Damian Lewis, el complicado Nicholas Brody de Homeland, se calza el jubón de Henry VIII en la adaptación televisiva del best seller En la corte del lobo, según la obra de Hilary Mantel.
Pese al transcurso de los siglos, aún es posible escuchar entre los graznidos de los cuervos de la Torre de Londres alguna que otra alusión a la existencia del misterioso Thomas Cromwell.
Como surgido de la nada, este hombre llegó a ser uno de los individuos más poderosos durante el reinado de Enrique VIII: potenciado, sobre todo, por su apoyo al casamiento del monarca con Ana Bolena, y que llevó al país a un arduo enfrentamiento con la Santa Sede.
Precisamente, la citada estrategia política dio sus frutos más notables entre 1532 y 1540, años que se corresponden a los que el conde de Essex ejerció los cargos de Secretario de Estado y de Primer Ministro en el antiguo feudo artúrico.
Pero la desmedida ambición con la que siempre actuó el natural de Wandsworth encontró su fin en 1540, cuando cometió el error de apoyar el matrimonio del monarca barbazul con la princesa Ana de Cléveris.
Semejante personaje, tan jugoso desde el punto de vista histórico, es el protagonista destacado de una célebre trilogía literaria firmada por la autora Hilary Mantel. Saga que inauguró su curso triunfalista con la publicación de En la corte del lobo (Premio Booker en 2009), y cuyo argumento ha dado origen a la miniserie Wolf Hall (producida por BBC y HBO).
DAMIAN LEWIS CONFÍA EN MARK RYLANCE
La acción de los seis capítulos que completan esta valorada producción (estrenada en Reino Unido con excelentes críticas, a finales de enero de 2015) está ambientada en torno a 1520. Por esa época, Enrique VIII vivía agobiado por no poder disponer de herederos masculinos con los que aclarar el futuro de la corona de Inglaterra.
Su unión con Catalina de Aragón no ha favorecido la aparición de un vástago varón, pero se ve incapaz para anular un enlace bendecido por la Iglesia de Roma y por el católico imperio sacro-germánico.
No obstante, y a pesar de la oposición diplomática, el aún joven mandatario arde en deseos por llevar ante el altar a la bella Ana Bolena. A tal efecto, el gobernante reclama el apoyo incondicional de sus caballeros; un llamamiento que Thomas Moro y el cardenal Wolsey no ven con buenos ojos.
En medio de este ambiente de crispación y traiciones palaciegas aparece el inteligente y un tanto amoral Thomas Cromwell. Jurista titulado y sumamente ágil en trámites legales, el segundo de Wolsey pronto escala puestos, y pisotea a competidores para sentarse lo más cerca posible del rey pelirrojo.
El británico Mark Rylance (actor ampliamente curtido en los teatros isleños, así como en la televisión y el cine) es el responsable de hacer creíble la ambigua personalidad de Cromwell. Un tipo cuya fisonomía audiovisual ya se había forjado previamente con los rasgos de James Frain (Los Tudor), Leo Mckern (Un hombre para la eternidad) y Donald Pleasence (Las seis esposas de Enrique VIII), entre los más destacados en encarnar el maquiavélico role.
La faz camaleónica y voluntariamente enjuta de Rylance (quien ya había participado en el filme Las hermanas Bolena, aunque en esa ocasión encarnó a Thomas Bolena) es el principal motor escénico de una obra que junta un reparto más que notable, y en el que colaboran conocidas estrellas como Damian Lewis (el agente Nicholas Brody de Homeland se disfraza como el orondo rey Enrique VIII), Claire Foy (Ana Bolena), Bernard Hill (Duque de Norfolk), David Robb (Duque de Suffolk), Kate Phillips (Jane Seymour), Anton Lesser (Thomas Moro), Jonathan Pryce (Cardenal Wolsey), Charity Wakefield (María Bolena) y Joanne Whalley (Catalina de Aragón).
Aparte del nutrido casting, las cuidadas localizaciones son el otro elemento diferenciador de esta milimétrica adaptación del texto de Mrs. Mantel. Unos escenarios que recrean la Edad Moderna inglesa dentro de casas centenarias como Montacute House (Somerset), Barrington Court (Somerset), Lacock Abbey (Wiltshire), Chastleton House (Oxfordshire) y Great Chalfield Manor and Garden (Wiltshire).
Mucho menos física que la serie de Los Tudor, Wolf Hall devuelve a los hogares del Reino Unido los oscuros tiempos en los que se forjó el extenso imperio británico, y donde la vida solía ser una moneda de falso canto y metal poco lustroso.
Tráiler oficial de “Wolf Hall“, proporcionado por BBC
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