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Argentina desembarca en los pabellones 7 y 9 de Ifema en Madrid, para mostrar el poso creativo de una nación diversificada, y con un gran filón de ideas cortadas por el patrón de la genialidad.
Del 22 al 26 de febrero, los visitantes de ARCO tienen la oportunidad de tomar el pulso imaginativo a los artistas más destacados de la estela internacional en la tierra de los gauchos y el mate.
Alberto Greco, Guillermo Kuitca, Leandro Erlich, Jorge Macchi y la inteligente mirada de Graciela Sacco son algunos de los nombres seleccionados por las galerías albicelestes.
La pureza de los colores secuestrados de la Naturaleza agreste y urbana (iluminados por el figurado sol de la pampa, y arrugados por los vientos salvajes de La Patagonia) ha otorgado desde centurias un ADN especial al universo visual de Argentina.
Directo, sugerente, mágico, profundo, reflexivo, impaciente, mordaz, crítico… Muchos son los adjetivos que se le puede poner al Arte elaborado en los dominios obreros de Eva Perón y los salones agridulces de los tangos de Carlos Gardel.
No importa la generación a la que pertenezcan, los creadores albicelestes son espejos constantes de las amarguras y alegrías del ciudadano de a pie: el mismo que calza sudores de desidia, y que se ajusta fajas de depresión colectiva e individual.
Así se atisba en cada uno de los stands que cuelgan en su escaparate la bandera del país invitado en esta 36 edición de la Feria de Arte Contemporáneo de la Villa y Corte (ARCO, para los amigos de los acrónimos).
En colaboración con el Ministerio de Cultura de Argentina, la Embajada de Argentina en España y arteBA, la comisaria independiente Inés Katzenstein ha apostado por traer a la capital un grupo heterogéneo de firmas, entre las que se han colado clásicos del simbolismo, como Guillermo Kuitca; con otros maestros de abstracciones eternas, tales como Ana Sacerdote.
ARGENTINA ARMA PIQUETES DE PIGMENTOS
Las asociaciones recortadas del collage unen sus lazos juguetones y amortizados con el informalismo; mientras, las imágenes seriadas saludan con pesar de noctámbulos acordes a las instalaciones imperiales.
Los mundos se superponen en cada una de las propuestas elegidas por Katzenstein, destinadas a captar la atención de los múltiples coleccionistas y amantes de la plástica, reunidos durante esta semana en el Parque de las Naciones.
Las pinceladas febriles de Guillermo Kuitca, los reflejos antropófagos de Leandro Erlich, los accesos deslumbradores de Jorge Macchi o los negativos quemados por las metáforas trascendentales de Graciela Sacco se suceden a velocidad de vértigo, ante el paso presuroso de los escrutadores de imágenes.
Una de las características que mejor engloban las obras del otro lado del Atlántico que lucen en ARCO es la de impedir al espectador esconderse de su hechizo de connotaciones interpretativas. Julio Le Parc, Adriana Bustos, Diego Bianchi, Osias Yanov, Adrián Villar Rojas, Amalia Pica y Pablo Bronstein se encargan en todo momento de mantener viva la llama de ese aquelarre de horizontes imprecisos y aventureros.
Aunque, si hubiera que destacar una figura de especial distinción en el laberinto colmenar de Ifema, esta bien podría ser la de Luis Pazos, cuyas secuencias emulsionadas por el poder del simbolismo contemporáneo merecen un análisis aparte: siempre tan hipnotizadoras y juveniles, a través del objetivo de este captador de sueños nacido en 1940.
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