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U2 editan el decimocuarto álbum de su extensa carrera: una obra que se puede descargar gratis en la web de iTunes hasta el 13 de octubre, y que lleva por titulo “Songs Of The Innocence” (Universal).
Las liturgias poéticas de William Blake son como cánticos que abren las entrañas del Cielo y el Infierno, del alma y la carne.
A través de las visiones del polifacético genio inglés del siglo XVIII es posible atisbar un poco de luz, en el entramado confuso y violento que preside las acciones de los hombres y de las mujeres de cualquier época.
Aquelarres de tintas y acuarelas, de líricas y métricas enraizadas en los edenes prohibidos, que han inspirado los cerebros pensantes de la banda irlandesa más famosa del globo terráqueo, para crear su decimocuarto álbum de estudio.
Una obra de calado supuestamente revolucionario llamada “Songs Of The Innocence” (justo como los 19 poemas que publicó Blake en 1789). Esperado disco cuya novedad o hito, más allá del contenido sonoro, estriba en la operación mediática en cuanto a su puesta en circulación: de manera gratuita y a través de descargas en iTunes, durante el período comprendido entre el 9 de septiembre y el 13 de octubre de 2014. Pasado este intervalo, y como mandan los cánones, los que quieran podrán adquirir el Cd ya según los métodos tradicionales (previo pago de la cantidad acordada, y alimentado con cuatro cortes extras para premiar el desembolso).
Pero, independientemente de la capacidad del cuarteto para llamar la atención, lo realmente importante es indagar qué aportan estas “canciones de la inocencia” dentro del extenso y multicromático repertorio de los responsables del inolvidable “The Joshua Tree“.
U2 AGOTAN SUS BURBUJAS
Las más de tres décadas en el circuito que acreditan juntos Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Muller Jr. parecen haber pasado factura a la formación que estrenó su palmarés con el vitriólico “Boy” (1980).
Los aniversarios y el acomodo estelar han apagado gran parte del fuego que antaño consumía la pasión melódica entre los cuatro isleños: situación que U2 procuran arropar con producciones perfeccionistas, ritmos ajenos muchas veces a su ADN entre new wave y rockero, y destellos de genialidad embutidos en bosques voluntariamente mainstream.
Evolución de ripios industriales y multitudinarios que ha desembocado en una necesidad continua por reinventarse, sensación que está muy presente en “Songs Of The Innocence“. Una fuerza motriz que bien puede etiquetarse como el denominador común de los discos más recientes de los irlandeses, justo desde que éstos descubrieron los efectos de la electrónica -asociada con el pop– en la épica de las guitarras y los taconeos de las baquetas (acontecimiento curricular que se suele fechar coincidiendo con la aparición de “Achtung Baby“, en 1991).
Esas ansias destinadas por preservar su reinado incluso en las pistas de baile vierten su perfume embriagador en este decimocuarto título dentro de la trayectoria de los europeos, para el que han contado con la colaboración de un equipo de productores heterogéneo y sorprendente. Cuadro que conforman el efectivo Danger Mouse (aún se recuerda su excelente ejercicio de síntesis entre el “Black Album” de Jay-Z y el “White Album” de The Beatles, además de sus prestaciones para The Black Keys y Norah Jones, entre otros); Flood (catalizador de esencias tan determinantes como las de New Order, Nine Inch Nails, Nick Cave and the Bad Seeds y The Killers); Paul Epworth (virtuoso en el estudio para formaciones del talante de Coldplay, Bloc Party y Primal Scream); y Ryan Tedder (el norteamericano que dio la horma a “21”, de Adele; aparte de a algunos exitosos compactos junto a Jennifer Lopez y Beyonce).
Tanta parafernalia artística ha dado como resultado un conjunto de once cortes que -pese a la envidiable ejecución y momentos de indiscutible inspiración melódica- no pueden evitar exhibir la orfandad de la rabia pretérita, de las ganas de apabullar con letras concebidas como estiletes memorísticos, y de la pasada versatilidad de una lírica pletórica de imágenes surcadas por la voz rota de Bono (la misma que alumbró la impactante balada “One Love“).
La sucesión progresiva de los temas de “Songs Of The Innocence” desencadena una cierta confusión conceptiva, que va desde la etérea corporeidad de “California (There Is No End To Love)” a la indefinición de “Volcano“. Senda un tanto descafeinada que empieza a tomar un poco de narrativa visceral a través de tracks de agradable naturaleza salvaje, como “Raised by Wolves” y “Cedarwood Road“.
Sin mesura en sus altibajos, el álbum templa su discurso a base del perfeccionamiento milimétrico de sus tempos musicales, sin las estridencias propias y barriobajeras de algunos de los trabajos que le han precedido (tales como “Vértigo“).
Pero también es un poco decepcionante no hallar entre sus surcos más que ecos melifluos de cantos de sirenas que un día embrujaron a miles de fans con sus acordes neuróticos, al son de tonadas como “Sunday, Bloody Sunday“; “Where The Streets Have No Name“; “Mysterious Ways“; o “With Or Without You“.
A tenor del poemario al que pide prestado el título; probablemente, William Blake habría preferido sinfonías más retorcidas para sus “canciones de la inocencia“…
Vídeo relativo a la elaboración de “Songs of the Innocence“, por U2
Más información en http://www.u2.com
