Chuck Palahniuk reabre El Club de la Lucha
Chuck Palahniuk edita la secuela de Fight Club en formato de cómic; a la vez que inventa una precuela, integrada en la recopilación de relatos cortos Make Something Up: Stories You Can’t Unread.
La sociedad inventada por Tyler Durden y el oscuro narrador con insomnio pronto cumplirá veinte años de existencia; y, desde entonces, la norma principal de esa organización clandestina (resumida en la frase “no hables nunca del club de la lucha”) ha sido vulnerada en numerosas ocasiones.
El tiempo transcurrido ha hecho que El Club de la Lucha se haya convertido en un texto de culto admirativo, necesario para una generación marcada por las direcciones confusas. Una brújula trucada a base de letras y diálogos absorbentes, que resume a la perfección el desencanto hacia una sociedad esclava del éxito a cualquier precio, y en la que los comportamientos individuales suelen quedar silenciados por los uniformes aburguesados.
Consignas reactivas que tuvieron en Tyler Durden al héroe correoso y luchador contra los pensamientos adocenados, un ser figurado al que la violencia callejera le hacía reinvindicar constantemente la vigencia de los soñadores antisistema, ligeramente en sintonía con la letra de la canción The Logical Song, de Supertramp.
Por lo menos, así era en el pasado; sin embargo, ¿cómo le habrá sentado el paso de los aniversarios a este hombre alimentado a través de puñetazos y rabia desatada?
La respuesta la da el autor de Asfixia en el cómic que acaba de lanzar al mercado, bajo el titulo de El Club de la Lucha 2 (Dark Horse). Cuaderno de viñetas coloreadas donde el literato estadounidense testa el ansia por escapar de los futuros grises; propuestos por el capital indolente, el poder establecido, las corporaciones multinacionales y las políticas de alienación colectiva.
CHUCK PALAHNIUK HUYE DE LAS MÁSCARAS
Encuadrada dos lustros después de los acontecimientos relatados en El Club de la Lucha, la trama de esta esperada secuela retoma el papel del taimado joven con insomnio, que encarnó Edward Norton en el homónimo filme dirigido en 1999 por David Fincher. En el momento de arrancar, el lector se encuentra al protagonista encerrado en una existencia que no le agrada lo más mínimo. Un hijo, una esposa y un montón de pastillas son el día a día de este man con naturaleza para el anonimato.
Pero dentro de él crece con fuerza la faz delincuente y destructiva de Tyler Durden, hasta que el otrora fundador del club de la lucha regresa al cien por cien, con el fin de recuperar el terreno perdido y dar a Marla Singer y a su colega Sebastian una verdadera razón para tomar las calles de sentido único.
Con la colaboración de Cameron Stewart, Dave Stewart y David Mack, Palahniuk riega las esencias de su obra más celebrada, y lo hace con la pistola de tambor atronador que porta Tyler. Son las acciones del citado e inolvidable personaje las que entretejen la acción de este cómic con espíritu de novela.
CHUCK PALAHNIUK RECURRE A DURDEN POR PARTIDA DOBLE
Dotado de una imaginación desbordante, Chuck no está solo de actualidad por Fight Club 2, sino que el writer nacido en Washington también es noticia por la aparición de Make Something Up: Stories You Can’t Unread (Inventa algo: Historias que no puedes dejar de leer).
Esta colección, compuesta por 21 relatos y una novela, contiene el texto titulado Excursión; en el que el protagonista es un Tyler Durden anterior a lo contado en El Club de la Lucha.
Toda una oportunidad para llevarse más de una sorpresa con respecto al individuo invisible al que regaló su físico Brad Pitt; y cuyas aventuras están acompañadas de un paisaje literario en el que también hay espacio para estudiantes expuestos a los métodos más salvajes de control con drogas y electroshocks (Zombies), despedidas al borde del colapso entre un hijo y su padre moribundo (Knock, Knock) y masajistas asesinas (Tunnel of Love).
Los seguidores de este enfant terrible, cercano en planteamientos a Bret Easton Ellis, están de enhorabuena; porque Chuck Palahniuk ha vuelto dispuesto a revitalizar las palizas urbanas de un pretérito nunca pasado de moda. Tarea para la que cuenta con la ayuda imprescindible del explosivo Tyler…
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