Bryan Adams versiona a los maestros de la lírica
Bryan Adams lanza al mercado “Tracks Of My Years” (Verve), un disco con once cortes en los que el letrista de “(Everything I Do) I Do It For You” toma prestados temas de John Lennon, Paul McCartney y Bob Dylan, entre otros.
Las cuerdas son lo más importante en el repertorio del músico surgido entre los boscosos entornos de Ontario.
Fiel a su pentagrama de voces rotas, la garganta y la guitarra se han convertido en las musas reincidentes del autor de “Can’t Stop This Thing We Started”, desde sus comienzos hace ya algunas décadas por los escenarios de una Canadá siempre asociada a los artistas singulares. Una pareja de instrumentos dotados de camaleónica epidermis, que modifican su color atmosférico al capricho profesional de este héroe con épicos alambres unpluged.
Bryan Adams ha sudado lo suyo frente a toda clase de públicos, para ganarse el puesto de privilegio que ahora detenta. Lugar casi icónico que apuntalan una carrera plagada de hits y un estilo voluntariamente difuminado, pendiente a cada estrofa de las inspiraciones de un creador al que le mueven los impulsos regurgitados de las entrañas (propios de alguien que se siente cómodo con sus melodías reconocibles).
La balsa en la que se suele mover el norteamericano viaja mansamente por un caudal de inspiraciones rock, pop, R&B y hasta de góspel urbano; todo para alumbrar un cancionero potente, capaz de resarcir los surcos envolventes de unos discos que aglutinan gustos y tendencias.
En esa línea es en la que hunde sus raíces “Tracks Of My Years” (Verve), un álbum con el sello inconfundible de Adams que acaba de llegar al mercado, para seguir agrandando la leyenda del compatriota de David Cornenberg.
BRYAN ADAMS CAPTURA SONIDOS ESTELARES
Los once temas que diseñan el paisaje del decimotercer CD grabado por el natural de Kingston muestran el intenso trabajo de un hombre que piensa con milimétricas perspectivas cada una de sus estaciones curriculares (estuvo dos años concibiendo el cuerpo del compacto). Fruto de ello ha surgido un producto de tintes perfeccionistas, aliñado con las especias de las líricas nostálgicas y resultonas.
A tenor de las trovas seleccionadas, Bryan ha asumido pocos riesgos, elevado a la pasarela efectiva de una propuesta que reúne los talentos de John Lennon y Paul McCartney (“Any Time At All“), Don Gibson (“I Can’t Stop Loving You“), Winfred Lovett (“Kiss And Say Goodbye“), Bob Dylan (“Lay Lady Lay“), Chuck Berry (“Rock And Roll Music“) o Brian Wilson y Tony Asher (“God Only Knows“).
Sin embargo, el singer de la excepcional “The Best Of Me” no logra hacer suyas las palabras de la mayoría de los maestros citados (honrosa excepción para la dramática desnudez de “Many Rivers To Cross“), sino que se queda en una mera exhibición de sus sobresalientes virtudes como solista, sin por ello entrar a revertir las costuras de los populares versos aplaudidos hasta quemar las palmas en sus versiones originales.
No obstante, y a pesar de la aparentemente poca visceralidad de los remake, las aportaciones del canadiense a los tracks de autoría ajena resultan mucho más atrayentes que la decepcionante balada “She Knows Me” (el único corte del disco nacido de la colaboración entre Adams y Jim Vallance); composición que se queda en tierra de nadie, sin energía en sus notas ni sudor en su ejecución.
Es evidente que “Tracks Of My Years” no se erigirá como la mejor obra del cerebro de “I Finally Find Someone” y “All For Love”, pero por lo menos no vierte sobre su metálica transparencia dosis de falsedad ni de cambios interesados de chaqueta.
En realidad, el álbum es lo que BA ha querido que fuera: un compacto nutrido con el ADN del admirado canadiense de las melodías colectivas, que agradará a sus seguidores y apilará montañas de descréditos en boca de sus detractores.
Bryan Adams interpreta “Many Rivers To Cross” (Live at Bush Hall). VEVO
Más información en http://www.bryanadams.com