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Red Hot Chili Peppers lanzan al mercado su undécimo álbum de estudio: The Getaway (La huida).
La banda angelina enriquece la mixtura funk y rock que ha defendido con soltura a lo largo de más de tres décadas.
El neoyorquino Danger Mouse sustituye a Rick Rubin, en el apartado de la producción.
Pocas formaciones musicales pueden presumir de llenar estadios de fútbol y recintos multitudinarios con el simple anuncio de su presencia.
Y menos aún son los artistas capaces de provocar semejante respuesta en el público después de más de seis lustros en la carretera.
Dos características que sí forman parte del ADN curricular de Red Hot Chili Peppers.
Desde 1983, Flea (Bajo, piano, trompeta y coros), Anthony Kiedis (vocalista), Chad Smith (Batería y percusión) y Josh Klinghoffer (Guitarra, bajo, sintetizadores y coros) han promocionado un estilo propio y desenfadado, que les ha llevado a ser uno de los grupos más famosos y admirados en la historia del rock en USA.
No obstante, pese a la supervivencia en el mercado de las ondas del veterano cuarteto californiano, los veranos transcurridos desde sus inicios han hecho algo de mella en sus melodías e inspiraciones.
En concreto, el otrora impulso radioactivo de los álbumes de los ochenta y parte de los noventa ha quedado relegado a un segundo plano, sustituido por composiciones más elegantes y calculadas, generadoras de unos sonidos de elevada categoría formal y creativa.
Dentro de ese terreno de evocaciones de laboratorio, es donde se cuela The Getaway (Warner Music): una obra de perfeccionismo instrumental y melódico, en la que los autores de By The Way muestran su interés por captar la atención de los fans mediante la psicología de los pentagramas.
Unos oyentes que pueden abrir la mente con los sustanciosos guitarreos de Klinghoffer, o con las meditaciones siempre divertidas -pese a cierta ingenuidad- de Kiedis: devenido en un tecnológico flautista de Hamelín.
RED HOT CHILI PEPPERS Y SU FUNKY ROCK
Vibrantes y variados son dos adjetivos que encajan a las mil maravillas para describir los tracks que contiene The Getaway. Un equipo de trovas determinadas por la distinción y la necesidad de innovar, aunque sin salirse de la influencia reconocible de los responsables del celebrado Mother’s Milk.
Danger Mouse entiende sin puntos oscuros las intenciones del cuarteto, y lo pone a prueba con una batería de temas (trece en total) que exponen el excelente momento profesional de unos músicos que llevaban cinco años sin pasar por un estudio de grabación.
Cuentan los componentes de RHCP que, cuando contactaron con Danger Mouse, éstos aparecieron con treinta o cuarenta canciones, que habían estado componiendo desde 2014.
Sin embargo, este vasto material era demasiado parecido al que los angelinos habían desarrollado bajo la batuta de Rick Rubin, y al recién contratado productor le primaba hornear un disco diferente y sorpresivo.
Crecido en la escena del hip-hop, el neoyorquino convenció a Flea, Kiedis, Smith y Klinghoffer para que preparasen sus líricas desde un punto de vista más ambicioso, como si tuvieran que volver al pasado y presentar a la industria una primera obra. Y, con esa misión, los muchachos de One Hot Minute se pusieron a escribir.
Lo que ha surgido de tales experiencias de transformación voluntaria ha sido un compacto realmente notable, en el que los momentos de inspiración deslumbrante se alternan con otros de necesario apaño comercial, destinado a maquillar el conjunto de cortes.
Como apertura, la banda pone sobre el tapete una emocionante oda titulada The Getaway, en la que la colaboración de Anna Waronker (miembro de The Dog) resulta absorbente y embellecedora.
Un preludio que contribuye a enfatizar el pegadizo single Dark Necessites: una balada a ritmo más acelerado, en la que el bajo de Flea emociona como en sus mejores tiempos.
A partir de aquí, el álbum tiene una caída de tensión tan solo aparente; ya que las buenas sensaciones regresan con intensidad a través de las evocaciones setenteras que ofrece la épica song The Longest Way.
Tras esta declaración casi confesional y comunera, expresada por la voz de Kiedis, el cuarteto estadounidense se concede una tregua controlada, para resurgir en el campo de los aciertos sinfónicos con la ambigua canción bautizada Sick Love, en la que comparecen como invitados de lujo Sir Elton John y Bernie Taupin.
Superado ese ecuador sobre amores enfermizos, The Getaway enfila una dirección realmente estimulante, a través de tonadas de electricidad contagiosa, como Go Robot, Detroit, This Ticonderoga (verdadero homenaje a los comienzos de RHCP) y The Hunter.
Red Hot Chili Peppers configuran un decorado especial y misterioso con semejante paisaje de músicas artesanales.
Un cuadro en el que los vecinos de La Meca del Cine asientan su poderío como auténticos reyes del funky rock, mediados por los accesos de etiqueta que les ha regalado la implicación de Danger Mouse.
Nota.- RHCP actuarán en Madrid y Barcelona. En Madrid, en el Barclaycenter durante los días 27 y 28 de septiembre.Y en Barcelona, lo harán los días 1 y 2 de octubre, en el Palau Sant Jordi. Tan solo hay una pega: las entradas están agotadas.
Vídeo oficial de Dark Necessities, por Red Hot Chili Peppers
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