Gemma Arterton viste de monja
La actriz británica de "Furia de titanes" interpreta el papel de la hermana Clodagh, en la versión televisiva del clásico filme "Narciso negro".
Gemma Arterton no dudó un instante, cuando los responsables de la miniserie Narciso negro se pusieron en contacto con ella, para que se encargara de interpretar el mismo personaje que Deborah Kerr inmortalizó en la homónima película de 1947.
La historia de un grupo de monjas occidentales, encerradas en un convento montañoso situado en el Himalaya, hipnotizó a la directora danesa Charlotte Bruus Christensen, desde que esta contempló el filme dirigido a finales de los cuarenta por Michael Powell y Emeric Pressburger, inspirados a su vez en la novela escrita por Margaret Rumer Godden.
Experta en fotografía antes que cineasta, Christensen siempre había sentido algo especial por la atmósfera atrayente y malsana que los cineastas de Las zapatillas rojas proyectaron en cada secuencia y plano de Narciso negro, subidos al carro portentoso e imaginativo de los encuadres de Jack Cardiff.
Tales sensaciones animaron a la creadora nórdica a visitar de nuevo la extraña historia de este relato, que zigzaguea entre el erotismo y el misterio, entre el terror y el fanatismo religioso; y con el que Deborah Kerr consiguió una de sus mejores caracterizaciones, junto a las de la electrizante Kathleen Byron (en la piel demacrada de la endemoniada hermana Ruth) y la de una joven Jean Simmons, que aparecía como bailarina local.
Tres episodios componen el guion de este remake para la pequeña pantalla titulado Black Narcissus, que emitirá próximamente el canal BBC One. Una adaptación que corre a cargo de Amanda Coe (Shameless), y que centra su estilete analítico en el libro original de Godden.
Tal intencionalidad artística ha permitido a Coe jugar con los distintos elementos de una trama que sugiere más que muestra, y que abre puertas a distintas maneras de entender su peculiar argumento.
GEMMA ARTERTON SUBE AL CAMPANARIO
Cuando Michael Powell y Emeric Pressburger estrenaron Narciso negro, el público recibió la película como si se tratara de un thriller con implicaciones de maldad humana, más que como una forma de escenificar la caída a los abismos demoníacos de una monja. Pero, ¿qué era lo que realmente ofrecía la cinta?
Sin posibilidad para expresarlo abiertamente, la pareja de cineastas pretendió acercarse a las contradicciones que pueden ocasionar los dogmatismos férreos, y que son capaces de provocar delirios autodestructivos. Síntomas que convierten a la hermana Ruth en un ser privado de voluntad, susceptible de protagonizar los actos más deleznables. Sin embargo, similares encrucijadas existenciales parecen prender en el resto de las hermanas del templo; aunque no muestren signos de enfermedad o posesión, semejantes a los de la citada religiosa.
La versión de Charlotte Bruus Christensen y la guionista Amanda Coe cuenta con la ventaja de que en la actualidad existen menos prejuicios, que los que se encontraron Powell y Pressburger en 1947. Una realidad que favorece, y que a la vez puede obstaculizar los resultados finales. Esto genera que la adaptación en el tercer milenio de Narciso negro se vea obligada a decidir más claramente su posicionamiento temático, pese a que con ello pierda parte de su aura hipnótica y onírica.
A tal efecto, el equipo ha procurado reproducir adecuadamente el supuesto componente de terror sobrenatural presente en la trama original; fortalecido por un claroscuro que aporte el necesario dramatismo escénico, envuelto en las montañosas edificaciones que albergan a los protagonistas.
En cuanto al elenco interpretativo, Gemma Arterton tiene la ocasión de testar sus habilidades como actriz junto a rostros tan conocidos como los de Jim Broadbent (Moulin Rouge), Alessandro Nivola (Cara a cara), Diana Rigg (Los vengadores) y Aisling Franciosi (La caza), entre otros.