George Clooney pone precio a las cabezas de los traficantes nazis de Arte
Entre 1939 y 1945, los cuentos de terror saltaron de las páginas de los libros a la realidad más cercana. La guerra mundial, con la que las hordas hitlerianas procuraron dominar el mundo al son del paso de la oca, dejó millones de muertos en las cunetas de los campos y las ciudades; a la vez que resquebrajó los cimientos de una Europa pintada con cenizas y escombros. Y en medio de ese Infierno de diablos uniformados, las obras de arte asistieron calladas y lacrimosas al galope de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, escondidas tras sus tinturas y su supuesta inmortalidad. Cuentan las hemerotecas que, una vez consciente de su derrota, el proclamado Führer ordenó borrar del mapa El Louvre, los Campos Eliseos, El Arco del Triunfo y la Torre Eiffel de París. Sin embargo, la cordura de última hora de unos pocos de sus secuaces impidieron tal despropósito, totalmente relacionado con la actuación de un gobernante sociópata.
No obstante, muchos de los oficiales del ejército del Tercer Reich no eran ajenos a la valía de los objetos ubicados en los regios salones de las pinacotecas y palacios que conquistaron. Motivo por el cual, como dictadores de rodillo, robaron a manos llenas las imágenes de los maestros renacentistas, de los visionarios barrocos y los espiritualistas góticos. Aunque el plan no les salió como preveían, ya que los aliados pusieron el antídoto a sus acciones con la construcción de la MFAA (Monuments, Fine Arts and Archives): un cuerpo castrense compuesto por profesores, historiadores, artistas, restauradores y comisarios, que consiguió salvar del expolio un total de cinco millones de cuadros, dibujos, documentos, incunables y esculturas. Selecta división de héroes a la que George Clooney dedica The Monuments Men: su última aventura cinematográfica en calidad de director y protagonista, que llegará a las salas el próximo 7 de febrero de 2014.
Caza y captura de los ladrones con medallas
El homónimo libro escrito por Robert M. Edsel y Bret Witter sirve de base argumental a esta intensa película, que cuenta con una más que esforzada adaptación de los hechos acaecidos, a cargo de la estrella de la serie Urgencias y de su colega Grant Heslov (quien fue el autor de los libretos de Los idus de marzo y Buenas noches, y buena suerte). Ambos realizan un ejercicio de arqueología contemporánea, para acercarse a la existencia del citado y nutrido grupo de hombres y mujeres (según los anales, fueron en torno a 345, pertenecientes a 13 países distintos) que consiguieron dejar más o menos intactos los museos y archivos más importantes de las zonas ocupadas por los nacionalsocialistas.
No obstante, y para acotar el campo, Clooney ha seleccionado un conjunto de siete personajes, con el fin de hacer extensible su tributo a todos los miembros de la mítica MFAA. Una formación con estudios universitarios y basta cultura visual que lideraba el laureado teniente coronel -de la reserva de la armada de USA- llamado Geroge Stout (papel que encarna GC).
Este hombre, graduado con honores por la universidad de Harvard, fue un verdadero acicate para impedir el enriquecimiento fraudulento de los seguidores de Herr Adolph H. Suya fue la idea de montar un particular equipo de ayudantes efectivos, quienes -sin mucha práctica en la lucha cuerpo a cuerpo- se pusieron en marcha para descubrir el rastro de las imágenes y volúmenes perdidos durante el conflicto bélico.
De Normandía a Caen, de Maastricht a Aachen, de Siegen a Heilbornn, de Colonia a la Alta Alsacia… Conforme las tropas aliadas ganaban terreno a las de la cruz gamada, estos amantes de la belleza producida por pinceles y plintos capturaban a los infractores, y restauraban los fondos sustraídos a las instituciones saqueadas.
Junto a Stout, el teniente comandante James J. Rorimer (el cual posee en la movie el físico de Matt Damon) puso su grano de arena para que la labor de los siete defensores de la legalidad saliera más que airosa, en su breve curso de existencia (mucho más agravada su situación con la destrucción de los combates y la bestialidad del genocidio perpetrado en los campos de exterminio).
No obstante, pese a lo novedoso del tema, el cine ya se había acercado a una trama similar en 1970, con el largometraje en clave de comedia titulado Los violentos de Kelly, de Brian G. Hutton. Aunque, en ese caso, los integrantes del elenco mostraban una picardía que no presentan los concienciados universitarios de The Monuments Men.
Más información en http://www.monumentsmenmovie.com