Simon Baker ejerce como actor, productor, guionista y director en la adaptación al cine de la exitosa novela Breath, obra del oceánico Tim Winton.
La trama del filme gira en torno a la relación amistosa de un par de adolescentes con un apasionado del surf, el cual busca su ola soñada en la costa oeste de Australia durante los años setenta.
El intérprete de El mentalista abandona con este personal proyecto el silencio profesional que le ocasionó el final de la citada serie de la CBS.
La mirada de Simon Baker se posa en la distancia, mientras el mar de la zona de Denmark bate con fuerza los recuerdos contenidos en las páginas de Breath.
Ante la fiereza del gran azul, cualquier objeto y propósito quedan sumidos bajo la deshonra de las derrotas navales; aunque en su evocación pervivan los fogonazos de las existencias sacadas a flote por el líquido elemento.
Una de esas tablas vitales, golpeadas por la sal y el alquitrán, es la de Bruce “Pikelet” Pike: un hombre de mediana edad quemado por la urgencia de la rutina, que acarrea un divorcio canoso y bastantes desasosiegos dentro de su ocupación como enfermero. Pero, cuando el tipo puede fumar un cigarrillo en penumbras, su mente viaja a Sawyer, donde experimentó los mejores momentos de su cuaderno de bitácora como ser humano.
Así es como arranca el guion elaborado por Baker, Peter Duncan, Gerard Lee y Tim Winton; el cual toma velocidad de crucero al retrotraer su curso a la década de los pantalones campana y las patillas interminables.
A base de continuos flashbacks, Breath narra un argumento marcado por los sentimientos de varios personajes, ansiosos por escapar del aburrimiento: congelados todos ellos en un instante, donde la esperanza en los futuros halagüeños y diferentes no estaba sellada con la silicona de la realidad.
SIMON BAKER CABALGA POR EL AGUA
La impresionante costa oeste de Australia ha servido de gigantesco set de rodaje al alter ego del locuaz Patrick Jane y a su nutrido equipo, quienes han utilizado cámaras de todo tipo para recrear con sorprendente verosimilitud las secuencias de surf que pueblan el relato.
Subido a una tabla, Baker ha podido dar rienda suelta a su gusto por el deporte de las cabriolas sobre las olas, mientras expertos en la materia corregían algunos de sus errores a la hora de surcar las elevaciones marítimas.
Solo con la escenificación de ese extraño amor hacia el surf es como la estrella de El mentalista ha podido entender la manera de pensar de Bill “Sando” Sanderson: el atlético individuo al que caracteriza en la movie. El actor nacido en Launceston ha intentado mimetizarse completamente con este héroe de las extensiones oceánicas, al que no le va tan bien en tierra firma. Un amante de las sensaciones al límite que despliega su vena más afectiva tras el encuentro con Pikelet (Samson Coulter) y Loonie (Ben Spence), lo que cual hará que las cosas le vayan mejor durante un tiempo.
Concebido como un proyecto arriesgado (tanto a nivel profesional como personal), Baker ha asumido la gesta con el esfuerzo y la energía necesarios, para compatibilizar a marchas forzadas las labores de interpretación, guion, dirección y producción. Tareas en las que el actor de Margin Call ha contado con el apoyo de los jóvenes Samson Coulter y Ben Spence. Ejercicio revitalizador de la pareja artística al que SB suma la mayor y necesaria experiencia delante de las cámaras de Elizabeth Debicki, Richard Roxburgh y Rachael Blake.
Ahora únicamente falta que el gran azul de Patrick Jane no tumbe su lacada superficie de madera, pulida afanosamente con suspiros de ansiedad.