Belkis Ayón y su mundo oculto
La artista cubana, quien se suicidó a los treinta y dos años en 1999, protagoniza una impactante muestra, en la sede madrileña del Museo Reina Sofía. "Colografías" es el título escogido para la primera retrospectiva en Europa de la creadora nacida en La Habana, una de las grabadoras más destacadas del panorama plástico en la isla donde nació José Martí.
Belkis Ayón encontró en los rituales ancestrales de tradición abakuá el vehículo adecuado para acceder a una contemporaneidad teñida de grises; una tétrica cabina de viajes en el tiempo, donde el dolor se transmitía a través de la simbología espectral que suscitaban las figuras agonizantes de sus titánicas piezas.
Los esqueletos somnolientos que protagonizan las impresiones cargadas de sombras amenazantes, materializadas por la impresora de La Habana, son como marionetas de la sinrazón sobrenatural; tocadas por las maldiciones dictatoriales de un cosmos profano y a la vez religioso, en el que se vierte el velado acceso a una sociedad hermética presente todavía en Cuba: la Abakuá, procedente de los emigrantes nigerianos que recalaron en la tierra de José Martí en el siglo XIX.
Ayón se obsesionó con los usos y costumbres de la mencionada sociedad de contextos cerrados, hasta el extremo de convertirse ella misma en la princesa/diosa Sikán: el ente sacrificado por los hombres de su etnia, para preservar los mensajes esotéricos de unas creencias que no admiten a las mujeres como integrantes de primer orden.
Cerca de noventa obras, correspondientes a las diferentes etapas artísticas de la grabadora, componen el itinerario visual de Colografías (la exposición que albergará la tercera planta del edificio de Sabatini del Museo Reina Sofia de Madrid, a partir del próximo 17 de noviembre). Un título que hace referencia a la técnica preferida por BA, y que consiste en la obtención de los matices de las diferentes escenas por medio de placas superpuestas, a modo de collages metálicos.
Desde sus piezas en color de los inicios a su evolución hacia un universo de oscuridades insondables, siempre marcado por un proceso de gradaciones grisáceas de enorme calado compositivo, el trabajo de Belkis Ayón es un compendio de mensajes relativos a la censura, las desigualdades de género, los numerosos mecanismos de control, y las luchas eternas por el poder a la hora de manejar los hilos del mundo. Unos elementos que la artista extrapola a todas las zonas y pueblos del globo terráqueo, partiendo de las raíces primigenias de un ritual originario de la región del Calabar, en la actual Nigeria.
BELKIS AYÓN Y LA ASFIXIA EXISTENCIAL
En 1999, Belkis Ayón se disparó en la cabeza, provocando su muerte instantánea. Este trágico hecho estuvo antecedido por un progresivo tenebrismo en sus creaciones en gran formato, las cuales revelaban un lenguaje opaco y angustioso en los últimos años de su vida. Una caída a los abismos del cosmos personal, que recuerda vagamente a la senda emprendida por Francisco de Goya, cuando enfocó su talento hacia la recreación fantasmal de las pesadillas que alimentaron sus pinturas negras.
El recorrido propuesto en el Museo Reina Sofía por la comisaria Cristina Vives ilustra sobre la simbología dramática de la joven creadora, quien consiguió equilibrar la complejidad expositiva con la economicidad espartana de los elementos secuenciales, como si quisiera que el público no desviara la atención de lo que acontece en la geometría tenebrosa de sus colografías.
Las aterradoras y primitivas figuras que inundan las impresiones de BA rinden sus silentes discursos ante la elaboración de un conjunto de mensajes determinados por la angustia existencial, y por los profundos e irresolubles conflictos internos que sangraban la psique de la artista. Sumida en el papel de espectadora de una sociedad secreta que niega el acceso a las mujeres, las leyendas de los seguidores de la doctrina abakuá desbordan la imaginación de la creadora cubana, hasta el punto de situarla en el centro imaginario de las disputas de un sinfín de seres anónimos y enmascarados, que actúan con violencia y rotundidad.
La cena o El señor del secreto son algunos de los trabajos que se podrán contemplar en el Museo Reina Sofía a partir del próximo 17 de noviembre, y que reflejan el enriquecedor universo de asfixia y salvación que corporeizó Belkis Ayón, a base de grises elocuentes y nocturnidades acechantes.
Más información, entradas y horarios en
https://www.museoreinasofia.es