Danny Boyle sube a las alturas
En 2009, el realizador birtánico de 28 días después -nacido en Manchester, en 1956- arrasó en la ceremonia de los Oscar con su epopeya india Slumdog Millionaire. Antes del certamen, pocos daban como favorita a una cinta que había costado menos de la mitad que muchas de las nominadas; pero el éxito fue fulminante. Aunque Boyle es de los que sabe cómo llamar la atención con sus obras en formato de celuloide, aunque el presupuesto esté más que ajustado.
Precisamente, a esa etapa de hamburguesas en los restaurantes de comidas rápidas y conceptos underground bien aprendidos cámara en mano pertenecen dos de los mejores y más reconocidos títulos de la filmografía de este compatriota de la reina Isabel II: Tumba abierta (1994) y la mediática y suburbial Trainspotting (1996). Ayudado sobremanera por la fotogenia de su actor fetiche en esas fechas –el escocés Ewan McGregor- Boyle desplegó la mayor parte de su capacidad visual y sonora, para tratar los retorcidos mecanismos de unos jóvenes –yupies consentidos en la primera y pandilleros nihilistas en la segunda- perdidos en una sociedad basada en la opulencia y la superficialidad. Este díptico representa, después del tiempo transcurrido y de las películas grabadas con el ojo experto del isleño, lo más señero en el currículum del autor de Una historia diferente; una pareja de cintas que concretó por sí misma la calidad urbana de una cinematografía que aún seguía rebuscando entre los restos del Free Cinema.
Mucho ha llovido desde entonces para el creador, cuyos vaivenes profesionales le han llevado a conocer el fracaso (La playa, Una historia diferente) y la popularidad de los taquillazos con más beneficios que gastos (28 días después y Sunshine). Su nueva apuesta -que sigue una aventura real- le transporta a lo más alto de una montaña en Utah (USA), donde un hombre tuvo que sobrevivir allí solo –en condiciones muy extremas- durante un período bastante extenso.
127 Horas es el gráfico nombre bajo el que se cubre este guión, que reproduce en imágenes el libro original- del autor Aaron Ralston- Between A Rock And A Hard Place. Ralston presta su pesadilla aplastada por el sol para que el personaje principal del largometraje de Boyle -que conserva la identidad del escalador- sufra de lo suyo intentando no sucumbir ante las adversidades; y eso a pesar de contar con unas vistas de excepción. James Franco (el amigo de Peter Parker en Spider-Man) da vida al montañero; y encabeza un elenco artístico en el que también dejan su presencia -entre otros- Kate Mara, Amber Tamblyn y Treat Williams.