Jim Campbell disecciona la luz
Jim Campbell despliega sus rompecabezas de soles y sombras artificiales, por primera vez en la Villa y Corte. El artista y científico estadounidense desembarca en la Fundación Telefónica para demostrar que la certidumbre cognitiva no siempre entra por los ojos.
¿Qué es lo que capta la visión del ser humano?
¿Los píxeles que los hombres y mujeres unen formando imágenes son en realidad como los perciben los individuos, o son simples fogonazos de un todo mucho más amplio?
¿El entorno, en conjunción con la química cerebral, es lo que verdaderamente da sentido a lo que se percibe a través del nervio óptico?
Todas estas cuestiones, y muchas más, han obsesionado desde su juventud al científico, cineasta y fotógrafo Jim Campbell (Chicago, 1956): un tipo con mentalidad de pantalla permeable y reflectora, que ha empeñado su existencia en descubrir los mecanismos por los que la luz engaña y deforma, atrae y conmueve, altera y da coherencia al universo cotidiano.
Educado en el Instituto Tecnológico de Massachussetts (el mediático MITT), este matemático ha orquestado numerosas instalaciones y películas, en las que los juegos con las texturas y las resoluciones aportan resultados sorprendentes respecto a las visiones que dan sentido a lo inmediato, a lo palpable, a la figuración aparente en medio de la caótica abstracción.
Después de alumbrar la incertidumbre de miles de terráqueos en distintas zonas del planeta, el maestro del LED desembarca en la tercera planta de la Fundación Teléfonica (Calle Fuencarral 3), para protagonizar la primera exposición antológica de sus inventos. Una muestra con muchos kilovatios de potencia, que lleva el sugerente título de Ritmos de luz.
JIM CAMPBELL SE HACE LUCIÉRNAGA
Hasta el próximo 28 de junio, veintisiete trabajos diseñados por el ingeniero estadounidense dominarán la Villa y Corte al borde de La Gran Vía; y lo harán con sus juegos espacio-temporales, destinados a desnudar de razones prácticas los ojos de los visitantes.
Según Campbell, el proceso por el que los receptores captan las escenas tiene mucho que ver con un enlace inevitable entre los circuitos cerebrales y la exposición sensitiva externa. Y a partir de esta tesis, el norteamericano se las ingenia -con espectaculares montajes- para poner en tela de juicio el dogmatismo de las apariencias incuestionables.
A través de sus profundos análisis, JC evoca un bucle temporal eterno, en el que nadadores en baja resolución modifican su fisicidad (Jane’s Pool); Nueva York canibaliza sus farolas a medio gas (Blur); 26 bombillas rememoran la existencia malograda del hermano del artista (Last Day in the Beginning of March); y una fantástica constelación en 3D trivializa sus supernovas con el movimiento de los trabajadores (Exploded View).
Tales dramaturgias permiten al natural de Chicago retar sin armadura ni escudo la veracidad de las cosas: la cruda realidad de lo palpable, que no es tan absoluta como se suele pensar.
Los campos manipulados por Mr. Jim consiguen con sus destellos que los ciudadanos de a pie empiecen a preguntarse si lo que tienen ante sí mismos es tal cual lo ven.
¿Y si lo que percibimos por la retina solo es el fruto de una combinación alquímica y socializada de algo más amplio, distinto y modificable según el momento y la situación? ¿Y si las sombras de la caverna clásica siguen rigiendo la existencia siempre liviana de los herederos de Adán y Eva?…
Más información, entradas y horarios en
http://www.espacio.fundaciontelefonica.com/jim-campbell