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Dan Stevens protagoniza el thriller Apostle: una película que dirige el activo Gareth Evans (The Raid), sobre un hombre que intenta rescatar a su hermana de las garras de una macabra comunidad religiosa.
El rodaje comenzó el pasado mes de mayo en tierras galesas, y cuenta con el apoyo financiero de Netflix, XYZ Films, Seven Screen y One More One Productions (la compañía fundada por Evans).
Michael Sheen (Lejos del mundanal ruido) y Lucy Boynton (Rebelde entre el centeno) completan el elenco interpretativo de esta extraña y enloquecida historia, ambientada a principios del siglo XX.
Las sectas, y su capacidad para borrar cualquier rastro de cordura en sus militantes, han sido objeto de múltiples argumentos cinematográficos, normalmente sorteados con una mezcla de thriller policiaco y psicológico de intenciones electrizantes.
En ese territorio de tenebrosas trascendencias, Paul Thomas Anderson situó su filme The Master (2012); en el que Joaquin Phoenix daba vida a un individuo violento, que encontraba en un gurú espiritual -encarnado por Philip Seymour Hoffman- el motivo de su existencia.
Una línea similar es la que parece proponer Gareth Evans, quien levanta el guion de Apostle sobre las movedizas extensiones de las personalidades cambiantes, y los juegos de espejos trucados.
Ambientada en 1905, la trama de la película comienza cuando un hombre llamado Thomas Richardson llega a una isla remota, con el propósito de localizar a su hermana secuestrada. Los miembros de la misteriosa secta habían solicitado previamente un rescate al incauto brother, pero los intereses de la fantasmal organización van mucho más allá de los meramente dinerarios.
DAN STEVENS, UN ACTOR CON MÚLTIPLES REGISTROS
Tras escribir el libreto de Apostle, el director Gareth Evans se puso a buscar afanosamente a un profesional de las cámaras y los escenarios, que acreditara el suficiente caché como para propulsar el proyecto y a la vez fuera el motor dramático de la obra.
La clave de la elección final estuvo en la serie Legión, donde Dan Stevens ofrecía una caracterización con un sinfín de registros, en la piel del desquiciado David Haller. El trabajo del británico, sumado a otras de sus apariciones en filmes del pelaje agresivo de The Guest, convenció al responsable de The Raid (movie de culto entre los aficionados a las artes marciales indonesias) para mandarle el guion de la cinta que tenía en mente.
La respuesta de Stevens fue casi inmediata, y su sincero interés por protagonizar el futuro largometraje de GE ayudó poderosamente a que las inversiones necesarias se materializaran de manera más rápida.
Conocido a raíz de su papel de Matthew Crawley, en la serie Downton Abbey, DS ha ido componiendo su carrera con vaivenes un tanto impulsivos entre el cine de masas (La bella y la bestia) y las películas de bajos presupuestos: creaciones de arte y ensayo, con posibilidades habitualmente inmejorables para probar los límites interpretativos.
De esta manera, el confundido superhéroe de Legión ha conformado un currículo sorpresivo y estimulante; en el que Apostle supone un paso más en el reto particular de este isleño, por hacerse un actor de peso en el horizonte del séptimo arte.
A las órdenes de Evans, Dan Stevens ha conseguido vestir un rol que modifica sus patrones esenciales de conducta a lo largo de la historia, sometido a unas tensiones que sacan de él lo mejor y lo peor a través de las éticas acomodaticias.
Un auténtico maratón escénico, donde el súbdito de Isabel II se ha visto animado a fortalecer sus virtudes dramáticas, y a ponerlas sobre el tapete con la ficción como único comodín.
