José de Ribera deslumbra con sus dibujos

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José de Ribera, alias El Españoleto, afila el carboncillo y los difuminados para presidir una vasta exposición, en la que se pone de relieve su talento como dibujante.

El Museo del Prado de Madrid, en colaboración con la Fundación Focus y el Meadows Museum de Dallas, reúne cincuenta y cinco obras en papel del genial pintor de Játiva, las cuales forman parte del primer catalogo razonado sobre el creador valenciano dentro de esta faceta.

De los temas bíblicos a las anatomías nervudas y violentas, las imágenes exponen un mosaico de formas y cuerpos, que causaron la admiración de maestros tan venerados como Rembrandt.

José de Ribera se mostró muy inspirado por la escuela napolitana/ Foto: Museo del Prado
José de Ribera se mostró muy inspirado por la escuela napolitana/ Foto: Museo del Prado

Un barroco de arcilla y sudor transpira a través de los costillares y las muecas, mientras las figuras se quiebran en escorzos imposibles.

Si el espectador se acerca a las láminas sin vulnerar la distancia recomendada por las autoridades del museo, existe en el fondo una danza macabra de huesos entrechocando, como si los esqueletos descoyuntaran sus junturas, para fundirse con el vapor de la atmósfera.

En los dibujos de José de Ribera (Valencia, 1591- Nápoles, 1652) no hay sosiego ni adagios tranquilos, ya que la escena pierde su compostura por medio de cabezas errabundas y hambrientas de malestar, como sacadas de una fragua de Vulcano decorada en los lupanares de la vulnerabilidad humana.

Así, con la búsqueda constante de un Caravaggio de estudios imaginados, es como El Españoleto desarrolló su pasión coetánea con sus aclamados lienzos; una obsesión de láminas teñidas de transgresión, que le reportó la sabiduría visionaria de un tiempo de luces y sombras.

José de Ribera consiguió gran fama con sus dibujos, impresiones y grabados/ Foto: Museo del Prado
José de Ribera consiguió gran fama con sus dibujos, impresiones y grabados/ Foto: Museo del Prado

Siglos después de su ejecución, cincuenta y cinco de estas piezas -sustraídas a la realidad por el creador valenciano- congregan su particular aquelarre en el Museo del Prado de Madrid, para desvelar la cara menos conocida de un genio de los pinceles, que igualmente destacó con el grafito y el papel.

JOSÉ DE RIBERA, EN ESTADO PURO

De amplia tradición italiana, el trabajo de JdR supo empatizar con una época en la que los caballetes descendieron muchas veces al foso de los vicios y las deformidades.

El empeño del yerno del también pintor Giovanni Bernardino Azzolino por callejear constantemente -en pos de alcanzar una perspectiva que se alejara de las comodidades de los retratos cortesanos- le otorgó al Españoleto una singular riqueza en matices, capaz de vertebrar un sentido muy agudo para representar la psicología de los hombres y mujeres.

En los dibujos de José de Ribera hay una humanidad desbordante/ Foto: Museo del Prado
En los dibujos de José de Ribera hay una humanidad desbordante/ Foto: Museo del Prado

Esto hace que en las obras presentadas en la pinacoteca capitalina, la precisión deje paso a la sugerencia, la belleza a una fealdad voluntaria, y los paisajismos armónicos a tenebristas variaciones de los paraísos soñados.

Semejante batería de anatomías sublimadas, y de rasgos arrancados a rostros agrietados, es el imán invisible que hace que sea difícil apartar la mirada de la bestialidad salvaje de Sansón y Dalila, de los esfuerzos infatigables que protagoniza el hombre atado a un árbol, o de la penitencia mártir de un San Sebastián adormecido por las flechas asesinas, en pleno aceramiento de su musculatura.

Cuentan los estudiosos (entre los que destaca Gabriele Finaldi, director de la National Gallery de Londres) que José de Ribera apenas podía sostener el grafito en el momento de elaborar su última imagen conocida (fechada unos dos años antes de su muerte). Pero su esfuerzo fue suficiente para enlazar los trazos febriles de una adoración puesta al trasluz.

Este genio enérgico y determinante se convirtió a lo largo de su trayectoria en el mejor compañero para elevar supuestas disciplinas menores (como el aguafuerte y el dibujo), e introducirlas con todos los honores en la categoría de los testimonios sinceros, pertenecientes a unas centurias de hechizos ancestrales.

Nota: La exposición de José de Ribera estará en el Museo del Prado de Madrid hasta el próximo 19 de febrero de 2017.

José de Ribera es considerado por muchos como el antecesor de Goya y sus series de grabados/ Foto: Museo del Prado
José de Ribera es considerado por muchos como el antecesor de Goya y sus series de grabados/ Foto: Museo del Prado

Más información, entradas y horarios en

https://www.museodelprado.es

 

 

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