Plácido Domingo tiene una sólida e intensa relación de apego nunca ocultada, hacia los ecos líricos que la Villa y Corte programa año tras año: un motivo de predilección casi sentimental y nostálgica, que ha llevado a la estrella del bel canto a clausurar por todo lo alto la temporada del Teatro Real en más de una ocasión.
En verano de 2017, la garganta del tenor hizo vibrar al patio de butacas con la versión desnuda de artificios de Macbeth, composición esculpida desde las entrañas de lo visceral a través del vena más aguerrida y violenta de Giuseppe Verdi.
Las jornadas que acogieron las representaciones del drama basado en la homónima obra de William Shakespeare supusieron un excelso final del año operístico en la capital; razón más que potente para repetir la cita con otro compositor diametralmente diferente a Verdi, aunque con el mismo protagonista en el escenario: Plácido Domingo.
El creador elegido para la clausura de temporada en este 2018 es el francés Jules Massenet (Saint-Étienne, 1842- París, 1912), quien despliega sus notas de condenación eterna contenidas entre los pentagramas de Thaïs: una de las óperas más perseguidas e incomprendidas del autor de Manon Lescaut, aparte de poco escenificada desde su estreno a finales del siglo XIX.
Al lado de la soprano albanesa Ermonela Jaho, el tenor madrileño elevará su potente timbre con el multicolor manto musical dirigido por el experto Patrick Fournillier (Director Musical del Festival Massenet de Saint-Étienne), al que secundan en su intervención el coro y la orquesta titulares del Teatro Real.
Sin decorados de ambiciones exageradas, la única representación de Thaïs (programada para el próximo 26 de julio) exhibirá los acordes confesionales ideados originalmente por Massenet, con el adecuado déficit de elementos distorsionantes; arropados simplemente con el figurado vestido de las gargantas de Domingo y Jaho, como excepcionales puntas de lanza de reflexiones eternas. Unos proyectiles artísticos con capacidad para agrietar las convicciones morales y dogmáticas, con los que el compositor francés removió los cimientos de una sociedad alienada por el fuego de la condenación.
PLÁCIDO DOMINGO Y LOS PELIGROS DE LA CARNE
La novela homónima de Anatole France inspiró a Louis Gallet para elaborar el libreto de Thaïs. A lo largo de los tres actos que dura la ópera, el espectador asiste a la transformación radical de los dos personajes protagonistas; ambos destinados por el azar a recorrer caminos contrarios en la feria de los sentimientos.
La historia comienza con el monje Athanaël: un asceta nacido en Alejandría, que desea transmitir la salvación a todas las personas a las que ha conocido a lo largo de su existencia. Uno de esos retos con máscara humana lo personifica la bella Thaïs: una exuberante cortesana y sacerdotisa de Venus, a la que el religioso anhela llevar por la senda que él considera como correcta.
Al principio, el acercamiento del hombre provoca la hilaridad en la nihilista Thaïs. Sin embargo, poco a poco, la seguidora del disfrute sin censuras abre los ojos a un cambio en su existencia, que la lleva a ingresar en un convento.
Por su parte, Athanaël reacciona de manera distinta: la sensualidad de la cortesana provoca en el estricto religioso el nacimiento de un amor autodestructivo y agresivo; y lo único que anhela es alcanzar el cariño como mujer de la antigua cortesana.
La citada evolución dramática causó una cierta polémica en su época, al considerar que la visión del personaje de Athanaël, y de su fuego abrasador hacia Thaïs, rozaba casi el territorio de la herejía y el libertinaje operístico. Un mensaje que otorga al libreto y a la música que lo acompaña una fuerza deslumbrante, con momentos tan aclamados con el paso del tiempo como el del solo de violín incluido en el segundo acto, número conocido como Méditation Religieuse o Méditation Thaïs.
Plácido Domingo y Ermonela Jaho volverán a dotar de humanidad a las cuitas amorosas esculpidas por Jules Massenet, las cuales reservan en sus giros anímicos espectaculares accesos wagnerianos; aunque incrustados en los aterciopelados paisajes sonoros de la lírica francesa.
Nota.- Thaïs será representada el próximo 26 de julio de 2018, en el Teatro Real de Madrid.
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