Adele expone sus sentimientos
La cantante británica presenta "30" (Columbia Records): un dramático trabajo de romanticismo sincero y autodefensa emocional, en el que la artista nacida en Tottenham exhibe algunos de los momentos más oscuros de su existencia, sucedidos tras su traumática separación de Simon Konecki.
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Adele no se esconde tras los eufemismos de líricas metafóricas y hedonistas, sino que vierte sin piedad -sobre los surcos de su nuevo álbum- la tristeza que estuvo a punto de enterrarla en los abismos de la desesperanza.
La cantautora inglesa deja constancia, en los doce temas de 30 (Columbia Records), del infierno personal que enturbió su faceta como madre y esposa, tras el divorcio de Simon Konecki; y que derribó sus contenciones sentimentales, hasta el punto de acercarla a los olvidos fáciles y etílicos de la ingesta excesiva de vino.
Esos años de lucha contra la fatalidad y la decepción marcaron uno de los períodos más sombríos de la cantante isleña; pero también alimentaron la inspiración necesaria, para concebir un disco sincero y enérgico como pocos, en el que los temas se suceden como puntos de sutura, capaces de apaciguar el amargo dolor que padecía Adele Laurie Blue Adkins.
Con estas coordenadas discursivas y artísticas, 30 adquiere un hilo narrativo sorprendente y romántico, estimulado por los brillantes acordes del jazz imaginativo e íntimo ideado por la diva de Tottenham, y arropado por el vaporoso rhytm and blues que surge de la cromática orquestación. Una senda provocadora en cada giro, donde los cortes son como episodios que descubren cada reglón del libro vital de una mujer que reconoce su propio naufragio personal y afectivo, mientras planea la superación de los insondables socavones que han agrietado el asfalto de su existencia.
“I’ll be taking flowers to the cemetery of my heart/ For all my lovers in the present and in the dark…” (Estaré cogiendo flores en el cementerio de mi corazón/ Por todos mis amores en el presente y en la oscuridad…). Estas palabras, que pertenecen al tema Strangers By Nature, describen con sinceridad el contenido de la cuarta obra de Adele: una aventura en la que se unen el llanto y la esperanza, el tenebrismo medioambiental y el grito por reclamar una salida airosa de los pretéritos sombríos.
ADELE DISEÑA UN DISCO VALIENTE Y SIN MÁSCARAS
Concebido entre 2018 y 2021, 30 se distancia de 25 (el anterior álbum de Adele) por el empeño en alumbrar una llama melodramática y humana mucho más palpitante que en el mencionado CD editado en 2015, como si las desgarradas confesiones de canciones como My Little Love (donde se puede escuchar el llanto de la propia intérprete, superpuesta a la voz supuestamente de su vástago, Angelo Adkins) armaran el escenario goyesco de un figurado aquelarre, en el que queda expurgado el demonio de la tortura amorosa, cuando la relación entre dos seres se diluye entre las sombras.
Desde la trascendental y afectiva Strangers By Nature, y hasta las talentosas y descarnadas To Be Loved (uno de los mejores tracks del disco) y Love Is A Game, se percibe la evolución psicológica de la protagonista; como si esta volviera a esculpir sus entrañas y puntos de amarre, tras las cenizas de un profundo fracaso sentimental.
La increíble garganta de Adele se erige como el instrumento heroico con que el personaje que protagoniza la docena de songs pretende vencer a los fantasmas que acorralan su felicidad. Unos espectros a los que la vocalista inglesa somete a la luz de las delaciones casi freudianas, a través de odas tan milimétricas en sus flecos de vulnerabilidad como Easy On Me, Cry Your Heart Out, y la acertada versión de All Night Parking (tema inspirado en el musical Finding Parking, de Joey Pecoraro, y cuyos samples están montados sobre el legendario No More Shadows, de Erroll Garner).
Más información en
http://www.columbiarecords.com
