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Kit Harington vuelve a la cartelera teatral londinense, después de seis años de ausencia en los escenarios. El motivo de su regreso está relacionado con encarnar al protagonista de la versión actualizada de Doctor Faustus, la obra escrita por Christopher Marlowe en 1592. Bajo la dirección de Jamie Lloyd, el famoso Jon Nieve de Juego de tronos muestra su energía atlética para hacer creíble el texto, modificado convenientemente por el dramaturgo Colin Teevan.
Un cosmos psicodélico y alucinógeno envenena las pasiones del cuadro de personajes, mientras las palabras de Marlowe resuenan como metáforas crueles de los vicios humanos. Asentado sobre las tablas del aristocrático Duke of York’s Theatre de la urbe del Támesis (St. Martin’s Lane, City of Westminster), el elenco de esta versión de Doctor Faustus ahoga sus referencias isabelinas con alusiones a un mundo dominado por el ego y por las influencias perversas de Internet. Mientras Mefistófeles hace de las suyas, oculto tras la faz de una mujer con talento para seducir y engañar.
Esas coordenadas argumentales y estilísticas son las escogidas por Jamie Lloyd, para afrontar la figura del eterno condenado al Infierno por sus tejemanejes en la vida. Un tipo de holgada catadura moral, que se quema con el éxito y la notoriedad mundial, alentado por un contrato en el que la moneda de cambio es su propia alma inmortal.
KIT HARINGTON JUEGA CON EL DIABLO
La extravagante ambientación, a medio camino entre un circo nocturno y un cabaret de luces esperpénticas, sirve a los responsables del montaje para elevar el discurso de Marlowe por encima de sus liberales fronteras cronológicas. Todo un ejercicio en pos de actualizar una obra que pasa de los cuatrocientos años de antigüedad, y que aún araña genialidades intemporales en cada uno de sus diálogos y disertaciones.
Esforzado y visceral, el acercamiento de Lloyd hacia esta historia de iconografía espiritual y metafísica renueva las perspectivas impresas en el manuscrito datado en 1592, y las maquilla acertadamente para entrar de lleno en el tercer milenio. A ratos inconexa y vaporosa, la pieza aprovecha el vértigo de una acción alocada y etérea: ingredientes esenciales en su bajada a los abismos de la depravación absoluta, degradación que encarrila con ansiedad juvenil el protagonista.
Semejante peregrinaje -por fantasmales paisajes y salones de lava oscurecida- acaba agotado en el fuego ancestral del destino, que igualmente incineró al Don Juan de Molière. En esta hoguera capital, Jenna Russell (la ex compañera del Doctor Who realiza una caracterización de Mefistófeles realmente acertada) ejerce de magistral y figurada antorcha demoníaca.
A lo largo de ese carrusel de emociones audiovisuales, el desarrollo argumental queda mediatizado por el viaje espectral a la condenación, travesía que se aprecia como muy cercana a la experimentada por Max von Sydow en El séptimo sello. Un itinerario donde las referencias a la perdición humana componen un marco perfectamente comprensible y extrapolable al presente político y social, plagado de corruptelas gubernamentales y fervor al dinero.
Dentro de semejante esquema, el mago superstar que encarna Harington no dista mucho de los que aceptan las mordidas de los millonarios empresarios para agrandar sus arcas dinerarias, solo que el papel del actor isleño firma directamente con sangre un pacto que le hunde en las llamas imperecederas… Por los siglos de los siglos.
Nota.- Doctor Faustus estará en el Duke of York’s Theatre hasta el próximo 25 de junio.
Más información, entradas y horarios en
http://www.dukeofyorkstheatre.co.uk
