Hugh Jackman publicó hace unas semanas en las redes sociales unas fotos en las que aparecía caracterizado como Robin Hood. El actor australiano posaba en las imágenes con un bigote de considerables dimensiones y un corte de pelo algo tosco, todo para hacer creíble su transformación en el héroe legendario del bosque de Sherwood, dentro del film The Death of Robin Hood.
El director Michael Sarnoski (Un lugar tranquilo: día 1) es el responsable del regreso del mítico personaje medieval que luchó en la tercera cruzada, y que robaba a los ricos para dárselo a los pobres; el cual surgió del folclore británico como un reclamo de justiciero comprometido con los que más sufrían el yugo de los gobiernos despóticos de la época de Ricardo y Juan Plantagenet.
Los estudios levantados en Belfast, Irlanda del Norte, están sirviendo al nutrido equipo de The Death of Robin Hood para montar una trama ambientada en la primera década del siglo XIII, cuando Robin de Locksley se encuentra en plena lucha. Abandonado por sus compañeros, el certero arquero inglés es herido de gravedad; pero una monja misteriosa le ayuda a aferrarse a la vida y así burlar a la muerte. Esta es la base del argumento de una película que, según declaraciones de Michael Sarnoski, tiene el propósito de dar una visión más oscura y perversa del fiel seguidor de la causa del rey Ricardo Corazón de León.
Hugh Jackman es el actor escogido para dotar de físico a un Robin Hood vencido por el tiempo y amortiguado por los litros de sangre derramada en multitud de campos de batalla.
El intérprete australiano tiene el objetivo de potenciar el lado menos amable de un personaje admirado por generaciones enteras de espectadores, desde que Errol Flynn lo transformara en el héroe medieval por excelencia, a través de la genial cinta Robin de los bosques (Michael Curtiz, 1938).
HUGH JACKMAN OPTA POR NO VESTIR LAS AJUSTADAS ROPAS VERDES QUE POPULARIZÓ ERROL FLYNN EN EL LARGOMETRAJE DE 1938
La simpatía constante desbordada por el inolvidable Errol Flynn no estará presente en The Death of Robin Hood, ya que se trata de un relato más crepuscular que enérgico y esperanzador.
Este enfoque -en sombra y grisáceo- coincide en esencia con el planteado por Ridley Scott en la movie Robin Hood, de 2010. En esa ocasión, el responsable de Los duelistas exhibió las cicatrices de un arquero en horas bajas, que regresaba a su hogar en Inglaterra con las sensaciones amargas de los soldados desolados por los contextos moribundos; un papel que hizo suyo el pétreo Russell Crowe.
Las obras de Scott y de Sarnoski siguen sendas similares de colores apagados, posicionamientos artísticos que tienen su referente cinematográfico en la impactante caracterización de Sean Connery, en Robin y Marian (Richard Lester, 1976). Un romántico acercamiento al justiciero de Sherwood en su etapa cercana a la ancianidad, que contaba con la ternura excelsa de una lady Marian retratada por la convincente y sensitiva Audrey Hepburn.
Lyrical Media y Ryder Picture Company son las productoras que han hecho posible este viaje en sepia de Michael Sarnoski a los dominios humanos del mítico fuera de la ley conocido como Robin Hood, un paseo por el folclore aventurero que se une a las múltiples caras que el forajido ubicado en Sherwood ha presentado a lo largo del tiempo.
Junto a Jackman, la actriz británica Jodie Comer (El último duelo) comparece como la mujer que rescata al protagonista de la muerte segura a la que estaba destinado en el arranque de la historia. La intérprete de Killing Eve se mete de lleno en el rol de esta atrayente y aislada lady, quien se encuentra muy lejos de la aguerrida y elocuente Marian.
Por su lado, Bill Skarsgard (El cuervo) también goza de un papel destacado en The Death of Robin Hood, probablemente en la piel del antagonista del esforzado y algo agrietado arquero inglés.
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