Ethan Hawke es un hombre comprometido con las caracterizaciones convincentes, siempre sometidas a un proceso de normalidad aparente (nunca literal o plano), que encaja bien con sus rasgos de cuidada ambigüedad y prestancia escénica.
El actor texano ha explotado esta naturaleza camaleónica década tras década, para diseñar una completa galería de personajes tan distintos como el azúcar de la sal. Un escaparate de comportamientos variados, en el que hay psicópatas asesinos (Vidas ajenas), tipos desastrados en busca de asentarse familiarmente (Juliet desnuda), padres concienciados (Boyhood), enamorados con ganas de analizar cualquier momento de su relación (la trilogía de Antes del amanecer), vampiros que reprimen sus impulsos (Daybreakers) y pistoleros con complejos psicológicos (Los siete magníficos).
Un compendio de interpretaciones brillantes, en las que Hawke ha demostrado su capacidad para modificar el estilo y el carisma que le suelen acompañar; y que, sin duda, volverán a hacer acto de presencia en Tesla: la última producción en la que se ha visto involucrado el ex de la también actriz Uma Thurman.
Bajo la dirección de Michael Almereyda (quien ya coincidió con EH en Hamlet y Cimbelina), el filme narra la azarosa vida del ingeniero serbo-croata llamado Nikola Tesla, con especial énfasis en sus enfrentamientos con el no menos conocido Thomas Alba Edison.
Eve Hewson (Robin Hood), Kyle MacLachlan (Twin Peaks), Jim Gaffigan (El escándalo Ted Kennedy) y Rebecca Dayan (Sin límites) acompañan a Hawke en esta aventura de carácter biográfico, que intenta aportar algo de claridad al enigmático curso vital de Tesla.
ETHAN HAWKE LIBERA SUS ARMAS FRENTE A LA CÁMARA
Una de las cosas especialmente atrayentes que encontró EH, a la hora de encarnar al responsable del sistema polifásico de distribución eléctrica, estribaba en la posibilidad de adentrarse en la mente de alguien que escapó a las catalogaciones de hierro; el cual vistió su privacidad con un manto de voluntario oscurantismo.
El guion elaborado por Michael Almereyda intenta abrir puertas y ventanas, en torno a las experiencias de un protagonista que fue admirado por su inteligencia y capacidad visionaria. Un individuo que dejó la universidad antes de tiempo, y que soñaba con experimentos que sus colegas científicos no habían ni imaginado en sus horas de laboratorio y ensayos.
Adicto al juego y con una resiliencia más allá de cualquier parámetro conocido de normalidad, el Tesla que proyecta el guion de la obra de Almereyda es el prototipo de un hombre ambicioso, que lucha por salvar sus ideas de las garras de inventores más poderosos económicamente que él. Unos tiburones del mundo empresarial, que se hallan personificados en las figuras de Thomas Alba Edison (Kyle MacLachlan) y George Westinghouse (Jim Gaffigan).
Pese a que aún no tiene fecha prevista de estreno, Tesla tiene la misión de desvelar muchas de las incógnitas que todavía están asociadas a la imagen de uno de los mayores genios de la historia. Alguien sin el que habría sido imposible alicatar los cimientos de la llamada Segunda Revolución Industrial.