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Vangelis culmina uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera, con la edición de Rosetta (Decca Records).
El disco ha servido para poner sonido a la misión emprendida por la Agencia Espacial Europea (ESA), con el fin de aportar datos sobre el comportamiento del cometa 67P y de los asteroides 21 Lutetia y 2867 Steins.
El proyecto surgió de las conversaciones mantenidas por el creador griego, los responsables de la Agencia Espacial Europea (ESA) y el astronauta André Kuipers.
Pocos artistas son capaces de mimetizar las notas que salen de sus pentagramas con los decorados en las que éstas conviven. Una cualidad que posee en grado sumo el teclista bautizado como Evangelos Odysseas Papathanassiou, más conocido por el nombre artístico de Vangelis.
Desde sus primeros trabajos infantiles a los seis años, este hombre con 73 primaveras y mirada profunda ha sabido transmitir una especie de configuración sensitiva, con cada uno de los trabajos que jalonan su ya extensa carrera.
Las bandas sonoras de Carros de fuego, 1492: La conquista del paraíso o Blade Runner son claros ejemplos de la perfección emotiva con la que están diseñados sus álbumes (pequeñas sinfonías orquestales, que forman parte del acerbo cultural del siglo XX).
Un jardín de inspiraciones continuas, al que el heleno acaba de sumar un nuevo título: Rosetta.
“Mitología, ciencia y exploración espacial son asuntos que siempre me han fascinado a partir de mi infancia. Y en todo momento han estado presentes en mi música“, asegura el maestro de The Friends of Mr. Cairo. Palabras que explican la necesidad que muestra el compatriota de Platón por ir más allá de la simple elaboración musical, para introducir sus atmósferas ambientales en una figurada nave con destino a lo desconocido (al universo y más allá, como dirían los muñecos de Toy Story).
VANGELIS ENTRA EN OTRA ESFERA
Los viajes estelares, que Evangelos ha imaginado a lo largo de su existencia, han convertido al antiguo compañero de Jon Anderson en toda una autoridad a la hora de interpretar las voces del infinito. Encerrado en su estudio de grabación, el experto compositor ha elaborado un atrayente sistema, para aclarar los sordos laberintos lingüísticos de la galaxia; y con ellos transportar a los oyentes a la ingravided por la que deambuló Rosetta de 2004 a 2016.
Y de eso va este portentoso CD: de poner en medio de la exploración científica a los que escuchan los trece cortes del compacto, como si fueran protagonistas de una misión sin presencia humana real. De esta manera, el hábil creador de la banda sonora de El Greco abre el disco con un tema de aliño audiovisual tan tranquilizador como Origins (Arrival), para luego potenciar el misterio y el espíritu aventurero con tracks de la naturaleza peregrina de Starstuff, Infinitude, Exo Genesis, Celestial Whispers o el célebre Albedo 0.06.
Resulta un error supremo intentar imponer los criterios tradicionales de análisis de calidad ante obras como Rosetta, cuyo sentido va más allá del simple consumo mercantilista de poner un producto en las listas de éxitos. Un fallo que con anterioridad ha condenado injustamente a creaciones de enorme interés futurista como The Songs of Distant Earth, de Mike Oldfield.
Vangelis no se propone romper moldes con este trabajo, ni alejarse de su melódico currículo de insinuaciones vaporosas, sino que lo que alberga es poder hacer ver a los demás los tesoros ocultos en la infinitud del universo. Quizá por tal motivo, el autor de la bella y romántica Deborah sea uno de los pocos artistas que han prestado su nombre a un asteroide (el 6354).
“Cuando pusimos las imágenes de archivo de la misión en conjunción con la música de Vangelis, pensamos que era la experiencia más cercana a la realidad que el público podía obtener“, asegura Carl Walker, portavoz del departamento de comunicación de la ESA. Afirmación que resume de forma diamantina el significado de este compacto ataviado con traje ignífugo y escafandra a juego.
Vídeo de Rosetta’s Waltz, por Vangelis. Subido por la ESA
