Bob Dylan suena a Steinbeck en Londres

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Bob Dylan presta sus canciones al dramaturgo irlandés Conor McPherson, para que este componga el musical titulado Girl From The North Country, con el que recrea los estados depresivos de una localidad estadounidense en 1934.

La obra, que estará en cartel en el Old Vic de Londres hasta el 7 de octubre, presenta una atractiva metáfora intemporal que bien podría situarse en la época de 2017, atenazada por una crisis humana bastante parecida a la iniciada con el crack de 1929.

El conocido actor Ciarán Hinds encabeza el nutrido elenco, el cual interpreta las ácidas historias propagadas en el espacio mortecino de una taberna casi unamuniana, perdida en el laberinto de las tragedias cotidianas.

Bob Dylan se interesó especialmente en que McPherson adaptara su idea/ Foto: Old Vic Theatre
Bob Dylan se interesó especialmente en que McPherson adaptara su idea/ Foto: Old Vic Theatre

Bueno, si vas a viajar a la feria del nórdico país/ Donde los vientos azotan la frontera/ Dale recuerdos a alguien que vive allí/ Ella una vez fue mi amor verdadero…“. Tales estrofas son las que componen el comienzo de una canción cargada de despedidas y ansiedades, titulada Girl From The North Country, que Bob Dylan grabó en 1963, y que incluyó en su segundo álbum de estudio (The Freewheelin’).

En aquel entonces, el famoso cantautor y premio Nobel de Literatura andaba a acaballo entre dos relaciones sentimentales. Y sus sensaciones, amargas y expectantes, quedaron inmortalizadas en la célebre tonada; la cual adquirió un nuevo brillo, cuando el estadounidense volvió a cantarla al lado de Johnny Cash.

Esa simple pieza de un repertorio inmenso quedó en la memoria de Dylan, como una punta de lanza para explorar su autobiografía a base de flashbacks. Y, con las imágenes recibidas, se le ocurrió el proyecto del musical que ahora ocupa el interior del Old Vic londinense.

Bob Dylan fue quien contactó con Conor McPherson/ Foto: Old Vic Theatre
Bob Dylan no quiso que su cancionero copase la totalidad de los números/ Foto: Old Vic Theatre

Concebido como un trabajo de personal interés, el músico y sus colaboradores insistieron en que el reputado Conor McPherson se ocupara de desarrollar el boceto de la trama. Desde un principio, el autor de Like A Rollin’ Stone aclaró al dramaturgo isleño que sus notas únicamente estarían presentes como atmósfera constante, pero que en ningún caso determinarían la evolución argumental.

Una solución que le pareció muy útil al director escénico. quien pudo imaginar un microcosmos con vida propia; en el que suenan temas de gente tan diversa como Meat Loaf y Nina Simone, y el cual está sujeto a las directrices hirientes de una depresión colectiva que carcome los huesos de los personajes, quienes conviven en el desnudo decorado.

BOB DYLAN NO PERCIBE EL TOQUE FEELIN’ GOOD

La alargada sombra de John Steinbeck se percibe con notable fuerza desde los primeros acordes de Girl From The North Country.

Situada en un fantasmal escenario, identificado como Duluth (Minnesota, USA), la acción arranca con el espíritu aturdido de los habitantes y clientes de un hostal, construido a base de sueños rotos. Allí, el propietario (Nick Laine, a quien presta físico el convincente Ciarán Hinds) ejerce su profesión hostelera con el sentido solidario de un corazón profundamente comprometido con las desgracias personales.

El hombre es un tabernero capaz de servir bebida y comida a crédito, mientras intenta mantener a flote a su desastrada familia. Un clan compuesto por una mujer aquejada de una enfermedad mental, un hijo que quema su esperanza con el alcohol que le hace olvidar su situación de parado permanente, y una hija adoptiva embarazada y sin futuro para el pequeño que lleva dentro de su vientre.

Bob Dylan marca el ritmo como un espectro presente en esencia/ Foto: Old Vic Theatre
Bob Dylan marca el ritmo, como un espectro presente en esencia/ Foto: Old Vic Theatre

Como un cuento imperecedero, las conversaciones musicales de los personajes saltan muy pronto la barrera de 1934 para situarse en 2017, con las cuestas imposibles que han dejado en el camino a miles de ciudadanos de todo el mundo; y a los que Conor McPherson recuerda con los arreglos orquestales de Simon Hale.

Altamente inspirada a nivel ambiental, Girl From The North Country recuerda en su ácido discurso a las luchas agrestes narradas en libros de dolorido paisajismo, como Las uvas de la ira.

Un universo que Bob Dylan ha visitado en más de una ocasión a través de sus irrepetibles líricas, en las que suele presentar una América más madrastra de Blancanieves que madre amantísima.

Bob Dylan juega con las emociones para ilustrar su segundo musical/ Foto: Old Vic Theatre
Bob Dylan juega con las emociones para ilustrar su segundo musical/ Foto: Old Vic Theatre

Más información, entradas y horarios en

http://www.oldvictheatre.com/whats-on/2017/girl-north-country-3

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