Marianne Faithfull y el romanticismo
La cantante y compositora británica funde música y poesía, en "She Walks in Beauty" (Panta Rei/ BMG): un álbum de atmósferas profundas y paisajismo declamado, en el que la voz de la autora de "Broken English" ejerce de peculiar anfitriona, como si recitara desde un imaginario púlpito de palabras.
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Marianne Faithfull mantiene, desde sus inicios en el universo de las tonadas y las melodías, una intensa y enriquecedora relación con la poesía. Una unión necesaria y concluyente; donde los versos sueltos y encadenados de su existencia han marcado a fuego la pauta sensible de sus líricas más conocidas y ovacionadas, como si únicamente tratara de rendir eterno tributo a los ilustres creadores de las rimas que nutrieron los sueños artísticos de la antigua compañera de Mick Jagger.
Semejante dependencia hacia las palabras vaporosas, los latidos a pulso de tinta, las ansiedades quemadas por los ritmos acelerados de una cuarteta, y los anhelos acuosos de versos alejandrinos -esculpidos con la pasión desenfrenada de genialidades hambrientas- han humedecido la paleta de She Walks in Beauty (Panta Rei/ BMG): un disco que es mucho más que una simple acumulación de temas, y que hunde sus raíces en los experimentos multimedia de talante literario, sin artificios ni falsedades que medien en su aguerrida honradez.
Marianne Faithfull viaja a su pasado adolescente, cuando cursaba estudios en St. Jospeh’s Convent School, en Reading (Inglaterra); para rescatar del olvido las clases en las que recitaba e investigaba obsesivamente el ritmo contenido en los poemas de Thomas Hood, Percy Bysshe Shelley, Lord Byron, o Lord Alfred Tennyson. Un traslado sincero y elocuente, que ha permitido a la creadora británica apartarse a duras penas de las terribles garras del coronavirus (Faithfull estuvo a punto de fallecer durante la primavera pasada, por culpa de la citada enfermedad pandémica).
Junto al instrumentista australiano Warren Ellis, quien elaboró las bases sonoras desde su estudio en París, Marianne Faithfull arropó con cuidado su agrietada voz, a través de las notas sugeridas por este artista de recursos pianísticos, coloristas e inspiradores.
El resultado de tal relación profesional es una sobrecogedora colección de lecturas épicas y confesionales, en las que se perciben los ecos de las vivencias y recuerdos de una mujer que desborda pasión por los rapsodas inmortales de su adolescencia.
MARIANNE FAITHFULL SE DEJA LLEVAR POR EL ESPÍRITU ROMÁNTICO
Entre las declamaciones sombrías y sensitivas que protagonizan el curso narrativo de She Walks in Beauty, el acompañamiento aterciopelado de Warren Ellis se complace en ceder parte de su colaboración estelar, a invitados tan determinantes como Nick Cave, Brian Eno y Vincent Ségal.
El líder de The Bad Seeds (Cave) ejerce como maestro de piano, para dotar de dramatismo a algunos de los cortes más destacados, los cuales también salen beneficiados por los decorados sonoros ideados por Brian Eno, y por los acordes estimulantes del violonchelo de Vincent Ségal.
Todos estos elementos contribuyen a diseñar un álbum que transmite autenticidad, desde su primer tema al último; y en el que permanece una singular escenificación de la naturaleza, entre onírica y salvaje. Unas figuradas imágenes y somnolientos entornos alejados de la realidad, que entroncan directamente con los paisajes hechizados del romanticismo decimonónico.
Una obra como la descrita habría sido imposible de realizar, sin el empeño y el compromiso de cada uno de los miembros de un proyecto tan personal e intimista. De esta manera, tanto el productor (Head) como los intérpretes confiaron en la fe indestructible de Faithfull, para que este trabajo saliera adelante.
Debido a ese empeño compartido, ha sido posible descubrir las variantes luminosas y dramáticas desatadas por She Walks in Beauty (poema compuesto por Lord Byron), desde una perspectiva equilibrada entre el ecologismo y los ambientes góticos; o toparse con las abismales sensaciones que albergan los impactantes versos de John Keats, expuestos en La Belle Dame Sans Merci y To Autumn.
Al final, y tras el potente y reflexivo recital previo, Faithfull cierra el disco con los renglones legendarios de The Lady of Shallot, de Lord Alfred Tennyson. Un tema que, junto con las visiones de un Camelot cada vez más difuminado en la iconografía popular, evoca con intensidad y brillantez las rebeliones anímicas exhibidas en el célebre cuadro de John William Waterhouse.
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