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Robert Redford es el protagonista de “Truth“, el filme con el que debuta como director el guionista James Vanderbilt. La trama sigue el escándalo que envolvió en 2004 a George W. Bush con un programa de la cadena CBS.
Cuando el político, escritor y filósofo irlandés Edmund Burke calificó a la Prensa como el cuarto poder, Europa aún manchaba los pañales de las grandes revoluciones contemporáneas.
Las palabras del orador isleño arañaron los resortes de la sociedad dieciochesca, la misma que cavaba barricadas de Ilustración en los muros del absolutismo monárquico; e imaginaba justicieras declaraciones de derechos humanos, prescritas contra el clasismo imperante.
Transcurridas las centurias, la frase de Burke todavía está muy viva en las mentes y en las bocas de todos los terrícolas que reclaman un mínimo de libertad de expresión. Pero, ¿qué ocurre en los momentos en que el llamado cuarto poder entra en colisión directa con otros estamentos de fuerza considerable?
Para responder a esta cuestión de talante social, solo hay que ojear un periódico, sin importar la fecha de su edición. Es más, en una época como la actual, en la que los juicios por corrupción de altos cargos copan las portadas de los rotativos planetarios (y en la que los grandes capitales demoran sentencias y compran prestigiosas cabeceras) la aseveración de que el cuarto poder es independiente y temible se antoja bastante irónica.
Dentro de ese conglomerado de escándalos, el caso de los documentos de Killian –ocurrido en el país de las barras y estrellas, ya empezado el siglo XXI– sentó precedente en la tensa relación mantenida por el Periodismo y la Política, y que se prolonga desde el nacimiento de la imprenta.
El asunto en cuestión sucedió en 2004, y lo protagonizó el noticiario 60 Minutes: espacio perteneciente a la cadena CBS. El 8 de septiembre del mencionado año, el exitoso programa sacó a la luz unos papeles que explicaban cómo supuestamente George W. Bush (embarcado en ese momento en una campaña presidencial, que finalmente ganó) se había librado con la ilegalidad como escudo para servir en la Guerra de Vietnam.
La propagación de semejante tema amenazó con derribar a la titánica familia de inquilinos de la Casa Blanca. Sin embargo, la subsiguiente investigación federal cargó las tintas contra el noticiario y la impulsora de la investigación: la productora y periodista Mary Mapes. En medio de la lucha por lavar la imagen del candidato republicano, y sobre todo por la imposibilidad para conseguir los pliegos originales, la solución final desembocó en el despido inmediato de Mapes, y en la retirada forzosa del legendario presentador Daniel Irvin “Dan” Rather, Jr.
Once años después de los hechos reales, el debutante director James Vanderbilt (guionista de “Zodiac“) rememora el backstage del mediático enfrentamiento, en el filme “Truth“; el cual se basa a su vez en el libro “Truth And Duty“, escrito por Mapes.
ROBERT REDFORD Y LOS PRIVILEGIOS DE LOS DIRIGENTES
George W. Bush pertenecía a la Fuerza Aérea de Estados Unidos mientras tenía lugar el conflicto armado de la Guerra de Vietman. En aquel entonces, el cuadragésimo tercer presidente de la nación era un simple oficial de baja graduación, que tenía que someterse a constantes exámenes para comprobar su nivel de aptitud.
Como el resto de sus compañeros, el vástago de la importante saga estaba en la lista para servir en el frente. Pero el teniente coronel Jerry B. Killian (y según las fotocopias aportadas a CBS por el teniente coronel Bill Burket) no iba a permitir que eso tuviera lugar. Sin mayor autoridad que la suya, el superior de Bush arregló supuestamente las notas de su pupilo, para que este no fuera destinado a la contienda.
Vanderbilt construye con esta trama el guion de una película que pone en tela de juicio la libertad de los medios de comunicación en la tierra de Benjamin Franklin. Arropado por la solvencia interpretativa de la australiana Cate Blanchett (Mary Mapes) y el habitualmente efectivo Robert Redford (Dan Rather), el cineasta novel revisa las aristas de una información que nunca fue desmentida con datos esclarecedores; sino que simplemente se tapó, ante la imposibilidad del canal de televisión para acceder a la fuente documental primigenia.
Al lado de Redford y Blanchett, un completo elenco de caras conocidas -en el que colaboran, entre otros, Elisabeth Moss, Topher Grace, Dennis Quaid y Bruce Greenwood– dan forma a una crónica que es capaz de cuestionar el sentido de la sentencia de Edmund Bruke, relativa a la inviolabilidad en esencia del cuarto poder.
Un posicionamiento que desembarcará en las salas estadounidenses en pleno proceso de las presidenciales de 2016, y a las que pretende presentarse -con su grupo denominado PAC, “Right To Rise”- el exgobernador de Florida: John Ellis “Jeb” Bush (se supone que, en caso de salir elegido para sentarse en The White House, el brother de George W. ya habrá aprendido por lo menos que España tiene un monarca llamado Felipe VI).
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