Black Mirror vuelve en octubre
Black Mirror estrena su nueva alianza con la plataforma Netflix, lo que permite al serial creado por Charlie Brooker acceder a un mayor número de espectadores en una sola emisión.
El renacimiento de la idea iniciada en 2011 estará reforzado por un conjunto mayor de episodios (doce, según los responsables).
La producción británica, definida como un revulsivo tecnológico, iniciará la tercera temporada el próximo 21 de octubre.
Seguro que más de uno se acuerda de la escena del Primer Ministro Michael Callow teniendo relaciones sexuales con un cerdo, previa grabación del acto para que lo presenciaran todos los voyeurs del mundo.
Esta era simplemente una de las historias que conformaron la primera temporada de Black Mirror, imaginativa aventura audiovisual orquestada por Charlie Brooker para la pequeña pantalla, que acaparó niveles de audiencia increíbles para Channel 4 hace ahora cinco años.
El supuesto cruce entre The Twilight Zone y Tales of the Unexpected (más algunas pizcas de La hora de Ray Bradbury y algo de delirio a lo David Lynch) dio unos beneficios tan cuantiosos, que el serial tuvo su secuela; la cual repitió los buenos resultados de su modelo.
Pero una obra cuyo leitmotiv es mostrar las desviaciones sociales, generadas por la excesiva dependencia tecnológica de los terrícolas, necesitaba un canal de transmisión más acorde con sus ambiciones narrativas. Motivo por el que Brooker y House of Tomorrow movieron ficha hacia el gigante del visionado en streaming: Netflix.
El acuerdo por ambas partes tuvo lugar en 2015; y, bajo el paraguas del contrato millonario, nacieron los seis primeros episodios de la tercera entrega. Media docena que se prolongará en seis más, que seguirán su grabación mientras se lleva a cabo la emisión de las citadas horas precedentes.
San Junipero, Shut up and Dance, Nosedive, Men Against Fire, Hated in the Nation y Playtest son los títulos de los capítulos rodados hasta el momento, aunque los argumentos de cada uno sea todavía uno de los secretos guardados por Netflix. No obstante, lo que sí ha trascendido es que la cuestión temática de los mismos versará sobre asuntos tan actuales como el de las redes sociales y las enfermedades asociadas con los videojuegos.
Realidad o ficción, el espectador es el que siempre decide en las pesadillas informatizadas de Charlie Brooker.
BLACK MIRROR AMPLÍA HORIZONTES
La droga de conducción binaria, o la que se cuela en las casas a través de pantallas conectadas unas con otras las veinticuatro horas del día, es el pilar que ramifica cada uno de los guiones de Black Mirror. Un título –el de espejo negro– que se les ocurrió a los responsables a tenor del miedo al apagón online.
En esos escenarios ebrios de extraños comportamientos y posibilidades infinitas, los creativos del serial imaginaron comunicaciones vía cibernéticas con los muertos, esclavitudes sexuales promovidas por tribunales pixelados, implantes de memoria sin capacidad para el olvido, señales de televisión altamente suicidas o dibujos animados destinados a poner al borde de la dimisión a cualquier político sin discurso.
Todo un muestrario que en la tercera temporada multiplica exponencialmente sus invitaciones a la reflexión, y en el que los aficionados encontrarán los rostros de actores tan conocidos como Bryce Dallas Howard, Michael Kelly, Kelly Macdonald y James Norton, entre otros.
Aún no hay noticias de la posible traslación al cine de Black Mirror, y en la que estaba involucrado el peculiar Robert Downey Jr. Sin embargo, pese a la inexistencia de un guion cerrado para el mencionado proyecto, se antoja algo complicado traducir al lenguaje cinematográfico un serial tan marcado por la libertad absoluta y la variedad de microhistorias que presenta, como es el generado por Charlie Brooker.
Por ahora, la producción británica, confeccionada por amenazantes distopías y presentes distorsionados, continúa por su senda más fructífera, dispuesta a dar mucho que hablar a partir del 21 de octubre.
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