Todd Haynes era solo un niño, cuando el The Velvet Underground comenzó a desplegar su rock psicodélico en salas de nihilismo apremiante, como Exploding Plastic Inveitable. Sin embargo, esto no ha impedido que el cineasta de Carol haya querido profundizar en la historia y legado de una banda que caló hondo en generaciones de artistas, tanto coetáneos como posteriores.
Las inspiradas letras de Lou Reed, siempre en pelea de egos con las genialidades instrumentales de John Cale, supusieron un antes y un después en la música rock; y demostraron que las artes unidas eran capaces de aportar nuevas y apasionantes atmósferas a entornos irrepetibles, como era el de Nueva York entre mediados de los sesenta y principios de los setenta.
Haynes vertebra su primer documental sobre esas asociaciones puntuales de creatividad, que generaron un ambiente de aventuras culturales ajenas al riesgo, y vestidas con las épicas telas de lo inexplorado. Insertado en semejante panorama de proyectos imaginativos y novedosos, el cuarteto neoyorquino liderado por Reed y Cale desplegó su singular manera de entender la música, al amparo de la admiración de artistas como Andy Wharhol, y con el seguimiento declarado de compañeros de pentagramas como David Bowie.
El responsable de Aguas oscuras compone su obra a través de testimonios directos e imágenes de archivo, una fórmula que le permite aportar verosimilitud, al relato que ensambló la leyenda de The Velvet Underground.
Más de dos años de investigación y un montaje destinado a marcar el ritmo adecuado de la narración audiovisual contemplan a esta película de emociones aseguradas, en la que el director cuenta -entre otros- con los recuerdos recientes y a viva voz de John Cale y Maureen Tucker (los únicos supervivientes del grupo).
TODD HAYNES RECUPERA LAS SENSACIONES DE LA VELVET
Para entender el contexto en el que nació y creció The Velvet Underground, es necesario bucear en los círculos intelectualizados de Nueva York, durante los años de la explosión del Pop Art y de los experimentos de The Factory.
Fundado en 1964 por Lou Reed y John Cale, el grupo -cuyo nombre viene prestado de un libro sobre sadomasoquismo, de Michael Leigh– apareció en escena con unas propuestas rompedores, centradas en líricas profundas, atonalidad distorsionada, y mucha pose de huida del mercantilismo.
Tales ingredientes aportaron a The Velvet Underground un aura de banda de culto sin fisuras, desde el momento en que iniciaron su carrera musical. Atmósfera equidistante del resto de compañeros de profesión, que acabó estrellándose contra los arrecifes de la escasa rentabilidad económica.
Unos efectos que se muestran en el documental de TH, al abordar el polémico despido de Andy Warhol como representante de la formación, o la partición del cuarteto entre los que apoyaban las ideas de Lou Reed y los que tiraban más por las visiones de John Cale.
La película de Todd Haynes no pretende quedarse simplemente con la esfera de inmensa creatividad elaborada por Andrew Warhola, The Factory y los damnificados con su mecenazgo; sino que reproduce el ecosistema brillante que se respiraba en la urbe del Empire State; y que inundaba los clubes de moda, las estilosas galerías de arte, y los garitos sudorosos y kubrickianos.
Dentro de ese efecto de montaña rusa efervescente y hedonista, el protagonismo de The Velvet Underground se antoja como un vehículo más que adecuado para comprender cómo fueron esos años de locura incesante, en los que Lou Reed, John Cale, Maurren Tucker, Sterling Morrison y la cantante germana Nico dejaron la huella imborrable del talento sin etiquetas ni adocenamientos conservadores.