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Luc Besson hace realidad su sueño, consistente en traducir a imágenes en movimiento los cómics de Valérian y Laurelin.
Valérian y la ciudad de los mil planetas llegará a las salas francesas el próximo 21 de julio.
El norteamericano Dane Dehaan y la modelo británica Cara Delevigne son los protagonistas de la movie.
La imaginación del guionista Pierre Christin y del dibujante Jean-Claude Mézières alentó la infancia del cineasta de El gran azul, cuando de niño y de adolescente se acercaba a las historietas de Valérian y Laureline.
Las legañas visionarias de los viajes en el tiempo, de las galaxias rotuladas con infinidades multicolores y de las aventuras sustraídas a los abismos de la cordura hicieron en Besson un hueco de autoría vanidosa, que posteriormente ha vertido en gran parte de su filmografía como director, productor y guionista.
Quizá por eso, el proyecto de adaptar los cómics de Christin y Méziêres a una pantalla cinematográfica llevara varios lustros dispuesto a salir de los escondrijos creativos del parisino.
Aunque, por diversas razones, Mr. Luc no lo ha podido hacer realidad este anhelo hasta 2016.
Un presupuesto poco usual en las producciones europeas (es el mayor de los computados hasta la fecha en el país de La Marsellesa) y muchas horas de montaje y edición han dado como resultado una obra que goza de especial significado para el ex de Milla Jovovich; y en la que el orondo autor de Nikita, dura de matar ha invertido la energía acelerada de los pasados turbulentos.
LUC BESSON DESEMPOLVA SENSACIONES
Publicadas por primera vez en 1967, dentro de las páginas de la revista Pilote, las correrías del singular antihéroe nominado Valérian y de su compañera Laureline coparon las preferencias de miles de lectores, que buscaban con ansiedad los besos clandestinos de esos amantes del siglo XXVIII.
Ese ingrediente de romanticismo canalla, como de tango cósmico a base de láseres abrasivos, fue uno de los componentes primordiales para el éxito de las viñetas, mucho más activas que las de Barbarella y no tan ajenas a los problemas humanos como las de los superhéroes estadounidenses.
Christin diseñó a un Valérian con epidermis permeable a la vulnerabilidad, a los errores y a las derrotas asumibles. Mientras que a Laureline le otorgó el don de la rebeldía social, cual hechicera raptada del bosque de Arelaune en el siglo XI disfrazada de musa de mayo del 68.
Dos tipos tan distintos y complementarios no podían por menos que arrojar una atracción virulenta a base de bocadillos y viñetas, envueltos en las hazañas apasionantes de estos agentes del servicio espacio-temporal. Aunque tal afán por mantener la apariencia de verosimilitud en la desastrada pareja ocasionara más de un berrinche al comandante Arün Filitt.
Los jóvenes Dane DeHaan (Cruce de caminos) y Cara Delevigne (Ciudades de papel) son los encargados de prestar su físico a los explosivos Valérian y Laureline. Una decisión que Luc Besson tuvo muy clara desde antes de comenzar el rodaje. A su lado, el elenco se enriquece con la presencia de Ethan Hawke, John Goodman, Clive Owen y Rutger Hauer, entre otros.
No obstante, la colaboración que más interés ha despertado entre los aficionados es la que efectúa la cantante Rihanna. La estrella de Barbados no pudo lucir adecuadamente sus supuestas virtudes interpretativas en la irregular cinta Battleship, con lo que ahora prueba suerte a las órdenes de un señor con un palmarés comercial tan impresionante como el que acredita Luc Besson.
Desde la enloquecida El quinto elemento (1997), el cineasta galo no había tocado la ciencia ficción (algunos comentarios indican que parte de la culpa la tuvo James Cameron con el estreno de Avatar, ya que desanimó a LB en su intento por competir con semejante máquina de hacer dinero).
Un divorcio del género futurista que Valérian y la ciudad de los mil planetas bien puede dar por finiquitado…
