Idomeneo humaniza el Real
El coliseo madrileño del bel canto estrena la ópera "Idomeneo, Re di Creta", ideada por Mozart. Un montaje donde Robert Carsen apuesta por la identificación escénica con la Europa actual de la crisis de los refugiados.
Idomeneo siempre fue un continuo objeto de perfeccionamiento para Wolfgang Amadeus Mozart.
La ópera sufrió diversas modificaciones a lo largo de la existencia del compositor nacido en Salzburgo, y al final surgió una obra especial y diferente, donde el eléctrico sentido de la dramaturgia equilibraba la balanza con la esmerada y revolucionaria parte musical.
Robert Carsen (Director escénico) e Ivor Bolton (Director musical) han sabido comprender que lo esencial del libreto de Mozart reside en cada una de las piezas que conforman el cuerpo vertiginoso de Idomeneo, Re di Creta; motivo por el han procedido a ensamblarlas con peculiar aprecio por los detalles, y las identificaciones universalistas e intemporales. Un ejercicio de notable orfebrería creativa que, pese a respetar el espíritu original de las partituras, alimenta su discurso con una clara actualización de sus referencias humanas y decorativas.
La necesidad de integrar un toque de la época presente al universo pergeñado por el autor de La flauta mágica revela la hondura y adaptabilidad de una creación que trasciende a los siglos, y que puede fácilmente trasmutar las hojas de acanto de la Grecia clásica, en las abismales y mortuorias aguas del Mediterráneo de los nautas a la deriva por sus propias expectativas vitales.
Cerca de doscientos participantes (entre figurantes y actores con papel) llenan el escenario del Teatro Real como una singular y suplicante marea humana, donde la importancia narrativa está en lo que sucede en los cuerpos y coreografías que estos ejecutan; mientras los personajes dirimen sus cuitas en una Creta asolada por la tragedia y el fantasma de la destrucción, imantada figuradamente por las guerras tecnológicas del tercer milenio.
IDOMENEO ENTONA UN DISCURSO A FAVOR DEL ENTENDIMIENTO
En medio de una situación política y humanitaria asfixiante y deprimente, Robert Carsen introduce las crisis de los desplazados por los conflictos bélicos y la hambruna al interior del coliseo madrileño del bel canto; acompañadas por los sones determinantes y cristalinos de épicos clarinetes, y por la lírica acentuada de los instrumentos de viento (sección a la que Mozart otorgó un protagonismo inusitado en las partituras).
De esta manera, la Creta de Idomeneo metamorfosea su arquitectura victoriosa en las vulnerables ataduras burocráticas de una Europa incapaz de encontrar soluciones a la llegada masiva de personas, las cuales huyen de la muerte en sus países.
Los figurantes del montaje de Crasen entonan el deambular de los citados y anónimos seres con los ropajes de falsos troyanos tomados como rehenes tras el triunfo heleno, para reclamar un mínimo de comprensión por parte de la isla que ha derrotado a las fuerzas de Príamo, Paris y Héctor.
¿Puede el amor secreto mantenido por Idamante (el hijo sentenciado de Idomeneo) y la bella Illia superar los obstáculos, y diseñar un hogar próspero para acoger a los desplazados por la guerra? Esta pregunta pivota por cada uno de los actos y escenas de Idomeneo, Re di Creta; como si fuera un perpetuo deseo de concordia futura.
Un especial mensaje sin trabas temporales, al que ponen su timbre, dicción y sentimiento Eric Culter (Idomeneo), Jeremy Oveden (Idomeneo), David Portillo (Idamante), Anicio Zorzi (Idamante), Anett Fritsch (Illia), Sabina Puértolas (Illia), Eleonora Buratto (Electra), Hulkar Sabirova (Electra), Benjamin Hulett (Arbace), Krystian Adam (Arbace), Oliver Johnston (El gran sacerdote de Neptuno) y Alexander Tsymbalyuk (La voz de Neptuno).
Nota.- Idomeneo, Re di Creta estará en el Teatro Real, del 19 de febrero al 1 de marzo de 2019.
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