Quentin Tarantino apenas contaba con siete años de edad, cuando Charles Manson y sus seguidores (secta conocida como The Family) asaltaron la propiedad que la actriz Sharon Tate poseía en Benedict Canyon, situada en una zona residencial de Los Ángeles.
La brutalidad que los asesinos mostraron para con sus víctimas (Tate fue masacrada a puñaladas, al igual que el bebé que llevaba en su vientre) hizo que el crimen múltiple se convirtiera en uno de los más salvajes de cuantos han sucedido en los territorios cercanos a la Meca del Cine. Algo que ha contribuido a que los ecos sanguinarios del violento acto aún queden patentes en las mentes de los angelinos, y del resto de los terrícolas con un poco de memoria mediática.
Uno de esos tipos con recuerdos en sepia de lo sucedido es Quentin Tarantino: un verdadero coleccionista de historias con potencial para llenar las salas de proyección, entre las que figura este tenebroso relato de monstruos reales e infiernos psicodélicos.
Cinco años ha tardado el responsable de Kill Bill para elaborar el guion de Once Upon a Time in Hollywood, con el que intenta reflejar sus sensaciones y recuerdos respecto a la citada acción homicida de Manson y sus matarifes.
Una película en la que el creador estadounidense ha trabajado a fondo, y cuyo título evoca dos míticas cintas de Sergio Leone: Once Upon a Time in America (Érase una vez en América) y Once Upon a Time in The West (Hasta que llegó su hora).
Tarantino se encuentra en estos momentos, según Sony Pictures, en el proceso de la pre-producción del filme. Una fase donde las noticias apuntan a que las intenciones del cineasta contemplan incorporar al reparto a dos estrellas del peso de Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, para encabezar los títulos de crédito.
Ambos intérpretes ya habían colaborado anteriormente con el director, en Django desencadenado y Malditos bastardos, respectivamente; por lo que los dos están al tanto de la manera de rodar tan peculiar que tiene el responsable de Reservoir Dogs.
Un díptico de altura al que podría unirse la enérgica Margot Robbie (Yo, Tonya), para encarnar a Sharon Tate.
QUENTIN TARANTINO Y LA ESENCIA DEL MAL
Hace tan solo unos meses (el 19 de noviembre de 2017), Charles Manson moría en la cárcel por causa de una enfermedad. La desaparición del principal instigador y cerebro de los asesinatos de Sharon Tate, Jay Sebring, Wojciech Frykowski, Abigail Folger y Steven Parent volvió a reabrir las costuras de un caso que nunca ha sido olvidado, y que siempre regresa a la actualidad en forma de reportaje periodístico, novela o producción audiovisual.
Precisamente, 2017 fue el año de emisión de Aquarius, el serial creado por John McNamara; en el que el detective de homicidios Sam Hodiak (David Duchovny) ponía cerco al psicopático y manipulador Charles Manson (Gethin Anthony).
Aún no se sabe a ciencia cierta cuál será el punto de vista escogido por Tarantino para tratar los espeluznantes hechos que recrea el largometraje que tiene entre manos; pero, por la naturaleza coral de su filmografía, no sería descabellado pensar en un mosaico de piezas humanas, donde la desidia del Hollywood de finales de los sesenta sea el protagonista oculto de una matanza tan execrable, como la perpetrada en la casa de la entonces esposa de Roman Polanski.
Pese a la escasa información en cuanto a los detalles concretos de la sinopsis argumental, parece que el tema tomaría como partida a un par de tipos relacionados tangencialmente con los crímenes. Uno de ellos sería un célebre actor de series y telefilmes del Oeste, llamado Rick Dalton (Leonardo DiCaprio): hombre que, además, vive cerca de Sharon Tate. El otro, según lo mínimamente desvelado, podría tratarse del especialista que suple a Dalton en las escenas de acción; un individuo nominado Cliff Booth (Brad Pitt).
En esto consiste lo que ha trascendido hasta la fecha de Once Upon a Time in Hollywood; película esperada por todos, que tiene previsto su estreno para el 9 de agosto de 2019 (justo cuando se cumplan cincuenta años de la matanza orquestada por Charles Manson y The Family).