Sam Heughan llegó al escaparte de la popularidad mediática por su meritoria actuación en la serie de época Outlander, donde interpretaba al romántico y apasionado Jamie Fraser.
El ascenso de este actor nacido en Dumfries and Galloway (Escocia) está siendo lento, pero seguro. Una prueba de ello es que su nombre empieza a sonar con fuerza para sustituir a Daniel Craig, como el icónico agente 007. Pero todavía no hay nada especialmente concluyente en este sentido; por lo que Sam prefiere ser prudente, y centrar su atención en sus trabajos actuales.
Dentro de su filmografía más reciente, una de sus nuevas películas lleva por título An Unquiet Life: drama basado en el homónimo libro de Stephen Michael Shearer, sobre la vida de la estrella de Hollywood Patricia Neal. El texto de Shearer se acerca a la interesante existencia de la protagonista de El manantial en un sentido amplio; algo que diferencia a la obra impresa del guion original del filme dirigido por John Hay, ya que este solo recrea una parte del período que Neal compartió sentimentalmente con el escritor Roald Dahl.
En concreto, la cinta se queda en los años sesenta, cuando la intérprete de Hay que matar a B se metió de lleno en el rodaje de Hud, el más salvaje entre mil; una intensa historia de sensualidad ardiente y sudorosa, que le permitió ganar su primer y único Oscar como Mejor Actriz Principal, en la ceremonia de 1964.
David Logan (Lost Christmas) y el propio Hay firman un libreto cargado de referencias al Hollywood del star system, en el que se hacen fuertes las personalidades sorprendentes de Patricia Neal (a quien encarna Keeley Hawkes/ El guardaespaldas) y el narrador Roald Dahl (Hugh Boneville/ Downton Abbey). Un universo de glamur y desdichas familiares, en el que también tiene un importante papel Paul Newman (al que se atreve a caracterizar el pelirrojo Sam Heughan).
SAM HEUGHAN Y EL HOMBRE DE LOS OJOS AZULES
La acción de An Unquiet Life muestra a Patricia Neal en un momento determinante para su vida privada y su carrera. La actriz había dado un portazo a la bohemia hollywoodiense y a sus numerosos affaires amorosos (en las enciclopedias de los cotilleos sobre el séptimo arte se encuentra en lugar destacado el enfrentamiento entre Gary Cooper y Kirk Douglas, con Neal en el centro de la disputa), para dedicarse a una rutina más hogareña; al lado de su marido, el novelista galés Roald Dahl. Dahl y Neal se habían conocido casi por casualidad, en una fiesta; y unieron sus destinos en 1953.
Cinco hijos y demasiados altibajos emocionales por culpa del fallecimiento prematuro de uno de ellos y la enfermedad de otro, a los que se sumó el infierno de tres aneurismas cerebrales padecidos por Patricia, obstaculizaron la felicidad programada por la pareja. Un cúmulo de reveses, que An Unquiet Life únicamente exhibe parcialmente.
Según el largometraje, el traslado a Inglaterra de Patricia Neal amenazó seriamente con acabar con su ascendente popularidad en La Meca del Cine. Sin embargo, Martin Ritt (compañero suyo en el Actor’s Studio, el cual quedó hipnotizado por la actuación de la actriz en la serie Los intocables) no paró hasta conseguir su vuelta a las pantallas por todo lo alto, en el excepcional western titulado Hud, el más salvaje entre mil.
Al lado de Paul Newman y Melvyn Douglas, Neal dejó claro su increíble talento escénico, en las costuras de la sensual Alma Brown: el ama de llaves del rancho comandado por Hud Bannon y su padre Homer.
Los constantes cortocircuitos emocionales que se desarrollaron a lo largo de este rodaje en Texas, y las consecuencias inevitables que derivaron en la existencia compartida por Neal y Dahl en el bucólico Buckinghamshire, componen el grueso de la movie elaborada por John Hay.
Al final, el matrimonio entre la estrella estadounidense y el narrador de Cardiff se disolvió en 1983, pero los episodios relatados en An Unquiet Life revelan el singular y sereno amor que ambos protagonizaron, más allá de las cámaras y los tabloides.