Jodie Foster es una mujer de carácter a prueba de bombas; dotada de una aguda inteligencia, que prioriza su espectacular resiliencia ante los obstáculos que le plantea el mercadeo del show business.
Hollywood es un mundo cruel de bellezas palpitantes y juveniles, donde cumplir años no es muy popular entre los directores de casting, a la hora de plantear la contratación de los intérpretes. Una máxima, que el machismo de la industria vuelve particularmente agresivo en el caso de las actrices.
Jodie Foster ha sufrido en sus carnes la marginación de los grandes estudios, hacia las estrellas que pasan de las cincuenta primaveras; pero, lejos de claudicar, la estadounidense ha encaminado su carrera hacia el terreno de la dirección y de las participaciones selectas delante de las cámaras, siempre en papeles que -según ella- le aportan un mínimo de reto profesional.
La otrora prostituta adolescente de Taxi Driver se ha hecho mayor, aunque su energía y solvencia dramática continúan intactas, a pesar del transcurso de las décadas.
Una vida en formato de celuloide que tiene en Hotel Artemis (no confundir con el homónimo inmueble situado en Ámsterdam) su más reciente exhibición.
El debutante cineasta Drew Pearce (conocido por ser el guionista de Iron Man 3) ha confiado en la protagonista de Acusados para encabezar el elenco artístico de su ópera prima: una cinta de ciencia ficción, en la que Jodie encarna a una misteriosa enfermera, que maneja un establecimiento hotelero destinado a los asesinos y delincuentes más buscados.
Sofia Boutella (La momia), Dave Bautista (Spectre), Jeff Goldblum (La mosca), Sterling K. Brown (Black Panther) y Zachary Quinto (Star Trek) son algunos de los peculiares inquilinos/pacientes con habitaciones reservadas en el activo inmueble angelino.
JODIE FOSTER HACE VALER LAS REGLAS
Un universo futuro, aunque sujeto a un pretendido realismo escénico, marca la evolución temática de Hotel Artemis.
Pearce (autor también del libreto) muestra una ciudad de Los Ángeles cercana al violento Detroit que construyó Paul Verhoeven para Robocop, y bastante alejada de las inspiraciones poéticas y reflexivas de Blade Runner. Y en ese decorado, voluntariamente caótico, es donde el creador novel desarrolla la acción del filme.
Un aparatoso atraco arranca la trama de la movie: golpe a un banco con tiros de por medio, en el que resulta herido Waikiki (Sterling K. Brown). El delincuente es llevado con urgencia por sus enmascarados compinches al Hotel Artemis, para que le atienda Jean Thomas (Jodie Foster).
Una vez allí, la historia se queda atrapada en las habitaciones del edificio; celdas diseñadas a partir de una canción de The Doors (Five to One), que dan cobijo a la criminalidad más buscada y sanguinaria de la urbe californiana.
Tal fauna de hombres y mujeres exige a Jean Thomas el mantenimiento de un rígido código de actitud, de necesario cumplimiento. Un manual de convivencia que se materializa en: no insultar al personal, no llevar armas, y no matar a otros pacientes.
Drew Perace utiliza estas reglas, inspiradas ligeramente en las de El club de la lucha, para idear con ello a un sinfín de situaciones humorísticas, que dan pie a un desborde de efectos especiales de factura más que notable. Esto otorga a la película una apariencia de thriller anfetamínico, el cual no pierde la ocasión para incorporar sutilmente elementos de géneros como el la ciencia ficción verosímil y el del western urbano.
Nota.- Hotel Artemis tiene previsto su estreno en la salas estadounidenses para el próximo 8 de junio de 2018.
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Tráiler oficial de Hotel Artemis, por Global Road Entertainment