Laurie Anderson y el universo digital
La célebre artista estadounidense y el cineasta Hsin-Chien Huang hacen suya la cuarta planta de la Fundación Telefónica, con "Chalkroom": una impactante videoinstalación, en la que la pareja de creadores se cuestiona el futuro, visto a través de la tecnología multimedia.
Laurie Anderson parece discípula del hambre por conocer los diferentes artes de la vida, necesidades que estimularon la existencia de genios como Leonardo da Vinci.
La antigua pareja del cantante Lou Reed es una mujer con suficientes etapas y facetas artísticas, como para emular ligeramente la sabia rectora del maestro de La Gioconda: currículo de aventuras plásticas, que Laura Phillips Anderson ha desarrollado siempre con una singular energía, alumbrada por la experimentación extrema.
En las manos de la creadora estadounidense, las imágenes toman el peso específico de los pensamientos contundentes; los sonidos conforman sinfonías de deseos materializados; y las palabras entonan profecías telúricas, sobre futuros asfixiantes y reales.
Chalkroom, la videoinstalación albergada en el edificio capitalino de la Fundación Telefónica, maneja con precisión y holgura cada uno de los ingredientes descritos; para escenificar un figurado bosque de apasionante recorrido, en el que las manifestaciones escritas adquieren el poder de las balas fermentadas con los miedos eternos del ser humano.
La “habitación de tiza” proyectada por Anderson y Hsin-Chien Huang desvela parte de las obsesiones de estos amantes enloquecidos por la expresión audiovisual, a los que asaltan reflexiones de distopías anunciadas; y que se encargan de potenciar a base de letras fluorescentes sobre fondos oscuros, como si se tratara de una fábula siniestra concebida por la pluma de Perrault o de los Hermanos Grimm, convenientemente traducida al lenguaje de George Orwell y Ray Bradbury.
LAURIE ANDERSON INSUFLA MAGIA AL ENTORNO VIRTUAL
Las redes sociales, los dispositivos electrónicos, las comunicaciones binarias y la dependencia de la existencia virtual; estas coordenadas sellan con sus inspiraciones cada uno de los rincones de Chalkroom. Y lo que sale como resultado de tal diseño es una inmensa sala de lecturas diversas, en la que subyace el anhelo de poner el foco de atención hacia los abismos conceptuales a los que se dirigen los terrícolas en este tecnificado siglo XXI.
Las penumbras sugeridas por Anderson y Huang derrocan su minimalismo esotérico ante la propuesta inmersiva que las protagoniza; la cual intenta enfatizar las sorpresivas indagaciones sobre un tiempo venidero y cambiante, donde hasta las letras adquieren la piel mutante de las transformaciones exigidas.
Una de las características más llamativas de este trabajo conjunto de la compositora, poeta, dibujante, fotógrafa, cineasta, cantante, instrumentalista e inventora nacida en Chicago reside en la naturaleza camaleónica de la estructura que vertebra la videoinstalación, y que descubre enlaces determinantes con el mensaje kafkiano de las metamorfosis eternas e individualizadas.
Los dibujos y las historias de trazos casi infantiles que comprende Chalkroom no dejan de invitar a los espectadores a que imaginen su propio espacio de libertad virtual. Cualquier aspecto que ellos y ellas quieran otorgar a esta obra inmersiva es tan válido como el de los propios autores, quienes abogan por la pérdida de jerarquías de rango: todo se sucede con las reglas de la absoluta creatividad circundante.
Nota.- Chalkroom estará en la Fundación Telefónica de Madrid, hasta el próximo 13 de enero de 2019.
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