Leonard Cohen compone -desde los hábitos monacales- una profunda confesión existencial con nueve cortes, titulada You Want It Darker (Columbia Records).
El músico canadiense hunde su lírica en las profundidades de los retiros vitales, y carga la acción de sus letras sobre un pasado nebuloso.
Mucho más que una despedida literal, el genial autor de First We Take Manhattan asume otra etapa en su trayectoria curricular, más cercana a las verdades compartidas.
El realismo trágico arrancó sangre húmeda a través de muchos de los versos de Federico García Lorca.
El inmortal poeta español fue un asiduo de las insondables penumbras que anteceden a los fundidos en negro, siempre precedidos por soles cegadores y embriaguez de felicidades somnolientas.
Las palabras del rapsoda de El romancero gitano se convirtieron en lectura de cabecera para Leonard Cohen cuando este comenzó su senda profesional, y todavía siguen impulsando las visiones góticas del trovador norteamericano, a golpe de coros aguerridos y entonaciones cavernosas.
Ese poso agridulce, con que los visionarios suelen empedrar los caminos que se acaban, es el mismo que alimenta el decimocuarto álbum de estudio del cantautor de Quebec.
You Want It Darker se convierte bajo tales consignas en un manual de uso con destino a la eternidad, con el que el creador octogenario desenmascara su momento actual, contagiado emocionalmente del fallecimiento de su musa sesentera (la imperecedera Marianne Ihlen murió víctima de la leucemia el pasado mes de julio).
“Si tú eres el repartidor, yo estoy fuera del juego/Si tú eres el que sana, quiere decir que estoy roto y cojo/ Si esta es tu gloria, la mía debe ser la vergüenza“, reconoce Cohen, en los primeros versos del track que da título al disco.
Una sucesión de negaciones de futuro que se perpetúa a lo largo de los 36 minutos que dura el compacto, y que dibujan la faz agrietada de un individuo que nunca estuvo muy al lado los optimismos vacuos del “feelin’ good‘.
LEONARD COHEN ES COHERENTE CONSIGO MISMO
Alguien que tiene al citado García Lorca, al irlandés William Butler Yeats, al rumano afincado en Canadá Irving Layton, a Walt Whitman y a Henry Miller como los motores de su vena poética, es difícil que asuma los paisajismos dulzones de los espíritus afables.
La rabia del músico de Westmount siempre se ha transformado en una energía amorfa, tendente a los grises opacos; aunque se aplacara en sus primeros años con una pátina de deseos lúdicos y de disfrute puntual. Sensaciones que más tarde aceleraron su brújula hacia un cinismo razonado y socarrón.
You Want It Darker retoma ambas vías, pero lo hace con la contradicción de las afirmaciones pretéritas como leitmotiv. Frente a los amores de entusiasmo juvenil, hay ripios de desagravio; frente a pensamientos utópicos, hay desafectos comprensibles hacia el género humano; frente a las mentiras que los individuos se plantean para seguir adelante, hay un posicionamiento de descreencia en que algo pueda cambiar realmente…
Semejantes pinceladas quedan expuestas en songs tan claras en intención y voto como Leaving the Table, la impactante It Seemed the Better Way o Steer Your Way. Y con ellas, el norteamericano elabora una pócima de signo casi litúrgico (no faltan referencias a La Biblia, ocultas entre los versos confesionales), aunque lejana a regocijar el intelecto en la tristeza medioambiental y en las despedidas agrestes.
Leonard Cohen, con la ayuda en la producción y en los arreglos musicales de su hijo Adam y del efusivo Patrick Leonard, construye una obra de profundidades armoniosas, en la que queda de manifiesto la vitalidad analítica de un rapsoda con aires visionarios, al que ya le resbalan los géneros y lo que los demás puedan pensar de él y de sus odas.
Indiferencia activa y voluntaria, en la que están incluidos los que se atreven a adelantar el final del talentoso letrista de Suzanne.
Audio oficial de You Want It Darker, por LeonardCohenVEVO