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Kenneth Branagh es un actor de corte clásico, apegado a las tradiciones escénicas heredadas de la dramaturgia shakespereana.
El protagonista de Frankenstein nunca ha escondido su gusto por la escuela británica, alicatada bajo el cielo raso de The Globe, y asentada en los recursos esgrimidos por las obras del bardo alumbrado en Stratford-upon-Avon. Unas consignas profesionales esculpidas a fuego dialogado, y a las que la estrella de Enrique V rinde tributo con cada gesto frente a la cámara; requiebro de dicción; y mirada al infinito de un plano.
Con tales elementos, el que fuera pareja sentimental de Emma Thompson ha diseñado su versión del icónico Hercule Poirot: el detective belga, que lideró algunos de los mejores relatos surgidos de la pluma de Agatha Christie. Relación bien cuidada, que el intérprete norirlandés inauguró en 2017, cuando estrenó la adaptación de la novela Asesinato en el Orient Express.
Dos años después, Branagh vuelve a la carga, como el orondo investigador de las células grises, con Muerte en el Nilo: una trama de búsqueda de una conspiración criminal en medio de un crucero de placer, el cual surca las aguas del río de los faraones.
El inteligente guion de Michael Green (Blade Runner 2049) pone en escena un relato cargado de misterio, animado con giros sorpresivos y determinantes.
Una historia que contagia intensidad, en la que colabora un elenco de rostros conocidos, entre los que sobresale la presencia de Gal Gadot (Wonder Woman); Armie Hammer (Call Me By Your Name); Rose Leslie (El último cazador de brujas); Annette Bening (La gaviota); Russell Brand (Arthur, el soltero de oro); Dawn French (Harry Potter y el prisionero de Azkaban); y Emma Mackey (Sex Education).
KENNETH BRANAGH NO ESCATIMA GESTUALIDAD
Ambientada en la primera mitad del pasado siglo XX, la trama de Muerte en el Nilo sucede en un barco turístico.
Este peculiar transporte surca las aguas del famoso río norteafricano, en torno a las que se asentó el imperio faraónico. Una atracción que pretenden disfrutar sus ilustres pasajeros.
Entre los participantes de esta aventura se encuentra el detective belga Hercule Poirot. Pero en el momento más inesperado, su habilidad para descubrir los asesinatos más complicados es puesta a prueba, cuando aparece el cuerpo sin vida de la elegante Linnet Ridgeway Doyle.
Los sospechosos son todos los ocupantes de la nave; sin embargo, el olfato del inteligente colaborador de Scotland Yard no se dejará engañar por las apariencias.
Branagh se enfrenta, como ya ocurrió con Asesinato en el Orient Express, a un buen puñado de versiones anteriores de Muerte en el Nilo. Aunque, quizás, la más recordada sea la que John Gullermin elaboró en 1978, con Peter Ustinov como Hercule Poirot.
Como es habitual en las novelas de Agatha Christie, el suspense criminal queda retratado en conjunción con un sutil y eficaz componente de crítica social, destinado a mostrar los defectos y el hedonismo de las clases privilegiadas británicas. Un mundo condenado a desaparecer en su sentido tradicional: final propiciado tras el desastre de la Primera Guerra Mundial, y la caída de la expansión colonial.
Nota: Muerte en el Nilo tiene prevista su fecha de estreno para el próximo 9 de octubre de 2020.
