viktor Orbán y Marine Le Pen, siempre subidos a los falsos eslóganes contra la inmigración y las minorías amenazantes.
MADELEINE ALBRIGHT RECUERDA MOMENTOS DE SU INFANCIA
¿Qué fue lo que realmente permitió la ascensión al poder de Adolf Hitler, Benito Mussolini o Josef Stalin?
La antigua Secretaria de Estado de USA enumera diversas causas por las que estos dictadores se alzaron con el poder en sus respectivos países; aunque, en el fondo de todas ellas parece subsistir un común denominador: centrado sobre todo en la necesidad de salvaguarda, que semejantes mandatarios imponían en las mentes de los naturales de su nación.
El recurso a la violencia, el menosprecio a la democracia y a la libertad de pensamiento, o el objetivo por impedir cualquier tipo de debate colectivo son pilares de actuación que Albright asocia con los fascismos. Signos de comportamiento masificador, que la política estadounidense ve unidos en la actualidad al concepto de globalización, y a la difusión pragmática y engañosa del liberalismo salvaje.
Al compás de las amplias reflexiones impresas en el texto de Madeleine Albright es posible encontrar rasgos fascistas en las actuaciones y discursos de numerosos representantes de la política europea, latinoamericana, asiática, africana y estadounidense del presente; la mayoría de ellos nutridos a base de consignas proteccionistas y excluyentes de todo signo de extranjería o disidencia.
Según la autora, el creciente sentimiento nacionalista del presente ha traído consigo una atmósfera de inquietud, auspiciada por el temor de que se repita el pasado. Un pretérito donde se perseguía a los gitanos, a los judíos, a los negros, a los homosexuales… En definitiva, a los seres humanos que se hallaban fuera del arco protector propugnado por el partido dictatorial de turno.
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