Basquiat, el gran grafitero llega a Londres
Jean-Michel Basquiat inunda, con cerca de 100 documentos y obras, el interior de la Galería Barbican.
El artista neoyorquino, fallecido en 1988 por culpa de una sobredosis, es considerado una de las más fulgurantes estrellas de la contracultura norteamericana, auspiciada por el mecenazgo de Andy Warhol.
Entre los trabajos que se pueden ver en la muestra están los murales, que el joven Basquiat diseñó cuando era tan solo un vagabundo de 17 años, que decoraba paredes y vagones de metro en la parte baja de Manhattan con la inconfundible marca de SAMO (Shame Old Shit).
El espíritu de Basquiat sigue insuflando la energía de antaño, pese a que en agosto se cumplieron veintinueve años de su trágica e inesperada muerte.
Así se desprende de la atmósfera que preside el interior de la Galería Barbican, desde que hace unas semanas desembarcaron en sus amplias salas las creaciones de este radian child (definición con la que B fue bautizado en 1981, por intermediación de una revista estadounidense).
Tal es el imán de atracción primigenia y rupestre que continúa inspirando el grafitero nacido en Brooklyn, que otro colega profesión -como es Banksy– no pudo evitar maquillar las paredes exteriores del citado centro capitalino con dos escenas monumentales, para dar la bienvenida a Basquiat en la imponente urbe del Big Ben.
Según los datos expositivos, resultaba casi un ultraje a la plástica contemporánea que alguien de la significancia conceptual de Jean-Michel B no hubiera recibido todavía los honores pertinentes por parte de una metrópoli como Londres, tan comprometida con las expresiones artísticas. Un error de comportamiento que afortunadamente ha sido solventado, mediante al magna retrospectiva que tendrá lugar entre el 21 de septiembre de 2017 y el 28 de enero de 2018, en la mencionada Barbican Gallery.
Boom For Real, título con el que ha sido nominada la exhibición, reproduce el laberinto emocional y de tendencias que impulsaron la paleta del colaborador de Al Díaz a lo largo de su corta existencia.
Un cúmulo de pasiones ancestrales y obsesivas, que tuvieron su centro neurálgico en las raíces haitianas y puertorriqueñas del escurridizo pintor, poeta, DJ y músico.
BASQUIAT DESEQUILIBRA LA RETINA
Para acercarse al trabajo de Jean-Michel Basquiat es bueno desprenderse de prejuicios innecesarios, y hacerlo con la limpieza e ingenuidad de un soñador en busca de curiosidades cromáticas.
Bajo semejante máscara de sorpresivo ánimo, es más fácil atisbar los juegos continuos a los que el artista plástico sometía a cada una de sus obras e imágenes, siempre matrimoniadas con un cierto primitivismo hipnotizador y contagioso.
Desde sus grafitis de principios de los ochenta, hasta sus asunciones más estilizadas albergadas en sus dos últimos años de vida (de 1986 a 1988), el neoyorquino se empeñó en seguir la enriquecedora senda de un expresionismo abstracto callejero y rebelde; justo como él entendía que tenía que ser el arte dado a aplacar el desencanto y la confusión de sus hermanos generacionales.
Excesivo y poco dado a las formalidades, Basquiat manipuló su talento con la fantasía de su renuncia al academicismo reinante, para hacer de él una punta de lanza con la que aguijonear el tradicionalismo de museos y galerías. Una fórmula de ruptura programática que llamó la atención de Andy Warhol, quien compartía con el veinteañero muchas de sus recriminaciones contra el mercantilismo rígido de la plástica mundial y de la nación de las barras y estrellas, durante la década de los ochenta.
Sin embargo, y pese a la amistad que le unía con el padre del Pop Art más mediático, Jean-Michel no se sintió seducido por la filosofía efectista de su mecenas; y prefirió profundizar en las soluciones pictóricas de Franz Kline, Jackson Pollock, De Kooning, Jean Dubuffet, Robert Rauschenberg y -por encima de todos ellos- Keith Haring.
Las piezas y documentos que exhibe la Galería Barbican redundan en esas ideas en pos de alumbrar la imaginación a base de emulsiones coloristas y potentes mensaje étnicos, con los que Basquiat pigmentó su fulgurante, breve, sincera y libertaria carrera artística.
Nota.- Boom For Real estará abierta al público del 21 de septiembre de 2017 al 28 de enero de 2018, en la Galería Barbican de Londres.
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