Felicity Jones y Eddie Redmayne confirmaron su química en la premiada película La teoría del todo.
En esa cinta, la joven actriz de Un monstruo viene a verme daba vida a la esposa del científico Stephen Hawking, a quien ponía su físico el sobresaliente Redmayne.
Cinco años después de la citada experiencia profesional, los dos vuelven a coincidir en The Aeronauts: una producción de aventuras ejecutadas en los cielos, donde Jones caracteriza a una arriesgada piloto de globos aerostáticos, y ER se mete en la piel del científico y experto en meteorología James Glaisher.
El londinense Tom Harper (Wild Rose) es el responsable de esta obra ambientada en la Inglaterra de finales del siglo XIX, que cuenta con escenas rodadas con la técnica IMAX, y a la que los expertos le echan en cara la inexplicable desaparición del personaje de Henry Coxwell (el científico que verdaderamente acompañó a Glaisher en el citado viaje).
La cuidada recreación decimonónica, propiciada por la financiación de Amazon Studios, permitirá a los espectadores retrotraerse a la época en la comenzaban a avanzar la Metereological Society y la Aeronautical Society of Great Britain.
El espíritu de hazaña cercana a la proeza, no exenta del debido sentimiento épico, inunda las páginas del guion elaborado por Tom Harper y Jack Thorne (La materia oscura); en un ejercicio de continuas contradicciones entre la diferente concepción de género (personificadas en la enérgica Amelia Wren y el introspectivo James Glaisher), y de los signos inequívocos del cambio de concepción social que se avecinaba a nivel planetario.
FELICITY JONES TOMA EJEMPLO DE LAS PIONERAS DE LA AVENTURA
La acción del largometraje comienza con el proyecto de exploración ideado por el científico James Glaisher: un individuo obsesionado con investigar los cambios de la meteorología en distintas partes del mundo, y diferentes capas atmosféricas. Para ello, el experto en mediciones de temperatura propone un traslado en globo aerostático, desde el que poder sacar conclusiones determinantes en posiciones más elevadas.
A falta de mejor solución, Glaisher debe contratar los servicios de la singular Amelia Wren y de su nave (el Daredevil); y juntos se embarcan en una travesía por la que pocos apuestan, y que al final generará resultados sorprendentes (tanto científicos como emocionales).
Tom Harper explota la baza de la espectacularidad paisajística, y de los encontronazos habilitados por una concepción de comedia romántica que intenta recuperar las sensaciones de My Fair Lady. Con ello, el director de la serie Guerra y paz diseña una fórmula que procura sorprender, a través de la profundidad psicológica de los personajes principales y de las tomas acrobáticas.
Espacios tan conocidos como la Bodleian Library de Oxford y Greenwich se mezclan con los imaginativos decorados elaborados en los West London Film Studios. Un especial universo de colores atrayentes, donde el espíritu de los pioneros de distintas disciplinas impone su ley y sus sueños visionarios, siempre suspendidos de las nubes que les acompañan.
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