Vincent Perez rueda en Alemania su debut como director
Vincent Perez, el sex symbol europeo que protagonizó en los noventa La reina Margot, prueba suerte como cineasta con una adaptación del libro Solo en Berlín, obra escrita por Hans Fallada.
Los hermanos Scholl (Sophie y Hans) y el resto de miembros del emblemático grupo La Rosa Blanca no fueron los únicos alemanes que se opusieron a la alienación desplegada por el Tercer Reich.
Su resistencia les condujo a la muerte, pero con su actitud demostraron que la culpabilidad en el dominio de las esvásticas no fue -en absoluto- generalizada entre el pueblo de Goethe y Schiller, como muchos de los historiadores de plató televisivo y los tertulianos simplistas suelen manifestar.
Entre esos valientes, que denunciaron los crímenes de Hitler y sus secuaces, Otto y Elise Hampel no son precisamente de los más conocidos. Sin embargo, con sus postales desde el filo del abismo berlinés, esta familia consiguió poner nerviosos al autor de Mi lucha y al resto de sus colaboradores. Misivas de dolorosas palabras, en las que unos padres -que habían perdido a su único hijo en el frente francés- ayudaron a resquebrajar la máscara de falsedad tras las que se presentaba el proclamado Führer.
Una tímida placa recuerda en la actualidad la existencia de este heroico matrimonio, que no dudó en entregar su vida con el fin de abrir los ojos a una sociedad cegada por los imperios sangrientos. Y su historia fue el armazón de Solo en Berlín (Ediciones Maeva): una novela de culto libertario, que firmó el escritor teutón Hans Fallada (bautizado como Rudolf Wilhelm Friedich Ditzer) con la tinta de los descubrimientos asombrosos.
Sesenta y ocho años después de su publicación, el actor suizo Vincent Perez rueda la gesta de los Hampel (convertidos por el ingenio de Fallada en los Quangel), arropado por un nutrido elenco de rostros famosos; entre los que destacan los rasgos de Emma Thompson, Daniel Brühl y Brendan Gleeson.
VINCENT PEREZ, AL FRENTE DE TODAS LAS CLAVES
La capital de Alemania es el escenario principal donde transcurre el guion elaborado por el propio Perez, en unión con Achim y Bettine von Borris. En medio de esta ciudad -que compuso arquitecturas sublimes a través de sus escombros y de su cosmopolitismo activo-, el director novel monta un engranaje de misterio y terror bélico, para dibujar la trágica aventura de los Quangel.
La trama comienza en 1940, cuando la Segunda Guerra Mundial se encaminaba a su lustro de muerte y destrucción. Dentro del número 55 de la calle Jablonski, Anna (Emma Thompson) y Otto (Brendan Gleeson) reciben la terrible carta que les comunica el fallecimiento de su heredero. Hasta entonces, la pareja no había sido especialmente clara en sus preferencias políticas, pero este hecho les despierta de la modorra, y les lleva a efectuar un plan para hacer saber a sus compatriotas lo relativo a la vorágine asesina desatada por el partido Nazi.
Nada más recibir estas postales de denuncia, Adolf Hitler y sus acólitos encargan la investigación del acto al inspector de la Gestapo llamado Escherich (Daniel Brühl), quien no tarda en dar con el matrimonio y someterlo a un juicio sumarísimo, con el veredicto de culpabilidad decidido de antemano.
“Solo en Berlín es el libro más grande nunca escrito sobre la resistencia alemana contra los nazis”, dijo el literato Primo Levi, cuando leyó la obra de Fallada. Y así es como el manuscrito ha sobrevivido a lo largo de las décadas: como un sentido tributo a los que tuvieron el coraje de no formar parte de los homicidas. Los Quangel/ Hampel no portaban armas, pero consiguieron limpiar un poco el tétrico ADN de una nación hipnotizada por el Apocalipsis, narcotizada por el Armagedón.
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