Ed Sheeran, luminoso
El cantante y compositor británico recurre a un pop esperanzador y existencialista, en - (Substract): un álbum de intimismo voluntario y mensajes redentores, donde el autor de "Bad Habits" despliega su camaleónica voz, sobre letras supuestamente profundas. Un trabajo para degustar con tranquilidad, sin el estrés de prescindibles fuegos de artificio instrumentales.
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Ed Sheeran lo dejó claro con su peculiar gira europea, celebrada en escenarios pequeños y con audiencias reducidas; itinerario que incluyó la ciudad de Madrid el pasado 15 de abril, en el Círculo de Bellas Artes. Allí, en el imponente edificio capitalino, el artista británico ofreció un muestrario de lo que sería su nuevo disco: una obra más temperamental que atronadora, en la que el músico pelirrojo expone algunas de sus emociones recientes, maximizadas por letras confesionales, en las que prima una cierta atmósfera de superación progresiva.
Los temas que interpretó en el citado tour nutren el parte del corpus creativo de – (Asylum/ Atlantic Records): el quinto álbum de estudio del famoso artista nacido en Halifax (localidad situada al oeste de Yorkshire, en Inglaterra). Un cancionero altamente romántico y visceral, donde Edward Christopher Sheeran se aleja de los estereotipos mediáticos, para recalar en un universo de notas unpluged y tonadas moldeadas con el fuego de las emociones aguerridas.
El activo Aaron Dessner, componente de The National, produce esta aventura sin máscaras orquestada por Sheeran, muy en la línea de las experiencias ofrecidas por Taylor Swift, en Folklore (disco producido también por Dessner). Una senda que el propio Ed decidió probar con decisión, después de superar algunas tragedias personales, cuyos posos quedan latentes en los versos de algunos de los temas más dramáticos de Substract.
“Todo lo que necesito es un amigo“, corea Ed Sheeran en el corte titulado Life Goes On: uno de los tracks más personales de –. Y esa letanía se prolonga subliminalmente por los surcos, como un leitmotiv explosivo y contagioso, al cual el isleño le imprime la entonación desgarrada propiciada por su garganta afinada y cambiante.
Tal fórmula dota de absoluto protagonismo a los altos y bajos que adquiere la singular y distinguible voz de ESh, como si se tratara de un duelo de inspiración acerada consigo mismo. Una lucha donde sobran las guitarras agresivas, para resguardar los descubrimientos líricos tras el acompañamiento de teclados evocadores y cuerdas en clave acústica.
ED SHEERAN REBAJA EL ABISMO DE LA DEPRESIÓN CON NOTAS DE POP MULTICOLOR Y APARENTE INGENUIDAD DISCURSIVA
Resulta revelador y desconcertante que el tema que abre el repertorio de Substract sea una oda a la autodestrucción inevitable, titulada Boat. En este tema, Sheeran asume la metáfora de estar dentro de una nave a la que golpean fuertemente las olas de la existencia, mientras espera el naufragio definitivo, pese a confiar en una salvación milagrosa y anhelada. “The more that I love the less that I feel/ The times that I jumped never were real/ They say that all scars will heal but I know/ Maybe I won’t (…)“. Estas palabras, contenidas en la letra del citado corte, dejan constancia del difícil momento en el que se encontraba el cantante, cuando accedió a colocar Boat como el primer capítulo de este esforzado trabajo discográfico. Unas revelaciones en las que ESh parece aludir al dolor que le produjo la muerte de su amigo Jamal Edwards, o al diagnóstico de un tumor padecido por la esposa del cantante de Halifax –Cherry Seaborn-, cuando esta esperada dar a luz a su segunda hija en común.
Estos temas, más otros relacionados con las reflexiones en solitario del creador británico, dotan a Substract de una atmósfera menos festiva que la sugerida por los anteriores discos, en los que Ed hacía referencia a épocas más hedonistas de su vida.
Nostalgia y asunción del paso del tiempo. Estas coordenadas llevan a l quinto trabajo de estudio de Sheeran a un universo pleno de insinuaciones e imágenes, en el que los estribillos tienen la función de provocar reacciones diversas en los oyentes. Un territorio de afectos sublimados, donde destacan baladas tan milimétricamente ensambladas como Sycamore, Life Goes On y End of Youth (tres de las composiciones mejor construidas de este especial diario de sentimientos a golpe de guitarra y micrófono).
Al final, los acordes terruños de The Hills of Aberfeldy cierran la travesía matemática de Ed Sheeran, en la que pretende congelar todo lo que le ha ayudado a crecer como músico y persona. Tanto los recuerdos amargos, como las alusiones a una esperanza ansiada en lo que le depara el futuro.
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