José Arroyo codifica más de una centuria en la historia de Zamora con recuerdos de cine

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El quinto título del escritor y periodista relata la historia del Séptimo Arte en su tierra natal, desde 1897 a 2011
El quinto título del escritor y periodista relata la historia del Séptimo Arte en su tierra natal, desde 1897 a 2011

Antes del fundido en negro, la gitana Violeta atisba sueños de emperatrices contemplada incesantemente por Los Ojos del Duero (Ocellum Duri); mientras, en los mismos ceñidos márgenes de paisajes románicos y pedregosos, Marian entona declaraciones de amor moribundo a un Robin Hood que, cansado y desilusionado con la justicia monárquica, intenta recuperar el honor perdido entre la frondosa flora del castillo de Villalonso…. Secuencias inolvidables de tragedias tormentosas, aliviadas con el tacto de un paño de seña bermeja, que la Semure visigoda o la Azemun musulmana ha vivido a ritmo de claquetas y grandes angulares, de grúas y atrezos asfixiantes, durante cerca de 25 lustros. Un tiempo de rosas y espinas, de glamur y politiqueo, de dioses pigmentados y muchachas de piernas interminables, de tijera y destape. Un arco existencial mediado por la ficción y las páginas de guiones magistrales, que el ilustre periodista y escritor José Arroyo Gago ha sintetizado (a posadera obligada de dos décadas de dedicación) en el libro Un siglo y pico de cine en Zamora (1897- 2011), cuya edición corre a cargo del propio autor, y que se puede adquirir en la dirección quijotedelapanza@ono.com. Esta vez adornado con el epígrafe de “sin censura previa” (para distinguirlo de otro producto del mismo creador castellano-leonés que antecedió al citado, injustamente mutilado por las consignas de mandamases provinciales).

Arroyo ha editado su obra después de un tiempo de peleas con la administración provincial
Arroyo ha editado su obra después de un tiempo de peleas con la administración provincial/ Photo Credits: José Arroyo

Este es el primer texto que se ha escrito sobre el Séptimo Arte en esta ciudad, y se ha hecho más con el corazón que con la cabeza, firmado por un zamorano que ama el cine desde que tiene uso de razón y que ama igualmente –aunque también odia, por ese querer- a todo lo que huela a patria chica”, explica Gago, entre las líneas prologales de un manual más humano que maquinalmente sesudo, más emocional que estadístico, más pasional que matemático.

"Celda 211" fue rodada en la antigua cárcel de Zamora
“Celda 211” fue rodada en la antigua cárcel de Zamora

El veterano redactor recuerda que, pese a lo histórico de las primeras proyecciones del invento de los Lumière acontecidas un 11 de septiembre de 1897 en el Teatro Principal, para él el hecho más importante relativo al cinematógrafo del que tiene constancia fue algo que poco tenía que ver con la industria audiovisual de una manera intrínseca. Narra don José que, cuando empezaba profesionalmente en los laberintos casi siempre retorcidos de la información, recaló en las arterias de Zamora un tipo orondo y de mirada penetrante, un Kane recién aterrizado de su lucha en La guerra de los mundos, un señor de apetencias oscuras (por lo menos en cuanto a la ropa) llamado Orson Welles. El incomparable actor y director estaba por las latitudes del feudo reconstruido por Fernando I de León en el siglo XI para asistir a una corrida de toros, fechada en el 10 de octubre de 1965. Y la simple presencia del cerebro de algunas de las mejores obras en formato de celuloide firmadas nunca jamás (de Campanadas a medianoche a Sed de mal) fue suficiente para que el entonces joven Pepe traspirase esencias de platós portentosos, y grabaciones con encuadres que no habrían desentonado en un cuadro de Caravaggio.

El recuerdo más especial que relata José fue la visita a la urbe de Orson Welles, en 1965
El recuerdo más especial que relata José fue la visita a la urbe de Orson Welles, en 1965

Ese juego, que salta con prestancia de la naturaleza de cuaderno de bitácora alojado en la buhardilla de la memoria a los datos constatados y comprobables, hace de la prosa de Un siglo y pico de… un viaje especialmente agradable, en el que el lector puede apearse en estaciones que llevan los nombres de largometrajes famosos, y que retoman las añoranzas de pretéritas proyecciones que ilustran la pluma del escritor, como una brújula en la que los puntos cardinales son los síntomas sensitivos de un costumbrismo de pinceladas profundas, como si Sorolla y Zuloaga se hubieran asociado para dotar de alma las amuralladas vivencias de Zamora.

"La quimera del oro" le da pie para bautizar uno de los capítulos del volumen impreso
“La quimera del oro” le da pie para bautizar uno de los capítulos del volumen impreso

Ocho secciones o capítulos conforman el Sunset Boulevard del quinto título en la carrera libresca del responsable de Mis personajes zamoranos favoritos, unas palmas sobre el pavimento de la nostalgia que bautizan su curso verbal como Tres cameos literarios, Una historia inmortal, El juego de Hollywood, Cinema Paradiso, La fábrica, La quimera del oro, El año que vivimos peligrosamente y I Centenario del Cine en Zamora o El Nuevo Motín de l@s Truch@s. En ellos, mediado por el reconocimiento de las figuras más relevantes en transportar la idiosincrasia del Séptimo Arte a la tierra del Palacio de doña Urraca y del Puente Nuevo de Piedra, JAG compone un fresco de anécdotas y ciuadanías notables, de NO-DO con espíritu unamoniano y celebridades de calado internacional.

"Robin y Marian" (Richard Lester, 1976) grabó parte de sus escenas en tierras zamoranas
“Robin y Marian” (Richard Lester, 1976) grabó parte de sus escenas en tierras zamoranas

Llama especial atención en el trabajo exhibido por José A. Gago esa querencia por mantener en la vertebración del volumen referencias directas a importantes filmes, conocidos por todos los amantes de la experiencia ante una pantalla blanca y un aparato de proyección. Así, de entre los capítulos, es fácil identificar Una historia inmortal con la homónima película de Orson Welles de 1968; El juego de Hollywood, con la crónica coral dirigida por Robert Altman en 1992; Cinema Paradiso, con su homóloga creación en celuloide de Giuseppe Tornatore en 1988; La fábrica, con la obra de Krzystof Kieslowski de 1970; La quimera del oro, con el largo de Charles Chaplin de 1925; y El año que vivimos peligrosamente, con la cinta de Peter Weir de 1982.

Gonzalo Suárez también usó los paisajes de la cuna de Arroyo para "Don Juan en los infiernos"
Gonzalo Suárez también usó los paisajes de la cuna de Arroyo para “Don Juan en los infiernos”

Sin embargo, lejos de lo llamativo de las nominaciones episódicas, el cuerpo del texto está compuesto por el homenaje a personalidades determinantes, héroes declarados con respecto a la instauración de la cultura a base de fotogramas en el otrora reinado medieval de Alfonso I de Asturias (intelectuales, gente del mundillo artístico, técnicos, directores, guionistas, empresarios e inmuebles destinados a ser salas de exhibición); individuos y lugares excepcionales con los que los vecinos del enclave castellano-leonés han podido disfrutar de sesiones de palomitas, y trasiego de ánimas paseando invisiblemente por el patio de butacas.

"Los paraísos perdidos" es otro de los filmes made in Zamora
“Los paraísos perdidos” es otro de los filmes made in Zamora

Quizá, el tono más o menos conciliador que ejerce José en la práctica totalidad de las páginas se torne más picante y hasta batallador en los capítulos finales. Esto se puede contemplar por ejemplo en La quimera del oro, cuando Gago hace constar los gritos más o menos altisonantes ante las exhibiciones de La condesa descalza o Gilda.

Diane Lane, la actriz preferida de Pepe
Diane Lane, la actriz preferida de Pepe

Aunque, si lo que el cliente busca es algo de sano cabreo, el apartado de I Centenario del Cine en Zamora es el que deja mayor constancia de la desilusión del escritor, sobre todo con determinadas autoridades de la provincia que le vio nacer. Más con tristeza de asunción a lo Albert Camus que con beligerancia a lo Zola, el fogueado periodista resalta: “En Zamora, también hay ricos y muchos pobres. Pero nadie comparte nada con nadie. Ninguno de ambos grupos sociales son el poder, la policía o el vagabundo Charlot”. Frases que le acercan más a La desolación de la quimera de Luis Cernuda que a la epopeya del genial Charles Chaplin, usada por el castellano para asaltar los vericuetos de la censura oficial.

Los escenarios desnudos de "El Sur" están tomados de lugares de la city limitada por el río Duero
Los escenarios desnudos de “El Sur” están tomados de lugares de la city limitada por el río Duero

Pero los golpes políticos afortunadamente no bajan el telón de Un siglo y pico de cine; es la fortaleza apasionada de este fiel seguidor de las bobinas y los focos llamado José Arroyo Gago lo que queda como protagonista absoluto de este argumento literario. Únicamente a ese ser animoso con miles de rostros y voces es al que otorga el papel de galán este fan de las movies; con él ha diseñado una estrella de emulsiones adictivas que le prendió hondo cuando cumplió dos años de edad (momento en que su padre le regaló el primer visionado de una película en pantalla grande).

Raquel Meller encarnó a una gitana en "Violetas imperiales", arropada por la fisonomía zamorana
Raquel Meller encarnó a una gitana en “Violetas imperiales”, arropada por la fisonomía zamorana

Más información y venta de ejemplares en la dirección de e-mail quijotedelapanza@ono.com

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