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A medio camino entre el erotismo de los vampiros de la Hammer y la psicología de armario gráfico, la nueva ficción de la potente cadena por cable Showtime (Penny Dreadful) juega con las cartas marcadas; mano dispuesta en torno a un póquer de ases cuyas figuras se corresponden con las de Jack el Destripador, Drácula, Frankenstein y Dorian Gray. Todos ellos (menos el primero) vértices sobresalientes de la literatura gótica, que en el citado serial adquieren una dimensión desconocida, mucho más “realista y humana”, según las palabras del productor David Nevis, pronunciadas para el medio estadounidense IGN en el marco de la TCA (The Television Critics Association).
Una definición como la que el ejecutivo ofreció a los periodistas en el mencionado acto da pie a múltiples interpretaciones; sobre todo por los ejemplos audiovisuales que, con similares planteamientos, han intentado refrescar la imagen de algunos de los mejores representantes del terror de sesión doble y palomitas en los adoquines. Un género que tuvo con La liga de los hombres extraordinarios y Desde el infierno dos de las propuestas más llamativas en la última década.
No obstante, Penny Dreadful parece tener diferentes aspiraciones artísticas a las alcanzadas por las películas de Stephen Norrington y Albert Hughes. Por lo menos, así lo demuestra la elección de parte de su equipo técnico: con el director Sam Mendes como arquitecto de las ocho tramas, y el guionista John Logan en calidad de cerebro pensante de esta fórmula destinada a barrer un cuantioso share en el prime time televisivo de las barras y estrellas.
El detonante fue Jame Bond
Es sabido que el personaje creado por Ian Fleming ha dado pie para la inspiración de múltiples historias, pero resulta un tanto extraño que el tipo del Aston Martin plateado haya sido el motor de una serie dominada por los claroscuros de naturaleza espectral. Sin embargo, a pesar de la rareza de tal hecho, el acuerdo entre el responsable de Camino a la perdición y el escritor de los diálogos de Gladiator llegó cuando ambos trabajaban -codo con codo- en la elaboración de la última aventura del espía británico por excelencia, movie bautizada Skyfall. De esta manera, entre persecuciones a altas velocidades y explosiones espectaculares, la pareja de creadores fue concretando los ejes argumentales y escénicos de Penny Dreadful.
Ambientado en el Londres de las atmósferas inquietantes de finales del siglo XIX, el proyecto nació con el espíritu de incluirse en la corriente de producciones modernizadoras de las entrañas del miedo clásico, el que alumbraron al calor de la llama de un quinqué talentos de la pluma como Matthew Lewis, Le Fanu, Mary Shelley y Bram Stoker. Una empresa realmente arriesgada, que se ha visto favorecida por el interés despertado entre la audiencia hacia otro serial con parecidas connotaciones genéticas: las relacionadas con la esperada revisión de Drácula, con Jonathan Rys-Meyers como el vampiro de la noche.
Tenga el germen que tenga, la obra catódica del tándem Mendes/ Logan acredita la peculiaridad de apostar por un acercamiento -a múltiples bandas y con ingenio- a los demonios que han atemorizado a los espectadores y a los lectores desde hace más de una centuria. Viaje al averno presidido por la urbe del Támesis, cuando ésta se hallaba comandada por el moralismo victoriano: un sistema de gobierno altamente injusto, en el que los políticos lavaban su faz de cara al mundo con la sinceridad de los bustos parlantes e intachables, mientras en el ámbito privado solían hacer la vista gorda ante los crímenes más execrables (sobre todo si los homicidios eran cometidos por miembros de la nobleza).
En medio de esa dictadura decorada con ribetes de falsedad y mármoles enmohecidos, los diseñadores del serial sitúan a sus personajes principales como guerreros contra el dominio de las fuerzas diabólicas. Reparto coral del que únicamente han salido a la luz un cowboy con encanto (según Nevis es más que probable que posea el rostro del norteamericano Josh Harnett) y una bella y misteriosa dama (a la que el ejecutivo quiere identificar por el momento con los rasgos de Eva Green).
Sin embargo, algunas notas más se pueden extraer por el título de la producción: Penny Dreadful. La denominación usada como nombre de este edificio audiovisual de suspense gótico responde a los relatos de miedo y asesinatos que se publicaban por fascículos en la Inglaterra decimonónica, y cuyo precio era el de un simple penique. Redacciones de exagerado dramatismo, con las que se divertían y temblaban los coetáneos de Charles Dickens y Wlikie Collins.
Acostumbrados al secretismo en la mayoría de sus filmes y grabaciones, Sam Mendes y John Logan han sellado cualquier tipo de filtración a la Prensa internacional, respecto a la sinopsis que desarrollará cada uno de los ocho episodios. Aunque, sí ha trascendido que el director español Juan Antonio Bayona (Lo imposible, El orfanato) será el realizador del capítulo piloto y de otro más del serial (por lo menos, si es cierto lo editado en la cuenta de Twitter del filmmaker). Una tarea detrás de las cámaras que compartiría con el propio Mendes.
Si todo sale como está previsto, Penny Dreadful comenzará a rodarse en la city del Big Ben a partir del mes de octubre, para acometer su estreno en Showtime durante la temporada de primavera de 2014.
Más información en http://www.sho.com
