Léa Seydoux posee una habilidad innata, para equilibrar sus mediáticas participaciones en blockbusters de proyección planetaria, con proyectos de menor presupuesto; aunque no por ello menos atractivos desde el punto de vista profesional.
De esta manera, y según la citada fórmula, la protagonista de La vida de Adèle alterna entre sus próximos estrenos la agitada y multitudinaria caracterización de la oscura Madeleine Swann, efectuada para la aventura del agente 007 titulada Sin tiempo para morir, con otros trabajos menos ambiciosos, en lo referente a conquistar las taquillas en manera similar a la citada obra de James Bond; tales como los llevados a cabos en La crónica francesa, de Wes Anderson, y The Story of My Wife, de Ildikó Enyedi.
Precisamente, el último largometraje mencionado supone una importante y personal apuesta de Seydoux, destinada a exhibir su talento interpretativo lejos de las grandes producciones estadounidenses, al ponerse a las órdenes de la directora magiar Ildikó Enyedi, para encabezar el elenco artístico en una película de presupuesto modesto, con capital procedente de Hungría y de Alemania.
El film, cuyo rodaje finalizó hace un tiempo, adapta a la gran pantalla la obra más destacada en el currículo literario del novelista y dramaturgo Milán Füst, la cual ha sido comparada en su desarrollo con los laberintos humanos y las contradicciones existenciales planteados por Franz Kafka y Marcel Proust.
El compromiso de fidelidad con el texto de Füst es una de las características del trabajo de Enyedi, quien intenta reflejar los abismos sentimentales de la novela original con un uso singular y teatralizado de la cámara, siempre sujeta a planos que denotan el tono confidencial e intimista del guion.
Un propósito que adquiere su potencia escénica a través del triángulo amoroso que lidera el personaje de Seydoux, y que tiene a Louis Garrel (Mujercitas) y Anders Baasmo Christiansen (La decisión del rey) como los otros dos puntos de atracción dramática.
LÉA SEYDOUX ES LA MUSA DE MILÁN FÜST
El argumento de The Story of My Wife sigue la estela de un amor platónico, de los que desencadenan una montaña rusa de emociones y sueños compartidos, y que muchas veces acaban con la ilusión inicial, tras el ansiado enlace marital. Eso es lo que experimenta el rudo y descreído capitán de barco Jakab Störr (Anders Baasmo Christiansen): un hombre que había abjurado de las mujeres, hasta que conoce a la voluptuosa y chispeante Lizzy (Léa Seydoux).
La muchacha es deslumbrante y misteriosa; y, cuando Störr la ve entrar en el bar donde se había apostado su futuro matrimonio, todo cambia en el aparentemente solitario e irónico marinero. Desde el instante en que ambos cruzan sus respectivas miradas, los dos saben que están destinados el uno para el otro. Sin embargo, la joven no muestra la misma intensidad sentimental que Jakab, ni la ciega admiración que este profesa hacia ella.
Poco a poco, las diferentes mentalidades y la distinta manera en que la pareja protagonista concibe los sentimientos románticos hacen que Lizzy y el capitán se alejen progresivamente. Una realidad que lleva a Jakab a caer en la enfermedad de los celos, al pensar que su esposa le engaña con otro.
Enyedi intenta sumergirse en la psique de estos enamorados platónicos, a quienes les asusta asumir la gran equivocación cometida con su casamiento irracional e impulsivo; lo que desemboca en una vida conyugal inundada de engaños y supuestas traiciones.
Semejantes enredos afectivos inspiran en Enyedi una escenificación tenebrosa y asfixiante, donde las localizaciones asumen el papel de testigos mudos, dentro de una historia desangelada y condenada al fracaso.
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